Un relato de la violencia chavista en Venezuela

Hugo Chávez

Al final de la Segunda Guerra Mundial, Romeo procedía de un pueblo empobrecido de Italia a Venezuela. Como muchos otros europeos que habían hecho el mismo viaje, él solo quería trabajar y vivir en paz. Romeo se inició en el negocio de la construcción con un “paisá”. El nuevo país tenía todo lo que quería: muchas oportunidades, paz y estabilidad, su gente era generosa, abierta, acogedora y cálida. Romeo se sintió más en casa que en Italia y se juró a sí mismo que nunca volvería a esa miserable existencia de donde había escapado.

Los siguientes 40 años fueron benévolos y la fortuna de Romeo aumentó exponencialmente: en ese período no solo había logrado escapar de la pobreza, sino que sus hijos terminaron teniendo la educación formal que él nunca tuvo, todos obteniendo títulos de posgrado. Dado el considerable tamaño de su empresa, Romeo sabía que un día sus hijos tomarían el relevo. Esa certeza lo hizo puntilloso en la educación.

Al momento de su muerte, la empresa de Romeo poseía unas 300 propiedades en Caracas. Uno de los departamentos, de los 300, está ubicado en la Avenida Urdaneta, muy cerca del Banco Central de Venezuela y de la Cancillería. Un grupo de chavistas, siguiendo señales presidenciales, había invadido la propiedad. La única hija de Romeo, anteriormente una respetada investigadora de una organización multilateral, discrepó del abuso y decidió regresar a Caracas, desde Ginebra, para tomar el control de los bienes de la familia.

Inició la vía legal, presentando todo tipo de solicitudes ante las autoridades correspondientes para recuperar la posesión del inmueble. No pasó nada. Pasó el tiempo y las autoridades ni siquiera acusaron recibo de la documentación que denunciaba el problema. Siendo esto Venezuela, ideó un plan. Contando con la ayuda de los vecinos, la hija de Romeo decidió esperar una oportunidad, que se presentó una mañana en que todos los chavistas habían salido del departamento a hacer mandados. En ese momento actuó con decisión: un policía corrupto, un herrero y ella misma se encontraron en la entrada del edificio. Al policía se le pagó un millón de bolívares para que hiciera guardia momentánea en la entrada, mientras el herrero instalaba una nueva puerta de seguridad en el apartamento. Mientras tanto, la hija de Romeo estaba horrorizada por el estado de deterioro del apartamento.

Otros vecinos, que habían estado observando el proceso, comenzaron a enviar mensajes de texto a los chavistas. En cuestión de minutos, un grupo de 12 a 15 matones armados llegaron en motocicletas y estaban listos para ingresar al edificio. El policía ni siquiera contempló pedir ayuda o tratar de negociar, y se fue a toda prisa. Los matones armados se dirigieron al séptimo piso. Al ver este desarrollo, la hija de Romeo se encerró dentro del apartamento y comenzó a pedir ayuda a gritos, llamando desesperadamente a la familia y a la policía. La primera víctima fue el herrero. Lo golpearon brutalmente y lo dejaron inconsciente. Mientras tanto, los miembros de la pandilla agresora gritaban obscenidades a la hija de Romeo, diciendo «¡te vamos a coger entre todos coño e’ tu madre!», mientras intentaban entrar por la fuerza. En su desesperación absoluta y miedo absoluto, La hija de Romeo llegó a una conclusión suicida.

Ante la escandalosa y violenta situación, vecinos y transeúntes intentaron en vano alertar a las autoridades, pues los dos edificios gubernamentales se encuentran en las inmediaciones. Los guardias del Banco Central supuestamente dijeron que no podían hacer nada. El conjunto de puertas finalmente había sido abierto por la multitud asaltante. Una vez dentro del apartamento se dieron cuenta de que la hija de Romeo no estaba allí sino tirada en la acera. Uno de ellos tomó la máquina de soldar del herrero y la arrojó contra el cuerpo inmóvil, fallando por centímetros. Una ambulancia que se dirigía a algún lugar fue detenida: mientras la hija de Romeo era llevada adentro, la turba continuó golpeándola, mientras estaba inconsciente, y el personal de la ambulancia que finalmente logró escapar.
Nota: este evento tuvo lugar en diciembre de 2008. Se han suprimido los nombres por temor a represalias. Ninguna autoridad quiere tocar el caso, dado que los chavistas invasores parecen ser parte de los grupos paramilitares del régimen.