Así describen cómo enchufados habrían utilizado en Venezuela la aplicación Shasta como “lavadora”

Detrás de una aplicación innovadora que parecía ser uno de esos unicornios que revolucionan el mundo tecnológico, se tejió una historia que reúne acusaciones de estafas millonarias, blanqueo de capitales del chavismo y una protagonista muy particular: Vivian Arlet Ruiz Barrera.

La escultural mujer aparece en redes posando feliz al lado de uno de los hombres más poderosos y cuestionados de Suramérica: el general Vladimir Padrino. El hombre fuerte de Nicolás Maduro es considerado el ala más radical del régimen y ha sido acusado de violar los derechos humanos de millones de ciudadanos del vecino país, así como de conspirar para enviar cocaína a Estados Unidos, por lo cual el Tío Sam le abrió un expediente, reseñó SEMANA.

En Colombia, la primera que alertó sobre este entramado de corrupción que se tejía alrededor de la novia del general fue la columnista Salud Hernández-Mora. “La novia aprovecha su condición para atracar a los altos mandos militares que se enriquecieron a costa de arruinar a sus compatriotas”, señaló la periodista.

La historia fue relatada extensamente por el portal de periodistas venezolanos Moncloa. Ahí se cuenta cómo Vivian Arlet utilizaba sus vínculos con Padrino “para captar a más militares a quienes habrían estafado, prometiéndoles que sacarían el dinero de Venezuela, con destino a España. Pero, una vez que era depositado en las cuentas del banco venezolano BNC, la operación no se concretaba”.

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Según la información del medio, es más de un centenar el número de funcionarios estafados. Nadie se atreve a denunciar a la esposa del jefe. “Pero, cuando el hampón que comete el fraude es la novia del patrón, lo más aconsejable será dar por perdida la plata”, aseguró Hernández-Mora. Entre ellos, se menciona a uno de los pesos pesados del régimen, el ultrapoderoso Tareck El Aissami, ministro de Petróleo de Venezuela.

No obstante, el caso ya llegó a los estrados judiciales. Según cuenta Moncloa, en España sí fue detenido el español Álex Sicart, quien paradójicamente hace unos años había sido nombrado como una de las promesas de Europa por su ingenio tecnológico. Sicart es el socio de otro personaje polémico, Leonardo Montbrun, quien aparece en ese complejo entramado societario que salpica a Padrino y que daría cuenta de la red de favores del régimen para beneficiar a su gente.

De Montbrun, Moncloa dice que le dieron contratos exclusivos para manejar “los viajes de la aerolínea venezolana Conviasa, así como colocaciones bancarias de la petrolera venezolana PDVSA, Pequiven y del propio Ministerio de la Defensa de Venezuela”.

Shasta App sonaba en principio una idea genial que podía ayudar a millones. Quienes conocen a familias venezolanas expatriadas saben el dolor de cabeza que significa para ellas enviarles dinero a quienes quedaron en el país. La aplicación tenía una alianza con el Banco Nacional de Crédito. El dinero, gracias a esa aplicación, podía salir sin lío de Venezuela.

Se consignaba en este banco y se retiraba en cuentas de bancos españoles. La cosa era sencilla, pues no había que justificar de dónde salía el dinero y se podían mover hasta 100.000 euros. Del mismo modo, venezolanos en España, Portugal e Italia lograban enviar dinero a Caracas, saltándose las difíciles medidas de control de cambios del país.

Vivian Arlet, la luz de los ojos del general, aparece desde 2017 como una de las propietarias de Shasta App. Moncloa confirmó que en el banco había 26 cuentas bancarias disponibles para mover los fondos, de las cuales 11 estaban a nombre de Shasta; siete, a nombre de Leonardo Montbrun; y ocho, a nombre de Álex Sicart. La aplicación dejó de operar en agosto de 2021. “Nos vemos pronto”, fue el único mensaje que enviaron a sus usuarios. La decisión sucedió luego de que Sicart fuera detenido por los delitos de “estafa, legitimación de capitales y asociación para delinquir” por el Juzgado 26.º del Ministerio Público del Área Metropolitana de Caracas.

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