16/07/2012 06:33:08 a.m. | Fabiana Culshaw.- Debido a su sitial geográfico, Venezuela tiene el potencial para convertirse en un «hub» de consolidación de cargas de los países del Mercosur que decidan penetrar en los mercados del Caribe.
De los cinco países miembros del Mercosur (Venezuela incluida desde el próximo 31 de julio), este país es el que tiene la llave al Caribe, aunque se requerirá un mejor entorno para el desarrollo de las actividades privadas, y normas específicas en materia comercial y de manejo portuario para lograrlo, entre otras.
Así opinaron los expertos consultados por El Mundo Economía y Negocios, entre ellos Benjamín Tripier, presidente del Consejo Consultivo de la Cámara de Comercio Venezolano-Argentina (Cavenarg). El también consultor considera que este país puede ser un facilitador de las naciones sureñas para que alcancen más cómodamente esta parte del continente, desde el punto de vista comercial y de negocios.
También Venezuela cuenta con el potencial para desarrollar su industria no petrolera (haciendo uso de tecnología de otros países del Mercosur y con estímulos al sector), con lo que podría llegar a ser un proveedor interesante del mercado intrazona, el cual actualmente se abastece mucho del norte y de Europa.
Nelson Quijada, presidente de la Cámara Venezolano-Brasileña (Cavenbra), coincide en que Venezuela tiene una «oportunidad de oro» con su ingreso como miembro pleno del Mercosur. «Nuestro país deberá hacer un análisis profundo de las deficiencias de su producción agrícola, para determinar en qué los grandes como Brasil y Argentina podrán ayudarnos para desarrollar las industrias no petroleras», señaló.
A su entender, los desarrollos tecnológicos en materia agrícola que aplica Brasil (en producción de soya y otros) podrían utilizarse en Venezuela, con resultados inmediatos.
El potencial exportador de este país para la región Mercosur no debería centrarse solo en materias primas, sino de productos procesados terminados, señalan los voceros. Pero esto solo será posible si el esfuerzo gubernamental suma a los empresarios y garantiza la seguridad jurídica.
Jorge Botti, presidente de Fedecámaras, se muestra menos entusiasta al precisar que el Mercosur está integrado por países en realidad proteccionistas en la práctica y que, por ejemplo, la posibilidad de Venezuela de ingresar con sus productos a Brasil, llegado el momento será dificultoso.
Del dicho al hecho, el trecho que Venezuela deberá recorrer como miembro pleno del Mercosur está lleno de escollos a vencer.
En el corsé
Lo que se espera es que Venezuela se adapte a los estatutos del Mercosur, y no al revés.
Habrá negociaciones y, por ende, ajustes mutuos, pero la obligación de acomodarse es predominantemente de Venezuela, a partir de la fecha de su incorporación como miembro pleno.
No será fácil, porque este gobierno no es muy afín que digamos a muchos de los postulados de libre mercado y de defensa de la propiedad privada, inversión extranjera y propiedad intelectual, por los que sí bogan los otros países del bloque.
¿Qué adaptaciones deberá hacer Venezuela y qué pasos le convendría adelantar de cara al Mercosur?
Los expertos ya mencionados y otros que prefieren no ser citados en esta nota, destacaron:
* Adecuación macroeconómica. Esto incluye tipo de cambio, inflación, reglamentos internos, etc. El punto más sensible radica en el control de cambio venezolano, el cual no debería funcionar como un impedimento intrazona cuando la meta última del bloque es cero arancel y cero medidas parancelarias.
* Desarrollo de un marco jurídico compatible con las instancias de equilibrio y solución de controversias con las que actualmente cuenta el Mercosur (las cuales también deberán ser desarrolladas). Un dato: las bases del Mercosur señalan que las empresas no pueden ser expropiadas en sus países miembros.
* Creación de un «Grupo Técnico para la entrada plena al Mercosur» (bien podría tener otro nombre), liderado por el Gobierno de Venezuela, pero donde se espera que participe el sector privado. ¿Principal objetivo del Grupo Técnico?
Entrar con productos de fabricación venezolana a otros países del Mercosur, aprovechando las ventajas arancelarias a partir del año 2016. La meta de Venezuela no es lograr una importación masiva de alimentos (lo que ya ocurre), sino desarrollar sus propios productos y favorecer las inversiones entre los países en estos cuatro años de acople.
* Planes de activación de la producción agroindustrial desde ahora (no dentro de 3 ó 4 años cuando se nos venzan los plazos).
*Generación de programas de asistencia para que las empresas que exportan a Venezuela tengan incentivos para también producir acá. Es probable que se definan ese tipo de programas, pero se requerirá seguridad jurídica.
*Promoción de leyes, condiciones especiales e incentivos para los emprendimientos de los países del Mercosur en Venezuela, algunos en carácter de alianza con las compañías nacionales, con el fin de favorecer el desarrollo de la diversificación local y la generación de empleos.
*Promoción de alianzas tecnológicas (entre otras) por parte del Estado venezolano. «Tecnología en el agro no es solo traer tractores, sino el conocimiento de cómo hacer rendir más las producciones por hectáreas», dijo Quijada.
Sí y solo sí el acople de Venezuela al Mercosur se hace en forma adecuada y a buen ritmo, las oportunidades podrán concretarse. Para esto, la dinámica de los países deberá estar lo menos politizada posible, y la ola de importaciones que hoy caracterizan el comercio bilateral de Venezuela (ver recuadros) se equilibre en sus balances comerciales y dejen buenos espacios para un impulso de la producción nacional.