En la basura hay millones

 

Dice que
separa el trigo de la paja: si sus afectos están en ciertos aprietos, son
asuntos de cada uno de ellos. Pero su incondicionalidad, insiste el empresario
venezolano José Simón Elarba Haddad, no se tuerce.

Por
ejemplo, sobre Raúl Gorrín, presidente de Globovisión y sancionado por el
Departamento del Tesoro de Estados Unidos, declara a Armando.info:
“Resalto la palabra: mi amigo Raúl Gorrín”. O, para señalar otro ejemplo, sobre
Carlos Erik Malpica Flores, ex tesorero de la Nación, ex director de Finanzas de
Pdvsa, sobrino de la primera dama de Venezuela, Cilia Flores, y sancionado por
los gobiernos de Panamá y Canadá, Elarba sentencia sin tapujos: “Es bastante
amigo mío”.

Pero no
son estos amigos investigados y sancionados los únicos bajo escrutinio por las
autoridades del norte. El propio Elarba quedó mencionado en un documento
recibido por el mismo Departamento del Tesoro que sancionó a Raúl Gorrín y que
incluye un término taxativo: actividades
sospechosas.

En 2014, el mismo año de la transferencia reflejada en el SAR de la FinCEN, Elarba compró Fospuca. Foto: Fospuca.

Se trata
de un Reporte de Actividad Sospechosa (SAR, por sus siglas en inglés) contenido
entre los 2.100 documentos de la unidad de inteligencia del Departamento del
Tesoro, la Red de Control de Crímenes Financieros (FinCEN, por su acróstico en
inglés), obtenidos por BuzzFeed News y que, una vez compartidos con el Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y más de 400 reporteros en
88 países, incluyendo los del equipo de Armando.info, dieron pie a
la investigación periodística global que hoy se conoce como FinCEN
Files.

Las
aristas de los FinCEN Files fueron transversales en Venezuela por decenas de
casos, incluyendo uno de los que atañe a este SAR y que se fundamenta en las
suspicacias sobre el origen de los fondos y de transacciones “sin propósito
económico, comercial o legal aparente”. El caso en concreto es el de la
transferencia por 1,48 millones de dólares que un día de julio de 2014 recibió
en una de sus cuentas Elarba Haddad.

El sibarita del reciclaje

“Estoy
comprometido con el medio ambiente”. La frase es parte de la presentación de
Elarba (Caracas, 1964) en su sitio web para resaltar su cargo como presidente de
Fospuca, empresa que, con base en la capital venezolana, está dedicada a la
recolección de basura.

Elarba es un invitado habitual a los programas de entrevistas de Globovisión, propiedad del sancionado Raúl Gorrín.

En ese
sitio despliega habitualmente las noticias acerca de las novedades de esa
empresa privada que presta servicios en los municipios Baruta, Chacao y El
Hatillo, todos en el sector este de Caracas comprendido en el estado Miranda; Iribarren y
Jiménez, en el estado Lara (centrooccidente de Venezuela); y, desde mayo de
2020, Maneiro, en el insular estado Nueva Esparta.

Personaje
cuando menos pintoresco, también aprovecha la disposición de sus plataformas
mediáticas para ventilar algunas de sus fascinaciones personales, en
especial, la gastronomía.

Así, en la
misma página en la que se ven las fotografías de los camiones de su empresa, los
que recolectan la basura de los municipios más acomodados de la capital, también
ofrece consejos sobre la combinación ideal de vinos y
comidas.

Abogado de
profesión, Elarba Haddad es socio del bufete Gadea, Lesseur & Asociados. La
firma, fundada hace más de 50 años, tiene entre otras de sus fichas a Gerardo
Blyde, ex diputado de la Asamblea Nacional, ex alcalde de Baruta y fundador del
partido Primero Justicia.

