La venta forzosa de CITGO Petroleum Corporation, la joya de la corona de PDVSA en el extranjero, se ha convertido en una partida de ajedrez de alto riesgo entre acreedores, operadores políticos, reguladores estadounidenses y fondos de inversión. Con más de $19 mil millones en sentencias contra el Estado venezolano, y un fallo definitivo del tribunal de Delaware previsto para agosto de 2025, el destino del activo petrolero más importante de Venezuela pende de un hilo.
¿Ganará Gold Reserve?
El postor líder es Gold Reserve, con una oferta de $7.38 mil millones, respaldada por un consorcio que incluye a Koch Industries y Siemens Energy. Su propuesta presenta una estructura de pago tipo «cascada», que prioriza a los acreedores con sentencias antes que a cualquier entidad sancionada por la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro de EE. UU.).
Pero el camino no está despejado. Dos factores clave amenazan el éxito de esta oferta:
Aprobación formal de la OFAC: Aunque Gold Reserve obtuvo una aprobación informal, aún falta la autorización definitiva. El Tesoro debe garantizar que los fondos no lleguen a manos de PDVSA ni de actores sancionados.
Objeciones legales: Acreedores como ConocoPhillips, con una demanda de $12 mil millones, podrían impugnar los términos, alegando que la compensación es insuficiente.
Si el tribunal de Delaware no aprueba la oferta, entrará en juego la oferta “stalking horse” de Red Tree Investments, por solo $3.7 mil millones, lo que limitaría gravemente la recuperación de los acreedores.
Riesgo Geopolítico: Maduro denuncia, EE.UU. presiona
El régimen de Nicolás Maduro ha tachado la subasta de ilegal, pero las sanciones impuestas por EE.UU. limitan su capacidad de intervenir. Mientras tanto, la oposición venezolana —que controla la junta de CITGO— defiende la venta como un instrumento de presión contra la dictadura y una vía para saldar deudas sin beneficiar al régimen.
Sin embargo, los riesgos son múltiples:
El colapso fiscal se intensificaría si Venezuela pierde su mayor activo externo.
El respaldo de EE.UU. a la subasta puede tornarse inestable si la batalla legal se prolonga o la OFAC demora su decisión.
CITGO pierde valor operativo rápidamente: su utilidad neta pasó de $2 mil millones en 2023 a solo $305 millones en 2024.
Estados Unidos quiere ejercer la mayor presión sobre el régimen de Maduro y asfixiarlo financieramente.
¿Qué Pueden Esperar los Acreedores?
Aunque la subasta se concrete, el panorama de recuperación es sombrío:
El valor estimado de CITGO es de $11–$13 mil millones, pero se espera que la subasta rinda apenas $8 mil millones.
La estructura de pago otorga prioridad a Koch y Siemens, con $2.7 mil millones en sentencias.
Los demás acreedores, incluyendo tenedores de bonos PDVSA 2020 (8.5%), probablemente reciban centavos por dólar.
Estrategia para Inversores: Jugar con fuego
Según el análisis de The Journal y reportes de Bloomberg y Reuters sobre la subasta de CITGO, esta representa una oportunidad especulativa de alto riesgo para inversores con perfiles agresivos. En el caso de Gold Reserve (GRZ.V), cuya oferta de $7.38 mil millones lidera el proceso, algunos analistas consideran que una aprobación judicial podría impulsar sus acciones entre un 50% y 70%, dada la magnitud estratégica del activo (CITGO opera tres refinerías y más de 6.000 estaciones de servicio en EE.UU.). Sin embargo, si la corte de Delaware o la OFAC bloquean la transacción, la caída podría rondar el 30% a 40%, lo que sugiere una alta volatilidad (Reuters, junio 2024).
La jugada recomendada por gestores especializados sería tomar una posición especulativa pequeña (1–2% del portafolio) con un stop-loss técnico por debajo de los mínimos recientes, a la espera del fallo programado para el 18 de agosto de 2025, fecha clave que marcará el futuro de la operación (The Journal, mayo 2024).
En cuanto a los bonos vinculados a PDVSA-CITGO, especialmente los PDVSA 2020 al 8.5%, el consenso entre fuentes como LatinFinance y Financial Times es que su valor depende casi exclusivamente del resultado judicial y de una posible autorización explícita de la OFAC. La advertencia generalizada es clara: salvo que el inversor esté dispuesto a asumir una pérdida del 70% u 80%, lo más prudente es abstenerse de entrar.
Finalmente, para la mayoría de los analistas consultados, la mejor estrategia en este momento es esperar. El fallo de Delaware será determinante para aclarar los riesgos regulatorios, los niveles de recuperación y las posibilidades de futuras impugnaciones. Hasta entonces, cualquier movimiento puede ser más especulación que inversión fundamentada (Bloomberg Intelligence, julio 2024).
¿Qué Está en Juego?
El resultado de la subasta definirá si los acreedores obtienen al menos una fracción de lo adeudado, o si la maraña legal sigue creciendo.
El fallo judicial también sentará precedentes sobre cómo manejar activos extranjeros de regímenes sancionados.
La presión sobre la administración Biden para preservar la coherencia sancionatoria sin colapsar la operatividad de CITGO podría redibujar el mapa energético y diplomático de EE.UU. en América Latina.
La subasta de CITGO no es solo una disputa empresarial. Es una batalla por el futuro económico, legal y geopolítico de Venezuela.
Para los acreedores, es una carrera contra el tiempo.
Para los inversores, una oportunidad con más trampas que certezas.
Y para Venezuela, es tal vez la última carta antes del default total.
Tomado de CITGO al borde del abismo: La subasta que podría redibujar el mapa financiero de Venezuela