Rafael Ramírez es uno de los más claros ejemplos de la corrupción chavista, pues durante su gestión, superior a una década, se cometió una de las más grandes estafas al patrimonio de Venezuela.
Aunque se jacta de haber dejado a su salida de PDVSA una producción diaria de 3 millones de barriles —algunos expertos hablan de 2,3 millones— y haber aportado al fisco en 11 años más de USD 500 000 millones de dólares para los programas de gobierno, misiones y demás; USD 231 mil millones en activos; plantas y equipos por USD 130 mil millones y un patrimonio de USD 84 mil millones, durante su administración se gestaron milmillonarios casos de corrupción, como consta en diversos informes y en tribunales federales de Estados Unidos.
Sus principales colaboradores —y él mismo— son señalados de la supuesta comisión de delitos contra el erario público por cifras en las que los ceros a la derecha se pierden de vista.
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La falta de mérito como currículo
Haber llegado a ocupar el cargo de ministro de ministro del Petróleo y Minería de Venezuela por 12 años y la presidencia de la primera y más grande empresa del país, PDVSA, por una década y en paralelo al anterior referido puesto, supondría una alta calificación traducida en estudios y experiencia.
Sin embargo, para su nombramiento en tales posiciones, estos criterios no privaron sino la lealtad y obediencia a Hugo Chávez. Él mismo lo confesó en una entrevista: “…una de las razones por las que en mi caso personal el comandante Chávez me tuvo tanto años al frente de una institución tan importante del país como PDVSA es porque sabía que yo no andaba con grupos ni planes secundarios. A mí siempre me decía alguna gente de esta que ahora está con el madurismo: ‘Rafa, ¿y cuál es tu plan b?’. Alguna gente que me conoce me dice Rafa. Les decía ‘yo no tengo plan b, mi plan es el de Chávez. Yo estoy con Chávez hasta el final’”(1).
Se presenta con ingeniero mecánico egresado en 1989 de la Universidad de Los Andes, con una maestría en Estudios Energéticos de la Universidad Central de Venezuela (UCV), pero según lo confesó en una entrevista a Marianna Parraga, no terminó el referido postgrado: “llegué hasta la tesis, pero me llamaron del gobierno” (2).
Política versus meritocracia
El objetivo de su gestión fue político —no es que ahora la política haya quedado de lado en PDVSA, advertimos— como lo refirió en uno de sus discursos: “(…) vamos a hacer todo lo que tengamos que hacer para apoyar a nuestro presidente. Y el que no se sienta cómodo con esa orientación, es necesario que le ceda su puesto a un bolivariano”.
La meritocracia que caracterizó a PDVSA por años, poco le importó, “nosotros estamos puestos aquí por la Revolución (…) la Nueva Pdvsa es roja, rojita de arriba abajo”.
Y sin prurito alguno dijo: “Nosotros sacamos de esta empresa a diecinueve mil quinientos enemigos de este país y estamos dispuestos a seguirlo haciendo, para garantizar que esta empresa esté alineada y corresponda al amor que nuestro pueblo le ha expresado a nuestro presidente” (3).
Para él —como para el chavismo en general— la obediencia —más bien servilismo— son lo fundamental. Mantener a toda costa el proyecto de Chávez a flote y, para ello, convertir a PDVSA en el sostén operativo y financiero era el camino. La revolución no requiere de “togas, birretes y títulos”, sino de lealtad ciega.
El caso “Pudreval”
Más 130 mil toneladas de alimentos estaban diseminadas por todo el territorio nacional en estado de descomposición.
Entre todos los casos de corrupción cometidos durante la gestión de Rafael Ramírez, tal vez el que generó más indignación nacional fue el caso de la Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos (PDVAL) que, popularmente se conoció como el caso “Pudreval”. Esto en referencia a que los miles de toneladas de alimentos que Bariven compró y pagó, terminaron podridos, almacenados impropiamente.
Entretanto, el gobierno buscaba destruir las evidencias, la prensa descubrió y sacó a la luz que más 130 mil toneladas de alimentos estaban diseminadas por todo el territorio nacional en estado de descomposición. Comida por un valor de USD 5046 por tonelada métrica que significó una pérdida para el país de USD 656 millones. A esto se sumaban los alimentos próximos a vencerse o podridos de los que nunca se supo el destino.
De este caso Rafael Ramírez habría sido informado por del auditor general de la Dirección Ejecutiva de Auditoría Interna Corporativa (DEAIC) de PDVSA, Jesús Villanueva, sin que se tomaran los correctivos del caso. Por el contrario, quedó en evidencia que se generó una falsa emergencia alimentaria para justificar las millonarias compras aun cuando no se tenía capacidad de almacenamiento adecuado para los alimentos. Lo fundamental había sido el enriquecimiento ilícito de unos pocos que nunca respondieron al país por sus actos de corrupción.
En la siguiente entrega se presentarán otros casos que comprometen la gestión administrativa de PDVSA en manos de Rafael Ramírez.
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Fuentes consultadas:
(1) El Pitazo. (4 de agosto de 2018). “Entrevista a Rafael Ramírez: ‘El madurismo hizo un cerco alrededor de Chávez’-Primera Parte”. Disponible en: https://elpitazo.net/entrevistas/entrevista-a-rafael-ramirez-el-madurismo-hizo-un-cerco-alrededor-de-chavez-primera-parte/
(2) Párraga, Marianna. (marzo de 2010). “Oro rojo. Desentrañando el misterio de la PDVSA revolucionaria”. En: Capítulo VI. “Rafael Ramírez, el artífice”. Ediciones Puntocero.
(3) Bracci Roa, Luigino. (3 de noviembre de 2006). “El discurso de Rafael Ramírez: PDVSA sí es roja, ¿y qué?”. En “El espacio de Lubrio”. Disponible en: https://lubrio.blogspot.com/2006/11/el-discurso-de-rafael-ramrez-pdvsa-s.html