VenePirámides
Venezuela vive una nueva fiebre del oro. Contrariamente a lo que el lector pudiera suponer, esta fiebre no está atizada por descubrimientos de nuevos yacimientos auríferos, por políticas gubernamentales que propicien las inversiones en el sector de la minería, por la desafectación de la expropiación del Edificio La Francia o por el rally que ha experimentado el metal en el último año (ver gráfico), que se ha apreciado en más de 35%.
No. El nuevo interés por el oro es consecuencia indirecta de las estipulaciones de la Ley de Ilícitos Cambiarios, que proscribió la negociación de Títulos Valores denominados o realizables en divisas. La consecuencia directa de esta prohibición fue la desaparición del llamado mercado paralelo o de permuta.
Frente a la necesidad de mecanismos que permitan convertir bolívares a divisas de manera lícita ha surgido la posiblidad de comprar oro, que tiene un mercado doméstico en moneda local, y otro en el extranjero a cambio de divisas. La negociación del oro en Venezuela es lícita, pero su exportación está sujeta a las regulaciones impuestas por el Banco Central de Venezuela, quien tiene un monopolio en la materia. Sin embargo, la compra del metal fuera de Venezuela a cambio de Bolívares no está regulada, como tampoco lo esta su negociación a cambio de moneda extranjera.
De esta manera, aparece una alternativa lícita que permite adquirir el metal en barras en bancos suizos a cambio de bolívares, para su posterior enajenación a cambio de dólares, o a la inversa. Así las cosas, el interés por el oro se ha vuelto febril, y el mercado paralelo que otrora manejaron los bancos y casas de bolsa locales ha sido bien recibido por la banca suiza, nuevos mercaderes (o cambistas) del oro para la clientela venezolana.
Tomado de La nueva fiebre del oro