A pesar del blablabla de Chávez, nadie invierte en Venezuela

VenePirámides
Las estadísticas del Banco Central de Venezuela desnudan que la economía venezolana aún no ingresa en un período de recuperación franca y la inversión, componente esencial para garantizar el crecimiento sostenido, no muestra mayor aliento. Tras dos años de fuerte caída el dinero destinado a la compra de máquinas, equipos y edificaciones que permiten ampliar la capacidad de producción tan solo aumenta 1% en 2011 y se mantiene 13% por debajo del nivel alcanzado en 2008.

El Banco Central sólo ha difundido un número global sobre la inversión del año pasado, sin discriminar entre el sector público y el ala privada de la economía, pero todo indica que ésta última es la que cuenta con menos oxígeno. Entre 2007 y 2010 la inversión privada registró un alarmante descenso de 43% y todo apunta a que en 2011 continuó el declive en un ambiente de negocios signado por el control de precios, control de cambio y las expropiaciones.

Nelson Merentes, presidente del Banco Central de Venezuela, reconoce en su informe de 2011 que la inversión «experimentó cierta volatilidad en el transcurso del año y un comportamiento heterogéneo entre sus componentes». El déficit de inversión se traduce en que una vez las empresas utilicen todas las máquinas que tienen disponibles para producir el crecimiento de la economía tocará techo y la creación de empleo en el sector formal continuará sin avanzar lo suficiente.

El economista y profesor del IESA, Miguel Ángel Santos, señala en su libro La inversión privada y el proceso de empobrecimiento de Venezuela que «la inversión privada surge no sólo como una alternativa viable sino posiblemente como la única, vista la capacidad cada vez más reducida de la renta petrolera para atender las necesidades de la población». Aunque el alza estelar de los precios del petróleo alimenta la idea de que Venezuela es un país rico, lo cierto es que el barril es insuficiente para crear los puestos de trabajo que se necesitan cada año.

El número de barriles que se exporta ha permanecido igual mientras la población crece, por lo tanto, después de hacer los ajustes necesarios para comparar, el ingreso de petrodólares por persona en los últimos cuatro años no ha superado el nivel alcanzado en 1974.

Las estadísticas muestran el impacto del déficit de inversión en materia laboral. En 2011 el sector privado, que representa 60% del PIB, sólo aumentó la nómina en 150 mil 717 personas en un entorno donde la economía dejó atrás la recesión y creció 4%. Incluso el sector privado generó una cantidad de empleos muy similar a la del Estado, donde la nómina creció en 119 mil 220 personas.

Si bien la inversión pública no muestra las caídas profundas que se evidencian en el sector privado, no cuenta con la vitalidad esperada en un ciclo de elevados ingresos para el Gobierno por el aumento de los precios del petróleo y la emisión de deuda. Todo indica que en 2011 hubo un rebote pero al cierre de 2010 la inversión pública era 4% menos que en 2008.

Al mismo tiempo la deuda en dólares de la República aumenta 87% entre 2008 y el tercer trimestre de 2011, evidenciando que el grueso del dinero proveniente del endeudamiento se destina a gasto corriente o permanece depositado en fondos que reportan bajo rendimiento.

Analistas coinciden en que sólo con un incremento constante de la inversión, tanto pública como privada, el país logrará diversificar sus exportaciones y disminuir la dependencia en precios del petróleo. De cada 100 dólares que ingresan al país 95 provienen de las ventas de petróleo al cierre de 2011, de acuerdo con la balanza de pagos. Esto ocurre a pesar de que las exportaciones no petroleras tocan piso y aumentan 31% tras la recuperación de las ventas al exterior de aluminio, sustancias químicas y carbón, según reportó el diario El Universal.

Tomado de A pesar del blablabla de Chávez, nadie invierte en Venezuela