Días atrás circuló por distintas redes sociales buena parte de una entrevista que ofreciera el exdiputado Juan Guaidó al prestigioso diario español EL PAÍS, donde destacan interesadas omisiones, medias verdades y mentiras. Una vez más Guaidó se burla de la inteligencia del pueblo venezolano.
El entrevistador, quien evidentemente conoce aspectos íntimos de la vida de Juan Guaidó le pregunta si “¿continúa teniendo asistencia espiritual?”. Guaidó se hace el “cándido” y responde si se refieren a un cura? El entrevistador de manera clara y directa le dice que “NO”, un médium o un adivino. La respuesta de Juan Gerardo Guaidó no es más que otra burla más: -“No me acuerdo”. Inmediatamente su asesora interviene para recordarle que habló de un chamán que le adivinaba el futuro en un artículo de The New Yorker. Finalmente, Guaidó termina admitiendo: – “Ah, sí, era un amigo”.
La entrevista continúa y le plantean otra interrogante: – “Le ha asegurado su amigo que va a ser presidente de Venezuela de verdad?”. Guaidó le responde: – “Tengo tiempo sin hablar con él “. Seguidamente lleva la entrevista en otra dirección sin sentido y contenido como suele hacer siempre.
El exdiputado opositor Juan Guaidó, en entrevista con EL PAÍS, contestó algunas preguntas para el medio español, que compartimos a continuación:
P. ¿Y si no ganase usted las primarias se presentaría como candidato independiente?
R. No, no. No podría pasar eso. Al que gane la primaria todos tienen que apoyarlo. Lo que enfrentamos es complejo y difícil.
P. Y debería haber un acuerdo de gobernabilidad con la oposición e incluso con el chavismo…
R. Tiene que haber un acuerdo de no reelección y garantizar alternabilidad. Esa es la transición.
P. ¿Qué lugar ocupan para usted las negociaciones del chavismo con la oposición en México y su eventual reactivación?
R. Mi expectativa es lograr un acuerdo que fije fecha para elección presidencial. No que se diga que es en el año 2024 o antes. No, que se diga el día exacto.
P. ¿Qué errores ha cometido usted en estos años?
R. Materiales, muchos. Hay algunos forzados y otros no forzados, como en el tenis. No podemos permitirnos los errores no forzados.
P. ¿De qué países le ha faltado el apoyo?
R. No hemos tenido el apoyo que deberíamos de las multilaterales, como la ONU.
P. ¿Se ha sentido traicionado por Washington? ¿Le avisaron en marzo de que una delegación estadounidense llegaba a Caracas para reunirse con Maduro?
R. Me avisaron cuando estaban aquí. No me he sentido traicionado. Ellos han sido claros en sus objetivos.
P. Hay mucha crítica interna. El Gobierno interino, dicen, sirve para mantener burocracia, pagar a personal, que se volvió un fin en sí mismo.
R. Invertir en el andamiaje por el cual se sostiene un Gobierno democrático, o en resistencia como es nuestro caso, es inversión en democracia.
P. ¿Podría renunciar y que otra persona agarrara la presidencia interina?
R. Eso es muy complejo. No lo veo factible.
P. ¿Sigue teniendo asistencia espiritual?
R. ¿Un cura?
P. No, un médium, un adivino.
R. No me acuerdo… [Su asesora interviene para recordarle que habló de un chamán que le adivinaba el futuro en un artículo de The New Yorker]. Ah, sí, era un amigo.
P. ¿Le ha augurado su amigo que va a ser presidente de Venezuela de verdad?
R. Tengo tiempo sin hablar con él. Eso lo decidirá el pueblo de Venezuela. Pero te voy a ser sincero: he llegado mucho más lejos de lo que imaginaba en la vida. Mi aspiración de vida ya hace bastante tiempo que la superé. En los libros de historia tendrán que poner asteriscos, pies de página gigantescos, explicaciones larguísimas, pero siempre dirán que fui presidente de Venezuela.
Pero, ¿Quién es el brujo, chamán o adivino?
Se trata de Marco Antonio Quiñones Gómez, quien es babalawo de la santería afrocubano y cocinero. Una vez más, Guaidó termina pareciéndose y coincidiendo con Hugo Chávez en preferencias, estilos y creencias.
