Es bastante difícil seguir blogueando la revolución bolivariana. Empecé a hacerlo en noviembre de 2002 y, francamente, me siento cada vez más frustrado por la falta de cohesión del movimiento de oposición en su conjunto; Los veo como nada más que un montón de oportunistas que intentan desesperadamente quedarse con sus paquetes. No tienen alma ni parecen preocuparse por el futuro o el país. El discurso político en Venezuela está totalmente vacío de propuestas, Chávez dicta las acciones y todos reaccionan y repiten sus chorradas. El chavismo se ha convertido en la fuerza dominante en Venezuela a través de la manipulación de votos que no se actuó en el momento oportuno. Jimmy Carter, Cesar Gaviria, Jennifer McCoy… todos contribuyeron al asesinato de nuestra frágil e incipiente democracia sin titubeos ni remordimientos. Por otro lado, ser un activista contra el presidente del quinto mayor productor de petróleo del mundo no es una tarea fácil, uno recibe la frialdad de todos en todas partes porque las perspectivas de beneficiarse de la revolución son una idea tan atractiva. Entonces, ¿tiene algún valor seguir denunciando y arrojando luz sobre temas que a nadie parece importarle? A estas alturas no se…
