La imagen del golpista fallido Hugo Chávez está recibiendo un duro golpe en estos días. Por primera vez desde su ascenso a la presidencia de Venezuela, algunos de los medios de comunicación más poderosos del mundo han estado publicando artículos que muestran una realidad que hasta ahora se consideraba exageraciones o desvaríos desesperados de una oposición dislocada. Hemos estado denunciando las vetas autoritarias del teniente coronel Chávez en vano. Aunque las cosas están cambiando. La captura en Venezuela del jefe del aparato de seguridad oficial de Perú, Wladimiro Montesinos, fue tomada muy a la ligera por la comunidad internacional. Se consideró un hecho aislado. Luego vino la detención del aeropirata Ballestas, también pasada por alto y minimizada. Pero la captura de Rodrigo Granda en Caracas y la posterior disputa diplomática con Colombia han colocado la carga de la prueba sobre los hombros del presidente Chávez.
El foco de los medios mundiales se centró en el arresto del líder de las FARC y una reacción oficial muy torpe por parte de Venezuela solo sirvió para reforzar las aprensiones con respecto a sus profundas y preocupantes conexiones con el terrorismo. Da la casualidad de que Rodrigo Granda, ciudadano venezolano naturalizado por cortesía de la administración de Chávez, está implicado en el secuestro y asesinato de Cecilia Cubas, hija del ex presidente paraguayo Raúl Cubas. Supuestamente tuvo un papel activo en el secuestro de Cecilia Cubas mientras residía en Venezuela. En suma se ha revelado la verdad sobre la relación de Hugo Chávez con los narcoterroristas de Colombia.
La agresión se ha intensificado en otros frentes; incursiones del ejército para confiscar propiedades privadas; opresión de la crítica y la disidencia mediante la aprobación de leyes de medios draconianas; encarcelamiento y desaparición de opositores políticos; en suma el presidente Chávez, haciendo balance de los consejos de Marta Harnecker, no pierde el tiempo en la radicalización de su pseudo revolución. También ha surgido evidencia sobre el enorme fraude electoral realizado por las autoridades oficiales; además, el propio Chávez admitió que si el plan de nacionalización (conocido como Misión Identidad) hubiera fracasado, habría perdido el referéndum revocatorio.
Un medio de comunicación desapegado y observador ha ido registrando todo el tiempo los hechos, lo que se ha traducido en artículos, editoriales y artículos de opinión que, basados en hechos, están enloqueciendo por completo a las voces propagandísticas de la inanidad del gobierno chavista. Los mecanismos para contrarrestar algún artículo desfavorable solían ser manejados por un grupo muy reducido de agentes empleados por el régimen venezolano en Washington DC. Sin embargo, el personal de la Oficina de Información de Venezuela apenas puede hacer frente a la avalancha de ‘malas noticias’ en la actualidad. En el momento en que producen una respuesta «coherente» a un artículo dado, han aparecido otros cinco. Al carecer de talento y capacidad de producción, parecen recurrir a la ayuda oficial. Otros spin-meisters igualmente activos se pueden encontrar en Venezuelanalysis.com, Vheadline.com, Axisoflogic.com y Venezuelafoia.info. Salvo axisoflogic, los miembros de los sitios web antes mencionados tienen relaciones de trabajo con la administración de Chávez; Venezuelanalysis y Vheadline no ocultan la fuente de su financiamiento y la principal colaboradora de Venezuelafoia –Eva Golinger– es tan profunda con el régimen que ninguno de sus argumentos puede tomarse como observaciones imparciales.
Curiosamente existe divergencia de opiniones dentro de los apparatchiks propagandísticos. Roy Carson, editor de Vheadline (alias Carlos Herrera) reapareció después de una breve pausa durante la cual se solicitaron fondos al Ministro de Información de Venezuela, Andrés Izarra. En su sitio web se pueden leer muchísimos artículos de opinión centrados en la inminente invasión de Venezuela por parte de las fuerzas estadounidenses. La fuerza impulsora detrás de la supuesta invasión y posterior asesinato del Coronel Chávez es, en opinión de Carson, las vastas reservas de energía del país. Sin aportar ni una pizca de evidencia, Carson aporrea día tras día sobre los enemigos de Venezuela, invasiones, guerras, planes de asesinato, expropiación de recursos y otros temas. Sin embargo, su predicamento no podría estar más lejos de la ‘verdad’ reportada por los escritores de Venezuelanalysis quienes a su vez mantienen un esfuerzo coordinado para convencer a sus lectores que a) Venezuela no venderá sus activos energéticos en los EE.UU. (CITGO); b) que Venezuela tiene la más cordial de las relaciones con las empresas petroleras; c) que la asociación de PDVSA con conglomerados extranjeros en proyectos energéticos se encuentra en una curva cada vez mayor; d) que Venezuela celebra y da la bienvenida a la inversión extranjera en el sector energético ye) que Venezuela es un proveedor confiable de petróleo. La perspectiva, el tono y la forma de los reporteros de Venezuelanalysis son igualmente distantes de los de Carson y sus alter egos. Mientras que los logotipos ‘chic’ de PDVSA y ConocoPhillips se muestran en Venezuelanalysis, Vheadline continúa atacando al lobby de las grandes petroleras.
Sin embargo, como sucede en toda autocracia, la palabra que cuenta y la que pesa es la de Hugo Chávez. Así cualquier logro en la ‘guerra mediática’ que marcan sus estúpidos empleados se hace añicos en un par de horas de su teletón dominical «Alo Presidente». Aparte de tener que ‘refutar’ los argumentos de los comentaristas internacionales, los apologistas de Chávez tienen que dedicar la mitad de su tiempo a excusar al patrón. Otros temas igualmente dañinos como el apilamiento de las canchas, las adquisiciones de armas de guerra y el cierre de franquicias han pintado un preocupante signo ante la comunidad internacional.
Entonces, ¿qué hace un teniente revolucionario? Grita sangriento asesinato pensando tontamente que alguien, teniendo en cuenta sus acciones antidemocráticas precedentes, se compadecerá y empatizará con su vacío predicamento. Otra técnica que ha resultado exitosa es la de matar al mensajero. De ahí que los voceros del gobierno venezolano despidan a quienes tienen disímiles posturas como agentes pagados al servicio del imperialismo, léase EE.UU. Por supuesto, tales acusaciones fútiles provenientes de la huida del campo de Chávez al reino de lo absurdo porque las mismas voces que condenan las críticas son demostrablemente abogados pagados de Chávez. Además, ninguno de ellos puede negar los actos por los que se critica a Chávez.
Andrés Izarra, al frente del esfuerzo de contraataque, utilizando fuentes muy cuestionables como el otrora huésped del régimen Justin Delacour o el empleado de VIO Andrés Mateo Jarrín, denuncia que los medios estadounidenses están librando una guerra cuyo objetivo es aislar a Venezuela. No menciona que Venezuela bajo Chávez se ha convertido en el vecino molesto; el país que utiliza sus abundantes ingresos petroleros para desestabilizar a otros gobiernos democráticamente electos de la región. Pero, ¿quién es este Andrés Izarra? ¿Tiene el perfil adecuado para un puesto así? Hijo de uno de los ideólogos de la ‘revolución’ (la voz venezolana de la guerra asimétrica), el currículum de Izarra es igual al de cualquier chavista emergente; carencia absoluta de credenciales pero capacidad infinita para chupársela al jefe, un buen exponente del sí-hombre perfecto. Ergo, ¿pueden tomarse en serio sus comentarios y denuncias? Imagínate…