En esa
firma, Elarba también comparte sociedad con su esposa, Aitza Melo Castillo (“Y
lo más importante, soy el esposo de Aitza”, describe él mismo en el perfil de su
cuenta de Twitter a modo de coletilla de la enumeración de sus cargos
empresariales, un perfil que, además, ilustra con una imagen de la Virgen del
Valle), y con su hijastra, Mariana Flores Melo.

El empresario también es parte del escritorio jurídico Gadea, Lesseur & Asociados, donde Gerardo Blyde, exalcalde de Baruta y abogado, es uno de los socios. Foto: www.josesimonelarba.com

Flores
Melo es esposa de Henry Jesús Camino Muñoz, quien es a su vez uno de los socios
de Elarba en Fospuca, una empresa con más de 30 años de fundación que este
último compró en 2014.

“Me
pareció interesante meterme en ese negocio que tenía una cartera de clientes
interesante. Faltaba ponerle amor al negocio. En diciembre de 2014 yo compro
Fospuca Internacional”, explica vía telefónica.

El dinero deja rastros, los carros no

Fue el
Bank of New York Mellon (BNY Mellon) la institución que en 2015 presentó a la
FinCEN los reportes de 443 transferencias sospechosas que, en total, sumaban
66,5 millones de dólares. Entre ellas, una conectada con el venezolano José
Simón Elarba.

Sobre
estas transferencias hubo dos particularidades que fueron el basamento para que
lucieran sospechosas ante los oficiales de cumplimiento del banco que las reportaron
a la FinCEN. La primera de ellas era que la mayoría de las transferencias se
concretaron mediante relaciones bancarias de anidamiento (nesting),
término financiero conocido en el argot bancario internacional como
corresponsales downstream, que sintetiza la estrategia en la que un
cliente abre una cuenta en grandes bancos para, mediante este, facilitar las
transacciones con bancos más pequeños fuera del país del banco principal.
Regularmente, estas entidades menores están registradas en localidades
offshore (con sedes en paraísos fiscales, a juzgar por las prácticas más
comunes). En suma, el banco grande “anida” las transacciones del más pequeño por
solicitud del titular de la cuenta, y de ese modo hace de manera informal, no
contratada, su
corresponsalía.

Elarba señala que la transferencia registrada en el SAR corresponde al pago de honorarios por servicios jurídicos. Aseguró que el cliente le pidió confidencialidad y que, por lo tanto, no hablaría sobre él para este reportaje.

La segunda
particularidad se refiere a la presencia, en las idas y venidas de las
transferencias, de otras criaturas del reino financiero conocidas como shell companies, empresas de puro nombre y papel, nada más caparazón, sin presencia física. En el reporte para la FinCEN, los ejecutivos
bancarios denunciantes detallan que este tipo de instituciones “…pueden ser
creadas y utilizadas por individuos y empresas con fines legítimos. Sin embargo,
son una preocupación por el dinero lavado y los delitos financieros, económicos
para operar y se estructuran de una manera diseñada para encubrir los detalles
de las transacciones”.

En lo que
respecta a Elarba, el lunes 14 de julio de 2014, una de estas “altas cantidades
de dólares”, poco más de 1,48 millones de dólares, se transfirieron a partir de
dos giros desde el South American International Bank Curaçao N.V., a través del
Bank of New York Mellon, a la cuenta en el HSBC Private Bank (también señalado
en los FinCEN Files como uno de los grandes bancos globales mas displicentes en cuanto a las medidas antilavado) de José Simón
Elarba.

Las
transferencias partieron de la cuenta de una empresa registrada con el nombre de
Parts and Accessories Supplier, Ltd. Los datos de la transferencia apenas
mencionan una dirección ambigua de esta compañía: Carleton Court. Sin
más.

Un rastreo
por varias bases de datos no arroja resultado exacto de nombres de empresas que
coincidan con el señalado en el SAR. Si bien en Barbados hay una dirección
conocida como Carleton Court en la que varias empresas ubican su sede, y en su
registro mercantil se halla una empresa de nombre similar, no se pudieron
verificar otros datos que permitieran afirmar que se trata de la misma Parts and Accessories Supplier. Barbados
es reconocida como una jurisdicción bastante
secreta.

