Chavistas y condenadamente ricos, boliburgueses 

“Ser rico es malo, es inhumano. Así lo digo y condeno a los ricos”. Así hablaba Hugo Chávez en 2005. En ese mismo año el periodista Juan Carlos Zapata acuñó el término boliburgués, que identifica a los bolivarianos burgueses, ya convertidos en 2017 en multimillonarios galácticos gracias a una corrupción que fuentes parlamentarias venezolanas consideran que ronda los 700.000 millones de dólares en 15 años. De esta fortuna se han beneficiado quienes han utilizado el chavismo para hacerse ricos.

“El desfalco a la nación ha sido impresionante. Estamos viendo los casos de corrupción más importantes de la Historia del país. Por ejemplo, con la contratación de Odebrecht hay unos 30.000 millones de coste en unas obras que en un 76% están por hacer. La pérdida patrimonial por el control cambiario llega a otros 30.000 millones. Y suma y sigue”, explica el diputado Juan Guaidó, de Voluntad Popular, presidente de la comisión permanente de Contraloría en la Asamblea Nacional venezolana.

Toda esta ganancia súbita impide que lleguen alimentos y medicinas. La corrupción mata», dice el diputado Juan Guaidó

“Toda esta ganancia súbita, fruto de la corrupción, impide que lleguen los alimentos y las medicinas. La corrupción mata”, añade el diputado, quien asegura que los ricos del chavismo “son los mismos desde hace tiempo”, aunque ahora “tienen miedo por las sanciones de EEUU y también por el rechazo de la Unión Europea y de la mayor parte de la comunidad internacional”.

Entre los sancionados por EEUU está el presidente Maduro y hasta 13 altos cargos del gobierno venezolano. Por corrupción el Tesoro de EEUU ha congelado los activos a Rocco Albisinni Serrano, presidente de CENCOEX; Alejandro Fleming Cabrera, viceministro para Europa del Ministerio de Exteriores; Simón Zerpa, vicepresidente de finanzas de PDVSA; y Carlos Malpica Flores, ex tesorero nacional y ex vicepresidente financiero de PDVSA, sobrino de Cilia Flores, esposa del presidente Maduro.

Relacionados con delitos como evasión fiscal, malversación de fondos, sobornos y lavado de dinero la oposición venezolana, mayoría en la Asamblea Nacional, investiga a la par a empresarios y políticos cercanos al régimen bolivariano. El último a quien ha salpicado un escándalo ha sido el ex ministro de Obras Públicas Haiman El Troudi, a quien vinculan a través de su esposa y su suegra con cobros de la constructora Odebrecht.

Según el investigador y periodista Emili Blasco, autor de Bumerán Chávez, “lo más llamativo es la impunidad con la que en Venezuela se pueden hacer negocios con el dinero público. El sistema cambiario también lo facilita. Hay falta de supervisión y de transparencia. No hay supervisión parlamentaria. El nivel de corrupción es descomunal y los intermediarios también se enriquecen, añade el experto.

Lo más llamativo es la impunidad con la que pueden hacerse negocios con dinero público», afirma Emili Blasco

Los números son escalofriantes. Según José Vicente Carrasquero, profesor de Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar de Caracas,»entre 1999 y 2014 el gobierno de Chávez ingresó dos veces y media más dinero que todo lo que se había generado desde 1830 y no hay datos que permitan saber dónde fue a parar todo eso». Contrasta este despilfarro con los salarios en la actualidad que rondan los 30 dólares mensuales para un catedrático universitario.

En este caso seguir la pista del dinero es más que complejo. Hay un entramado de intermediarios y testaferros ligados a cada patrimonio, y a la vez la difusión de rumores interesados también prolifera. «Los boliburgueses le temen y mucho a la transparencia», destaca en su web Infodio, el investigador Alek Boyd, que lleva años siguiendo las redes de poder y negocios en Venezuela. “Cada uno de ellos es una red. Pero esas redes muchas veces se entrelazan. Identificar a cada actor y cada empresa es trabajo muy extenso”, explica sobre su trabajo.

Los clanes en el poder

La revolución que empezó demonizando el capital acabó enamorándose de sus encantos pero en secreto. «Es una casta millonaria que se disfraza de pobre para ocultar su enorme fortuna», en palabras del periodista venezolano David Placer, que ha seguido su pista en España. Recurren a testaferros, que a su vez también se convierten en millonarios. En la cúspide de la pirámide de los enriquecidos chavistas están los miembros de los clanes más poderosos: los Chávez, los Maduro-Flores, los Cabello y los Padrino.