Marco Antonio es hermano del exdiputado suplente Marco Aurelio Quiñones, miembro del círculo cero de Guaidó y uno de los principales protagonistas de la planificación del desembarco de un grupo de mercenarios en la costa de La Guaira, operación comandada por el narcotraficante y general Clíver Alcalá Cordones.
Marco Antonio inició años atrás estudios de derecho en la Universidad Santamaría, en Venezuela, que nunca concluyó, al igual que su hermano Marco Aurelio, quien tampoco concluyó sus estudios superiores en la Universidad Central de Venezuela. Se trata de un esquema que repiten los tres hermanos Quiñones. Marco Augusto, el tercero de los hermanos, no es la excepción, tal vez heredada de su padre, Homero.
Marco Antonio Quiñones -el mayor de los tres- cursó estudios culinarios en la prestigiosa escuela Le Cordon Bleu de Madrid, donde solo logró concluir 3 módulos de 4, de 3 meses cada uno, lo que le impidió obtener el título de Master. Quiñones se inscribió en la cara escuela de cocina, imitando e inspirado en los hijos de la elite chavista en Venezuela, y siguiendo también los pasos del hijo primogénito de su padrino, el exgobernador Antonio Barreto Sira, joven que falleció años atrás en un trágico accidente.
Otro dato interesante es que Marco Antonio cursó estudios junto a su entonces concubina Fabianny Evans, quien sí concluyó el Máster en pastelería francesa. Ambos procrearon una hija. La joven Evans es militante del PSUV, fue administradora de la alcaldía de la ciudad Anaco durante la gestión del alcalde Francisco Solórzano y actualmente está casada con el ciudadano de origen chileno Jorge Enrique Álvarez, perpetuo asistente de Jorge Arreaza, exyerno de Hugo Chávez. Uno de los secretos mejor guardados del chavismo es la gestión que realizó Álvarez cuando Chávez estaba agonizante, para que firmara la designación de Nicolás Maduro como sucesor, una historia que quizás sea motivo de otro capítulo.
Álvarez era supuestamente uno de los confidentes del periodista venezolano Nelson Bocaranda, cuando se filtraban a la prensa informaciones confidenciales sobre el estado de salud de Chávez. Actualmente Fabianny regenta una pastelería francesa a todo dar, en el este de Caracas, que le instaló su esposo chileno.
Padrino de Roland Carreño y la cúpula de Voluntad Popular
Marco Antonio Quiñones se convirtió en amigo íntimo de Juan Guaidó y su “padrino” de religión. Además de consultarle el futuro con el oráculo de Ifá al “interino”, le hacía todo tipo de encantamientos y hechizos, participaba activamente en sus actividades políticas de calle y le cocinaba platos gourmet españoles, su especialidad.
Marco Antonio y su actual esposa se convirtieron en íntimos e inseparables de la pareja Guaidó-Rosales. La plana mayor del partido Voluntad Popular se consultaba el futuro con Quiñones. Uno de ellos era Roland Carreño, quien aún permanece preso. Los dólares fluían a manos llenas y los Quiñones celebraban por adelantado la designación de Marco Aurelio como próximo gobernador de Anzoátegui. Al final, solo fueron quimeras. Lo único que sobrevive es el delivery de comida española Don Madrid, en Caracas, de Marco Antonio.
De tal palo tal astilla
No muchos recuerdan que Marco Antonio fue empleado de la entidad estatal Venezolana de Turismo (Venetur) y militante del PSUV, mientras que su padre fue candidato chavista para la alcaldía de Anaco.
El pasado político de los Quiñones es un pesado lastre, que, sin embargo, no ha sido impedimento para que Marco Aurelio haya logrado acceso a lucrativos negocios, viajes a cuerpo de rey y hasta la posibilidad de meter la mano en la botija de la empresa Monomeros; además de intimar con el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro y con el expresidente colombiano Iván Duque; dedicándose a captar también financiamiento de sujetos de narcotraficantes, como el “capo” Biagio Garófalo, para las actividades políticas de Guaidó.
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