Lo
verificable en cualquier caso es que esa persona jurídica poco transparente
ordenó desde esa jurisdicción hermética transferir algo más de un millón de
dólares a José Simón
Elarba.

Fospuca presta servicios en varios municipios del área metropolitana de Caracas, y en los estados Lara y Nueva Esparta.

En una
primera conversación con Armando.Info el 1 de diciembre de 2020,
Elarba aseguró no recordar nada con respecto a esas transferencias. “No tengo la
menor idea”, aseveró, aunque reconoció lo siguiente: “En aquel momento era
imprescindible tener que hacer cosas a través de compañías shell. Había
un estricto control de cambio y todas las empresas tenían que tener compañías
fuera del país para hacer esas transacciones. Gracias a Dios y a la Virgen, las
operaciones las hice en el extranjero, ninguna fue en el patio aquí, de
Venezuela. Mis cuentas están en Suiza y en Estados Unidos, que es donde tengo mi
plata”.

Pero ya en
una segunda comunicación, tres días después, aseguró haber contactado a
los dueños de Parts and Accessories Supliers, Ltd, la misteriosa remitente de
los fondos en julio de 2014. “En el año 2013 fuimos contratados por una empresa
automotriz transnacional para organizar sus activos para ser vendidos, es decir,
querían estar listos para eventualmente poder ser vendidos, como efectivamente
ocurrió. El monto de las dos transferencias son el pago de honorarios de varios
abogados y peritos que participaron en la operación. Final y felizmente los
activos de esa empresa, incluyendo su marca, fueron
vendidos”.

¿Y el
origen y la sede de la empresa? Elarba fue enfático por escrito: “Antes de
contestarte consulté con el cliente y le pedí autorización para enseñar los
documentos y me pidió que mantuviera la confidencialidad de eso. Es por eso que
no te puedo dar más información”.

Según lo
señalado en el SAR rendido ante la FinCEN, en este caso se constataban varias
características de un esquema potencialmente irregular: el “Bank of New York
Mellon considera que las transferencias informadas aquí son sospechosas porque:
las transacciones se realizan mediante una relación anidada que involucra
al  South American International Bank Curaçao, ubicado en una jurisdicción
de alto riesgo; algunas de las partes no podrían ser identificadas a través de
investigación de fuente pública y, por eso, pueden estar operando como entidades
shell; la fuente de los fondos y sus propósitos no pueden ser identificados; las
transferencias fueron enviadas a entidades en jurisdicciones de alto riesgo [Suiza, en el caso de Elarba]; y hay una alta cantidad de dinero envuelta”. Un
dinero sobre el que la FinCEN nunca tuvo respuestas, si acaso las requirió..

Lazos de familia

Cinco
meses después de que a la cuenta suiza de José Simón Elarba Haddad llegara ese
millón y fracción de dólares, compró Fospuca Internacional, C.A. Luego, en junio
de 2015, registró Fospuca Servicios de Ciudad, C.A. Y finalmente, en enero de
2016, Inversiones Fospuca Baruta, C.A. Todas estas empresas prestaron servicios
al Estado venezolano, de acuerdo con el Registro Nacional de Contratistas
(RNC).

Elarba no desperdicia espacios para publicitar sus devociones sibaritas.

La
expansión del negocio de Elarba ha sido, además, un punto de confluencia
familiar. Su esposa es su socia no solamente en el bufete de abogados, sino
también en Fospuca Baruta, Fospuca Servicios de Ciudad y Fospuca
Internacional.

Los lazos
familiares también unen a Henry Jesús Camino Muñoz, el esposo de Mariana Flores
Melo (hijastra de Elarba), en Fospuca Baruta, Fospuca Servicios de Ciudad e
Inversiones Fospuca Baruta C.A. También en el exterior, con Amancay Management
INC., una
empresa que, con registros panameños, tiene a Elarba, a Melo y a Camino como
directores.

