El Gobierno ha decidido intervenir a Stanford Bank a través de una modalidad conocida como a puertas cerradas, es decir, los clientes no podrán retirar dinero de sus cuentas y la entidad financiera dejará de recibir nuevos depósitos y de otorgar créditos a personas y empresas.
La estrategia, según explica el ministro de Finanzas, Alí Rodríguez, es que Stanford sea vendido lo más rápido posible mediante una subasta.
Desde ayer en la mañana los depositantes se topan con las 14 agencias y centros de negocios cerrados y la página web caída, por lo que les es imposible movilizar el dinero.
La Superintendencia de Bancos afirma a través de un comunicado que «se implementarán los mecanismos idóneos y expeditos en aras de responder a las obligaciones con los usuarios del Stanford Bank«.
En este momento el banco está en manos de los interventores designados por el Ministerio de Finanzas: Simón Rausseo, Jorge De La Blanca y Rafael Antolinez González, quienes deberán presentar «con la mayor celeridad» una propuesta de venta.
Al cierre del 31 de enero, Stanford contaba con 542,5 millones de bolívares fuertes en captaciones y cumplía con los índices de solvencia, pero una masiva corrida de depósitos esfumó la liquidez al punto de que el 18 de febrero, para atender al público, la gerencia utilizó 74% de los recursos colocados a manera de encaje en el Banco Central.
Una fuente del banco aseguró a AP que la entidad financiera perdió en dos días el equivalente a 42% de los depósitos.
De hecho, la directiva saliente, presionada por la pérdida de captaciones, es la que acude a la Superintendencia de Bancos y propone el mecanismo de intervención ante el fuerte problema de liquidez.
Lo que decreta la pérdida de confianza en Stanford es que su dueño, el magnate estadounidense Allen Stanford, fue acusado por las autoridades de Estados Unidos de cometer un fraude por 8 mil millones de dólares a través de tres compañías que no están relacionadas formalmente con la entidad venezolana, entre ellas Stanford International Bank, radicado en Antigua.
De acuerdo con Edgar Hernández Behrens, superintendente de Bancos, los depositantes venezolanos tienen colocado en Stanford International Bank una suma que se ubica entre los 2 mil 300 y los 3 mil millones de dólares.
El banco Stanford en Venezuela no representa mayores problemas; de hecho, tan sólo maneja 0,2% del total de los depósitos y de acuerdo con un directivo saliente, que prefiere el anonimato, existen dos inversionistas interesados en adquirirlo.
El esquema contempla que los inversionistas dispuestos a comprar el banco reciban autorización de las autoridades de Estados Unidos, que han tomado el control de los bienes de Allen Stanford.
El Gobierno venezolano podría quedarse con el dinero proveniente de la venta, pero tendría que nacionalizar al banco.
Allen Stanford, quien permanecía desaparecido, fue localizado por el FBI en Virginia, Estados Unidos, y no se encuentra bajo arresto debido a que el departamento de justicia no le ha formulado cargos criminales, aunque se estima que lo hará próximamente.
Efe reseña que de acuerdo con la cadena ABC, que cita fuentes gubernamentales anónimas, el organismo regulador de Estados Unidos (SEC) «tenía preparado el caso contra Stanford hace algún tiempo, pero no tomó medidas a petición del FBI, que llevaba a cabo una operación encubierta para descubrir sus posibles vínculos con el narcotráfico».
El retiro por parte de Allen Stanford de 170 millones de dólares de sus cuentas precipitó la actuación de la SEC, que detectó un esquema de fraude masivo a través de certificados de depósitos.
Víctor Salmerón