María Gabriela Chávez. La hija predilecta del comandante, con un puesto permanente en la ONU aunque apenas pisa el organismo, es quien se cree que posee la mayor fortuna familiar. Medios latinoamericanos publicaron que sería la mujer más rica del país con más de 4.000 millones de patrimonio en bancos en Andorra y EEUU, pero la información no está contrastada y ella lo niega categóricamente. Otros medios hablan de una herencia familiar de unos 500 millones. No aparece en la lista Forbes donde los tres venezolanos más ricos son los empresarios Gabriel Cisneros, Lorenzo Mendoza y el banquero Juan Carlos Escotet.

A Escotet se le considera un financiero que ya había hecho los grandes negocios antes de Chávez, aunque siguió creciendo con el chavismo. Otro banquero, Víctor Vargas, dueño del Banco Occidental de Descuento, ha disfrutado de excelentes relaciones con los bolivarianos, y desde hace tiempo tiene la vista puesta en España. Su hija Margarita está casada con Luis Alfonso de Borbón.

Sobre sus transacciones en bancos suizos, Univision reveló hace dos años que entre 2006 y 2007 el banquero, sus empresas y sus socios depositaron más de 120 millones de euros en 29 cuentas de las que eran titulares o beneficiarios.

Centurión de Chávez: Teniente Alejandro Andrade. Fue escolta de Chávez, tras secundarle en el golpe de 1992. Chávez se sentía en deuda con él porque Andrade perdió un ojo jugando con él a chapitas. Tuvo la fortuna de ser premiado con cargos como la tesorería nacional y la presidencia del Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela. Sus trasvases de fondos le permitieron retirarse al dolce far niente. Su nombre apareció al desvelarse cuentas del HSBC suizo en el Swissleaks. Logró recuperar su visa tras una investigación del FBI y vive desde hace 15 años en una zona de lujo de la Florida. En Venezuela uno de sus mejores amigos es el abogado y empresario Raúl Gorrin, quien se hizo con Globovisión.

Cilia Flores, hijos y sobrinos. Este mes de julio dos hijos de la esposa del presidente Nicolás Maduro, Walter y Yoswal Gaviria Flores, gastaban a todo tren en Madrid, donde se alojaron en el Hotel Ritz, según ha publicado La Razón. Cilia Flores es la mujer más poderosa de Venezuela y ejerce como tal. Su sobrino favorito, Carlos Erick Malpica, llegó a ser tesorero nacional y vicepresidente de Finanzas de PDVSA (Petróleos de Venezuela SA). Dejó los cargos después de que sus primos, Francisco de Freitas Flores y Antonio Campo Flores, le implicaran en lavado de dinero en el juicio en Nueva York por narcotráfico. Dicen que se hizo cargo del pago de los abogados otro de los millonarios del chavismo, Wilmer Ruperti. Es quien mejor encaja con el papel de “empresario chavista” con una fortuna estimada por él mismo en 1.600 millones de dólares.

Diosdado Cabello, su hermano José David y el vicepresidente Tareck El Aissami. Al que fuera presidente de la Asamblea Nacional con Hugo Chávez, le llaman los chavistas El Padrino, ya que hay que pedirle audiencia antes de ver a Maduro. Es lo que decían los cables de WikiLeaks. Chávez le decía ojitos lindos. Se le ha vinculado con el Cartel de los Soles, que facilita el paso de droga por Venezuela hasta EEUU, lo que Cabello atribuye a la propaganda imperialista.

A Diosdado Cabello se le relaciona con el control de la empresa EVEBA de Cumaná, una de las más grandes del país. Como propietario de esta empresa figura Kalil Mayed, quien ha hecho lobby para los chavistas en el mundo árabe. Hay medios opositores que estiman que la fortuna de Diosdado Cabello rondaba ya en 2013 los 3.500 millones de dólares, según una investigación de www.reportero24.com. Su hermano José David fue superintendente nacional tributario durante años, es decir, que supervisaba el comercio, de entrada y salida del país.

Al clan de Cabello también pertenece el vicepresidente Tareck El Aissami, a quien Estados Unidos vincula también con el narcotráfico. El Departamento de Estado ha revelado recientemente que El Aissami y su testaferro  tienen 500 millones de dólares en cuentas offshore, apartamentos y coches de lujo, según ha publicado Univisión.

Según Washington, el dinero procede del tráfico de droga desde Venezuela. Habrían colaborado en estas operaciones con el vicepresidente venezolano Los Zetas de México, el venezolano Walid Makled y el colombiano Daniel El loco Barrera.

