Stanford Bank Venezuela anunció el martes que solicitó a la Superintendencia de Bancos y otras instituciones Financieras (Sudeban) un representante permanente en su junta directiva para transmitir tranquilidad a sus clientes, y aclaró que no consolida sus balances con las entidades del mismo nombre en el exterior.
El banco en Venezuela emitió un comunicado luego de que la Comisión de Valores de Estados Unidos acusara el martes al multimillonario texano Allen Stanford y a dos ejecutivos de Stanford Financial Group de vender fraudulentamente 8.000 millones de dólares en certificados en un esquema que involucraba operaciones desde Texas hasta Antigua, indica Reuters.
«La junta directiva de Stanford Bank Venezuela S.A., Banco Comercial informa a la opinión pública en general que es una institución cuyos activos consisten en préstamos a clientes venezolanos y cuenta con una cartera de títulos valores de empresas venezolanas«, dijo la nota emitida por el pequeño banco.
La entidad aclaró que no posee inversiones en títulos valores en el extranjero, que no consolida con el resto de las entidades a nivel internacional y que es supervisada por la Superintendencia de Bancos y otras instituciones Financieras (Sudeban).
«Para ofrecer una mayor tranquilidad a sus clientes, Stanford Bank ha solicitado a la Superintendencia de bancos un representante permanente en su Junta Directiva, a los fines de ofrecer una mayor transparencia a sus usuarios», agregó el comunicado.
Un portavoz de la entidad dijo a Reuters que los clientes de Stanford Group Asesores de Inversion, empresa independendiente del banco que canaliza inversiones hacia el exterior, están siendo atendidos para tratar de aclarar las dudas sobre la situación de Stanford a nivel internacional.
La Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC por su sigla en inglés) dijo que estaba denunciando «un fraude de magnitudes impactantes que ha extendido sus tentáculos alrededor del mundo».
En tanto, Stanford Financial dijo que aún estaba en funcionamiento pero «bajo el gerenciamiento de un síndico», según un papel pegado con cinta en la puerta de las oficinas de Houston.
Según la demanda de la SEC, Stanford vendió los certificados de depósitos prometiendo altos retornos que excedían las tasas disponibles a través de certificados reales ofrecidos por bancos tradicionales.
El multimillonario habría vendido certificados de depósitos en manos del Stanford International Bank (SIB), con sede en Antigua, prometiendo retornos superiores al 8 por ciento.
SIB tiene 30.000 clientes en 131 países y administra activos por 8.500 millones de dólares, una buena parte de los 50.000 millones que el grupo en su conjunto dice tener.
La denuncia detalla que un 90 por ciento del portfolio de SIB se encontraba en una «caja negra» a la que no podían acceder reguladores, y a la que sólo Allen Stanford y su asesor James Davis, también acusado, podían acceder.