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Los préstamos de organismos multilaterales, subestimados por el Gobierno durante la bonanza petrolera que permitió a Venezuela hilvanar una seguidilla de 22 trimestres consecutivos de crecimiento económico entre 2003 y 2009, volvieron a ser vistos como una fuente de financiamiento importante después de que la crisis global encareció el costo de las emisiones de bonos.
La deuda con instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento se incrementó 41,5% entre diciembre de 2009 y junio de 2011, mientras que el total de los compromisos externos del país subió 3,7% en ese período de 18 meses, según el Ministerio de Planificación y Finanzas.
El monto del endeudamiento con multilaterales al cierre del primer semestre del año era 4,6 millardos de dólares, el más elevado desde que el presidente Hugo Chávez asumió el poder en 1999. El mandatario, que recibió un saldo de 3,3 millardos de dólares, lo ha mantenido en ese nivel con un promedio de 3,4 millardos de dólares en los últimos 12 años.
La cantidad que el Gobierno debe a estas instituciones representa 12,7% de la deuda externa, la cifra más alta desde 2004. La participación de los multilaterales en los pasivos de la República alcanzó un máximo de 17,1% en 2002, pero luego comenzó a reducirse hasta llegar a un mínimo de 9,3% en 2009.
El endeudamiento durante ese período se concentró en el lanzamiento de bonos. Los compromisos en títulos valores pasaron de 15,8 millardos de dólares en 2002 a 29,9 millardos de dólares en 2009, lo cual llevó la participación de los papeles en la deuda de 72,2% a 85%. Desde entonces, se ha reducido a 82,9%.
Más barato Economistas señalan que el financiamiento de los organismos internacionales resulta más beneficioso para el país por dos razones principales: las tasas de interés son más bajas que las de los bonos emitidos por el elevado riesgo país y los recursos están canalizados hacia proyectos específicos que contribuyen al desarrollo.
Para el Gobierno, sin embargo, tiene desventajas. «Usualmente esos préstamos están atados a requerimientos específicos en política económica.
Se exigen garantías y condiciones porque el dinero que se presta es el ahorro externo de los países desarrollados», dice Efraín Velásquez, presidente del Consejo de Economía Nacional.
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional son los más exigentes. Por eso Chávez, que incluso amenazó con abandonar ambos, prefiere recurrir al Banco Interamericano de Desarrollo y a la Corporación Andina de Fomento.
«Es más fácil pedirle a estos organismos, pero las cantidades que pueden asignar son menores», apunta Velásquez.
Agrega que los créditos del BID y de la CAF también tienen una desventaja para las autoridades: al estar dirigidos a proyectos específicos, a los cuales se les hace seguimiento, no pueden destinarse a otra cosa. «Los recursos que se levantan mediante emisiones de bonos, en cambio, pueden ser utilizados libremente».
La Ley de Endeudamiento de 2011 es elocuente sobre la forma en que el Gobierno emplea el dinero. Los desembolsos de recursos levantados mediante financiamiento externo suman 40,3 millardos de dólares, de los cuales 20 millardos corresponden a gestión fiscal, 10,7 millardos a servicio de la deuda pública y 9,6 millardos a proyectos.
Cuestión de política Orlando Ochoa, economista y profesor universitario, coincide con Velásquez en que el Gobierno recurre poco a préstamos de los organismos multilaterales porque estas instituciones son exigentes con la utilización de los recursos.
Pero considera que la baja frecuencia de uso de estos créditos también está relacionada con las políticas cambiaria y exterior.
«El Ejecutivo ha generado un sistema cambiario perverso que está asociado a la emisión de deuda. Las autoridades necesitan proveer bonos de manera recurrente al sistema de transacciones con títulos en moneda extranjera, así como alimentaban antes el mercado paralelo de divisas. Es algo que ningún país normal haría», afirma Ochoa.
Advierte que lo más grave es que, después de la crisis financiera internacional, las tasas de interés que debe pagar Venezuela por los papeles emitidos son muy altas. «Así que Chávez, que se ha quejado del costo de los compromisos externos desde que llegó al poder, está endeudando al país a un precio más elevado que nunca».
Ochoa añade que la política exterior también influye en la estrategia de endeudamiento porque el Gobierno, antes de sentarse a negociar con los organismos multilaterales, prefiere solicitar ayuda a países amigos como Brasil, China y Rusia; que ofrecen créditos con más flexibilidad y con términos políticos, según reportó el diario El Nacional.