VenePirámides
Como consecuencia de la debacle de Stanford International Bank, las autoridades de Antigua se han trazado un plan para recuperar la credibilidad de las instituciones financieras domiciliadas en esa isla. El plan, delineado por la Dama Louise Lake-Tack, Gobernadora de Antigua, en su discurso anual al Parlamento, consiste en modificar las regulaciones financieras para castigar a quienes cometan infracciones que pongan en peligro la salud de los bancos, según reseña TheStreet.com.
La Gobernadora acusó al ex ”Sir” Allen Stanford de “comprometer la integridad regulatoria de Antigua”.
Lamentablemente pareciera que la Gobernadora de Antigua (y las autoridades venezolanas) no entienden que lo que hace falta es que se cumplan las leyes que ya hay, no más leyes. Las reformas legislativas son simples cambios cosméticos si no hay nadie encargado de hacerlas cumplir con seriedad. Bajo la normativa existente el fraude de Stanford International Bank en Antigua, así como los de los Bancos Canarias, Confederado, Bolívar y Banpro en Venezuela nunca debieron haber ocurrido. Las acciones de los administradores de los bancos fueron y son ilegales bajo la legislación existente. Sin embargo, las autoridades encargadas de hacer cumplir esa normativa fueron negligentes en el cumplimiento de sus obligaciones, o simplemente cómplices del fraude.
La manera de procurar que estas estafas a los dineros del público no se repitan no requieren modificaciones legislativas. En VenePirámides no pretendemos descubrir el agua tibia, sólo repetir las únicas fórmulas que han funcionado en otros países: 1.-Educar y formar a los reguladores financieros para que sean capaces de ejecutar la supervisión bancaria bajo estándares internacionales. Tanto el Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional ofrecen programas de formación de supervisión bancaria que han probado ser muy efectivos; 2.-Castigar, de manera ejemplar, a los supervisores bancarios que sean negligentes en sus funciones o cómplices de los supervisados. Sólo implementando estos pequeños cambios evitaremos que se siga socavando la confianza del público en sus instituciones financieros, indispensables para el funcionamiento de cualquier economía.
Tomado de Antigua ataca su crisis de credibilidad con reformas legales (como si eso sirviera de algo)