El
matrimonio Camino-Flores también ha erigido su patrimonio lejos de las
filiaciones consanguíneas. En mayo de 2012 registraron una empresa denominada
Hemaca INC con sede oficial en la comercial calle
Alhambra de la ciudad de Coral Gables. Con esta empresa adquirieron y
registraron una casa en la exclusiva Palm Island, Miami. Aunque la casa sigue
registrada a nombre de Hemaca y, por ende, a nombre de los Camino-Flores,
fuentes consultadas aseguran que el matrimonio no ha vuelto a ella desde que, a
partir de 2017, arreciaron las
sanciones
que el gobierno estadounidense ha impuesto a funcionarios y compañías estatales
venezolanas.

Con fotos tuyas se llena

Tanto
Elarba Haddad como Camino Muñoz fueron noticia en 2015 por su vinculación con
Carlos Erik Malpica
Flores,
conocido como el sobrino favorito de Cilia Flores, quien fue tesorero de la
República y administrador de las finanzas de Pdvsa. El nexo quedó en evidencia
por una fotografía en la que los tres aparecen compartiendo tragos y risas. La
gráfica circuló profusamente por las redes.

Elarba
corrobora la existencia de la fotografía. Y su amistad con Malpica Flores
(quien, aclara sin que se le pregunte, no es familia de su hijastra, aunque
compartan apellidos).

Elarba confirma que el de la foto con Malpica Flores (sobrino de Cilia Flores) es él. Asegura que ese día se conocieron y comenzó una amistad que perdura hasta hoy.

“Esa foto
existe y yo soy el que sale en la foto. La amistad comenzó el día de la foto. El
cuento es muy largo y muy personal. Fue la época en que conocí al señor Malpica,
quien es mi amigo querido, mi amigo cercano”, reconoce.

Además del
año del millón y de la compra de Fospuca, 2014 fue el de la demanda interpuesta
por el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, contra 21 directivos de
los diarios El Nacional y Tal Cual de Caracas, y del agregador en
la web La Patilla. Elarba figuraba entre los miembros de la junta del primero,
tradicional periódico estándar dirigido por Miguel Henrique
Otero.

La base de
esa demanda por difamación fue la reproducción en esos medios de un trabajo
periodístico publicado originalmente en el diario ABC, de España, donde
Leamsy Salazar, ex escolta de Hugo Chávez y desertor del régimen, vinculaba a
Cabello con el
narcotráfico.

Elarba fue uno de los firmantes del comunicado en el que un grupo de demandados se retractaba de la publicación sobre Diosdado Cabello.

“A raíz de
la demanda, todos los directores de la junta fuimos disueltos [N.de R.: se
refiere a la junta directiva del diario, en la que estuvo]. Yo presenté mi
renuncia antes de la demanda. Fue bastante casual el tema pero nadie creía que
había sido así. Lo que pasó fue que llegó un momento en que mi actividad en
Fospuca iba a producir un choque con mi actividad en El Nacional. Era
delicado que alguien que fungía como director de El Nacional fungiera
como director de un servicio público… La dirección de El Nacional era
frontal, y yo no quería estar en esa situación porque ese no era mi rol
principal. Lo que me gusta es trabajar, manejar mis empresas y hacer dinero”,
detalla sin resquemores.

Si la
relación de Elarba con Otero en la junta directiva de El Nacional quedó disuelta, no ocurrió lo mismo
con una empresa que tiene sede en Barbados. Se trata de Iberonews
Limited,
propietaria de la página web del diario. Los registros de la empresa salieron a relucir en los denominados Paradise Papers, otra filtración manejada por el ICIJ en 2017.

