El Informe Semanal de Veneconomía analiza las elecciones entre Carlos Fernández y Albis Muñoz

Albis Muñoz

Fedecámaras celebrará este sábado 26 (en Margarita) su LIX Asamblea Anual. Próxima a cumplir 60 años de vida, la organización está envuelta en una profunda crisis institucional que amenaza la unidad empresarial necesaria para hacer frente a la crisis de gobernabilidad por la que atraviesa el país.

Sumergida en una confrontación entre quienes hasta el 11 de abril de 2002 fueron sus dos vicepresidentes, no parece posible un virtual acuerdo entre las partes de cara al proceso electoral. Todo indica que las cartas están echadas y que pese a no ser su intención, Carlos Fernández tendrá que medirse con Albis Muñoz en el mejor de los casos; en el peor, puede que aparezca un outsider que pudiera dar la sorpresa.

Para nadie es un secreto que el papel jugado durante el paro cívico de diciembre y enero, le dio a Carlos Fernández una figuración mediática que no había conseguido antes. Los cinco minutos de fama de Fernández ya pasaron y quizá él aún no se haya enterado. Lo grave de todo esto es que bien pudiera restarle oportunidad a Albis Muñoz, quien se ha venido desempeñando como presidenta encargada de Fedecámaras desde que Fernández se fue a Miami, en principio por razones de salud y después por tener en contra una orden de captura.

Tras su “exilio” en Florida, representantes empresariales junto a personas que alguna vez tuvieron participación en la actividad gremial, comenzaron a “calentarle la oreja” a Carlos Fernández para que continuara al frente de la cúpula empresarial. A partir de entonces, comenzó una verdadera batalla en la que los empresarios se agrupaban en torno a uno u otro candidato.

Para el mes de abril, el peso de los expresidentes de Fedecámaras en la decisión de Fernández de mantenerse en el directorio era determinante. No obstante, a pocos días de celebrarse la elección es notorio el hecho que algunos de ellos han cambiado de parecer.

En principio, la estrategia era –tal como lo informó VenEconomía Mensual en abril- la de ratificar todas las directivas de los gremios empresariales más importantes del país (Consecomercio, Conindustria y Fedecámaras), pero sólo se logró en Conindustria. Los comerciantes renovaron a sus autoridades y Fedecámaras lo hará también. Lo que se desconoce son las condiciones en que lo hará.

Algunos empresarios no han medido las consecuencias que el enfrentamiento entre compañeros de directorio (Fernández-Muñoz) tendrá sobre la imagen pública de Fedecámaras, que pudo salir con bien después que Pedro Carmona, presidente electo para el período 2001-03, renunciara al organismo para autoproclamarse presidente de la República.

Además, no sólo la situación del país no es ni remotamente parecida a la de julio de 2001, sino que la del sector empresarial tampoco. Los empresarios afectos al chavismo han ido tomando posición en las Fedecámaras regionales y se teme que de no lograrse un arreglo electoral entre Fernández y Muñoz –en el cual trabaja intensamente Conindustria- pueda darse un revés de último momento.

De acuerdo a los estatutos, cualquier empresario puede postularse para participar en el proceso electoral hasta 24 horas antes de los comicios, por lo cual los temores se ciñen en torno a que un candidato chavista salga de outsider y dé un batacazo. No obstante, fuentes vinculadas al sector comercio señalan que se trata de algo muy descabellado.

Quizá no exista amplia conciencia sobre esta posibilidad en algunos sectores y de hecho no parece estar contemplada entre las opciones que manejan los dirigentes tradicionales. Hasta ahora sólo se ha hablado de nombrar a Fernández presidente honorario y escoger a Albis Muñoz como presidenta; de elegir por aclamación a Fernández como presidente y ratificar la actual directiva (habría que preguntarse cuál ya que hay vacantes por el ascenso de Fernández y Muñoz) o de que ambos se enfrenten en la contienda.

No se explica cómo si se le está solicitando al presidente Chávez que se mida en un referéndum, Carlos Fernández, uno de los promotores del paro cívico que pedía la renuncia al Jefe de Estado, no quiera medirse abiertamente. Además, Fernández no cuenta con los votos necesarios para lograr la presidencia, por lo que ante el peligro de que un chavista pueda postularse, lo más sano y sensato sería que le diera sus votos a Albis y así evitar que la cúpula empresarial se convierta en un apéndice de Miraflores.

El fortalecimiento del gremio y la unidad necesaria para que Fedecámaras pueda inspirar credibilidad no parece ser el objetivo de algunos actores que apuestan a intereses más personalistas, precisamente lo que se le critica al presidente Chávez.

Hace dos años, por esta misma fecha, VenEconomía publicó que la revolución estaba llegando a Fedecámaras. En ese momento Alberto Cudemus y Pedro Carmona se disputaban la presidencia del organismo cúpula empresarial: el primero, como abanderado del gobierno, y el segundo, como un líder que venía de una larga trayectoria en los campos gremial, empresarial e incluso en el sector público en actividades relacionadas con el comercio exterior.

Se daba por sentado que la revolución llegaría a Fedecámaras. O bien con el proceso bolivariano o con la visión de cambio institucional que representaba Carmona. Los acontecimientos políticos cambiaron el historial de Fedecámaras y tras la renuncia de Carmona, Fernández, primer vicepresidente, asumió la presidencia, de la cual la segunda vicepresidenta, Albis Muñoz, quien había pasado a la primera vicepresidencia con el ascenso de Fernández, tuvo que encargarse tras la salida del país de Fernández.

El clima de confrontación es palpable en los predios de Fedecámaras, así como notoria la penetración de chavistas en las Fedecámaras regionales y la creación de gremios empresariales paralelos que respaldan al gobierno de Chávez. Se trata de una realidad que no debe perderse de vista ante la difícil situación electoral que se avecina en el país.