 

Militares con superpoderes

El ministro de Defensa, Vladimir Padrino, quien ya fue uno de los hombres fuertes del comandante Hugo Chávez, controla la administración de la Misión Abastecimiento Soberano y Seguro, esto es, la distribución de alimentos. Los militares controlan cada vez más ministerios. El diario El Nacional reveló cómo se ha creado un emporio industrial con 16 empresas propias y mixtas para el desarrollo económico de las Fuerzas Armadas. Maduro también les permitió crear una firma para explotar, buscar y distribuir crudo en 2016. A los hijos de Padrino también les gusta frecuentar la capital española.

Varios gobernadores militares, como José Gregorio Vielma Mora, de Táchira, Francisco Arias Cárdenas, de Zulia, o Francisco Rangel Gómez, de Bolívar, figuran, según fuentes opositoras, entre los más adinerados. En Bolívar están las mayores reservas auríferas del país, así como coltán y uranio, por ejemplo.

 

Empresarios rojos

Rafael Ramírez y Diego Salazar Carreño. Si hay un modelo de chavista enriquecido ese es Diego Salazar, a quien llamaban el Rojo de Oro. Hijo de un guerrillero de los 60, vendía pólizas de seguro hasta que su primo, Rafael Ramírez, a cargo de PDVSA, le otorgó el contrato estrella con la empresa petrolera estatal. Prototipo de boliburgués amante del lujo, tiene una orquesta de 100 músicos a sus órdenes que le compone boleros a su antojo. Tiene casas en EEUU y en Europa. Rafael Ramírez, también millonario aunque de apariencia austera, es el representante permanente de Venezuela en la ONU, tras haber sido canciller. Fue presidente de la empresa petrolera venezolana de 2004 a 2014. Ahora frecuenta España, en concreto Ávila, donde parece que podría establecerse y propiciar inversiones.

Wilmer Ruperti. Presidente de Global Ship Management, empresa dedicada al transporte de crudo, se ganó el favor de Hugo Chávez al no sumarse al paro de 2002. A partir de ahí, su negocio, endeudado, empezó a salir adelante. Años después, en 2012, Chávez presumía de dos pistolas que habían pertenecido a Simón Bolívar y que Ruperti le había regalado. “Pertenecen a la República”, se justificó el Comandante. El empresario había pagado 1,6 millones en 2004 por las simbólicas armas. También es presidente y único accionista de Canal I, televisión oficialista.

Raúl Antonio Gorrin Belisario. En un tiempo récord pasó de ser abogado a empresario multimillonario. Dueño de una compañía de seguros, La Vitalicia, y flamante comprador de Globovisión. Se dice, en medios opositores, que su fortuna proviene de actuar de testaferro al servicio del gobierno. Calculan que maneja unos 2.000 millones de dólares.

Walid Makled Cedeño García. Uno de los empresarios que dicen que mejor conoce las cloacas del  poder bolivariano y dicen que por ello está bajo control en la cárcel. Su padre se dedicaba al comercio de las telas en los 70 y él lo expandió y aumentó sus beneficios con las importaciones. Llegó a controlar una octava parte de Puerto Cabello y llegó a adquirir una línea aérea, Aeropostal. De la noche a la mañana pasaron a investigarle y tras un periplo colombiano acabó entre rejas en Venezuela.

 

El salto a España, tierra de los bolichicos

Dicen los venezolanos que todo el que se hace millonario se va del país. Miami fue el destino preferido durante años, pero la vigilancia de las autoridades de EEUU desde hace un tiempo ha hecho crecer el atractivo de España como destino de boliburgueses y de sus criaturas, los bolichicos. Uno de los que primero mostró su pasión española fue el banquero Vargas, que presume de tener el yate más grande de Sotogrande, el Ronin, que compró al magnate de Oracle Larry Ellison. También se ha visto involucrado en una investigación en EEUU por asociación ilícita con su yerno Francisco D’Agostino.

Según publicó David Placer en el artículo Boliburgueses y bolichicos en España, figuras destacadas, a partir de 2015, son: Ernesto Velasco, quien en Caracas se hizo cargo de jugosas remodelaciones urbanísticas, y aquí se hizo conocido por su vinculación con el ideólogo de Podemos, Juan Carlos Monedero. En Barcelona desembarcó Rafael Lacava, alcalde de Puerto Cabello, y un hincha acérrimo del Barça, sobre todo desde que el equipo fichó a uno de sus hijos para la Masía. También se han afincado en nuestro país Roberto Rincón, empresario petrolero.

 

Fuente: El Independiente 

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