Aún hoy,
dos años después del final de ese juicio, hay versiones que sostienen que,
mientras otros de los demandados (entre los que estaban el fallecido Teodoro
Petkoff, fundador del partido Movimiento Al Socialismo y del diario Tal
Cual, exministro de Cordiplan durante el segundo gobierno de Rafael Caldera
y excandidato presidencial; el ya mencionado Miguel Henrique Otero, de El Nacional; y
Alberto Federico Ravell, de La Patilla) estuvieron sometidos a medidas restrictivas como la
prohibición de salida del país, Elarba recibió un trato
preferencial.

“¿Cómo
logró esto? A través de pagos indebidos. ¿Por qué se sabe esto? Porque los
jueces hablan y los secretarios hablan. Se supo que a Elarba se le había
cambiado la medida que tenía. Por esos pagos. Lo otro fue la manera tan
vergonzosa como se comportó en la audiencia de juicio”, recuerda Humberto
Mendoza D’ Paola, abogado de Petkoff y de Tal Cual, en una entrevista
para este trabajo.

“Señor
Cabello: yo me arrepiento de todo esto. Yo nunca he dicho nada contra usted. Si
lo dijo El Nacional, es por Miguel Henrique Otero. Le repito esto en
frente de todos, que yo no creo en lo que se dijo y le pido perdón”, dijo
Elarba, según los testimonios de los presentes en la audiencia de juicio, a
finales de 2018.

Pero el
director de Fospuca refuta en la actualidad: “Yo tuve 18 meses con prohibición
de salida del país. Cuando Cabello introduce la demanda yo estaba en Estambul
[capital de Turquía]. Ese pacto fue suscrito por la mayoría de los
demandados. Llegamos a un acuerdo con el denunciante. Solicitamos el perdón,
Diosdado Cabello nos concedió el perdón y salimos con régimen libre. El acuerdo
fue publicar el aviso tres veces en la prensa nacional”.

Y así fue:
Elarba estuvo entre los firmantes de un comunicado, que apareció en varios diarios,
en el que él y otros demandados aseguraron no haber participado “en forma alguna
en la concepción, redacción, autorización o inserción de esas publicaciones en
los medios de comunicación indicados”. Al final, añadieron que: “Estamos en
desacuerdo de dichas publicaciones y las rechazamos, habida cuenta de que la
gravedad de esas afirmaciones no está acompañada de la comprobación de la
veracidad”.

Pero si se
zafó a tiempo de sus vínculos con El Nacional, en los últimos años, ha
sabido tejer otras redes de amistades para procurarse presencia mediática. Como
ejemplo, la voz y la cara de Elarba son habituales, mientras explica el porqué
de la necesidad de aumentar el costo del servicio de aseo urbano, en la pantalla
del canal Globovisión, propiedad del sancionado Raúl Gorrín
Belisario.

Elarba no tiene problemas decir que es amigo de Raúl Gorrín desde 2009.

“Conozco a
Raúl Gorrín, es amigo mío. Somos amigos desde el año 2009. Yo no tengo nada que
lidiar con eso [las sanciones]. El que tiene que lidiar con eso es Raúl
Gorrín. ¿Qué tengo que ver en esa película? Resalto la palabra: mi amigo Raúl
Gorrín sigue siendo mi amigo y su situación con el Departamento [del
Tesoro] es su situación. Cualquier duda tienes que preguntársela a él. ¿Qué
te puedo responder? ¿Que no duermo en las noches? Él que tiene que resolver es
él”, espeta.

Más allá
de la relación de Fospuca con el Estado, de acuerdo con el Sistema Nacional de
Contrataciones Públicas, ¿tiene un nexo con Nicolás Maduro? Elarba asegura
varias veces que no. “Ninguna. Para serte bien preciso, solo limpieza por
colaboración con la ciudad de Caracas. Pero no hay aporte, contratos ni
subsidios. En 2016 adquirimos once camiones de alta calidad y esos trámites se
hacían por Corpovex (…) pero con Maduro, ninguna. Absolutamente
nada”, insisten coordinadas la voz y la cara que en la Globovisión de Raúl Gorrín hablan, con
desparpajo y a la par, sobre reciclaje y maridaje.

Tomado de En la basura hay millones