Todo comenzó en la segunda mitad del siglo XVIII. Por aquel tiempo, tanto Europa como los Estados Unidos (EEUU) estaban viviendo procesos políticos de gran significación. En ambos casos, diferentes sectores se habían rebelado contra el orden monárquico establecido.
En los Estados Unidos, se libraba por aquellos años la guerra por la independencia. Recordemos que los EEUU era una colonia de la corona británica. Luego de una encarnizada guerra entre colonos o patriotas y la Gran Bretaña, en el año 1776, los victoriosos patriotas americanos declaran su independencia (Declaration of Independence) del imperio británico. Aun cuando este manifiesto no constituía una declaración específica sobre los derechos humanos, si contenía elementos importantes sobre derechos, provenientes de la Declaración de Derechos de Virginia del mismo año (Virginia Declaration of Rights), estableciendo la igualdad entre los hombres (all men are created equal) y los derechos a la vida, a la libertad y a la rebelión, entre otros.
En Francia, debido a las circunstancias laborales imperantes y a los abusos de poder contra la población, el pueblo parisino se rebeló: la monarquía debía ser, no solo abolida, sino eliminada; los abusos debían cesar. Así, los representantes del pueblo, en asamblea nacional constituyente, decidieron promulgar, en 1789, la Declaración de los Derechos del Hombre (Déclaration des droits de l’Homme), documento que establecía la inalienabilidad de ciertos derechos, inherentes a todos los seres humanos.
“Todos los hombres nacen libres e iguales en derechos”. Así comienza dicho documento, que habrá de sentar las bases para todos los tratados futuros sobre la materia. “El fin de toda asociación política, es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre. Estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión”, versa el artículo segundo de la declaración. Como puede verse, se habla de libertad y seguridad como derechos imprescriptibles. La constitución francesa de 1791 reafirmaría la preponderancia de los derechos humanos como doctrina.
Se ha dicho que el contenido, del manifiesto francés de 1789, estaba de alguna forma relacionado con una ley aprobada en el parlamento inglés en 1689, la Declaración de Derechos y Libertades del Súbdito (Bill of Rights). No obstante, el establecimiento del derecho a la libertad no había sido incluido en la declaración inglesa, la cual también tuvo su origen en una rebelión en contra de la monarquía británica, que culminó en el establecimiento de una monarquía constitucional, sujeta a los designios de los representantes del pueblo en las cámaras alta y baja del parlamento inglés (House of Lords y House of Commons). De hecho, la aceptación de una versión anterior, a la aprobada por el parlamento inglés en 1689, condicionó la asunción del poder de los reyes William y Mary, cuando se les ofreció el trono en 1688. La Declaración de los Derechos del Hombre guarda mayor semblanza con aquella de Virginia, que decretó por primera vez los conceptos de igualdad e inalienabilidad de ciertos derechos humanos.La universalidad de los derechos humanos se establecería al concluir otro conflicto de grandes proporciones: la segunda guerra mundial. En 1948, en Asamblea General de las Naciones Unidas, se proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La doctrina de los derechos humanos se fue ampliando a partir de esa fecha, pues a los derechos establecidos en 1948 se han ido sumando otros tratados de índole civil, política y de género, entre otros.
Solo cabe esperar que este dia sirva para afianzar la universalidad, inalienabilidad e imprescriptibilidad de los derechos humanos.