¿Qué tanto sabe Morris Villarroel Sierralta sobre los conciertos de narcolavado de Juan Carlos Araujo en Caracas?

 

Juan Carlos Araujo Durán, un conocido narcotraficante venezolano, fue descubierto por las autoridades de Venezuela por estar involucrado en la organización de conciertos musicales desde el Centro de Formación Hombre Nuevo Simón Bolívar, en Caracas, una antigua cárcel conocida como La Planta. Araujo, que se encuentra cumpliendo una condena de 30 años por tráfico de drogas, usaba empresas de fachada y contactos influyentes para contratar a artistas nacionales e internacionales y lavar el dinero de sus actividades ilícitas.

Un concierto polémico

Uno de los casos más recientes y escandalosos fue el del cantante dominicano Romeo Santos, quien debía ofrecer una presentación en la base aérea de La Carlota, en el este de Caracas, el pasado domingo 10 de diciembre. El concierto, que estaba previsto para las 8:00 de la noche, sufrió un retraso de ocho horas debido a fallas en la organización y en los vuelos. Muchos de los asistentes se retiraron antes de que el artista subiera al escenario, a las 4:00 de la mañana del lunes 11.

Santos, apodado el Rey de la Bachata, se disculpó con el público y culpó a los productores por lo ocurrido, calificándolo como una: «falta de respeto contra ustedes, el público, hacia mis músicos, mis técnicos y este servidor», expresó el cantante de origen dominicano y puertorriqueño, nacido en el Bronx, en Nueva York. Los fanáticos han reclamado la devolución del dinero pagado por el espectáculo y las autoridades han anunciado que han congelado las cuentas de las productoras.

Las empresas detrás del negocio

Las empresas que contrataron a Romeo Santos fueron Panteras Entertainment y Global Boletos, ambas vinculadas a Juan Carlos Araujo Durán y ahora investigadas por la fiscalía venezolana. Araujo gestionó sus influencias para que el cantante se presentara en Venezuela, e incluso logró que el concierto se realizara en una base militar, sin que se sepa quién le facilitó los permisos necesarios.

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No es la primera vez que Araujo está relacionado con un concierto fraudulento. En marzo de 2023, también estuvo implicado en la estafa millonaria en un concierto en Venezuela de Anuel AA, otro artista de renombre internacional. Lo sorprendente es que las autoridades venezolanas ya sabían que Araujo estaba organizando conciertos desde la cárcel, pero no impidieron que se llevara a cabo el de Romeo Santos, incluso después de que detuvieran a Argenis José Guerra Barreto, el director de la cárcel donde estaba recluido Araujo, por permitirle participar en esas actividades comerciales.

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Un cómplice sospechoso

Además de los conciertos, Juan Carlos Araujo Durán también está en el ojo del huracán por su supuesta relación con Morris Villarroel Sierralta, uno de los hijos de Mario Villarroel, expresidente de la Cruz Roja venezolana. Según se ha revelado en redes sociales, Araujo y Villarroel serían mejores amigos y «cómplices».

Morris Villarroel

Si se confirma la estrecha relación entre ambos, esto implicaría que Villarroel también pudiera estar comprometido en las actividades ilícitas de Araujo, por las cuales este último purga condena, incluidas el lavado de dinero y el tráfico de drogas. Por ello, se hace necesario que el Fiscal General de Venezuela y las autoridades venezolanas, así como la DEA y otras autoridades federales de Estados Unidos, y las autoridades españolas, investiguen el asunto y aclaren la situación.

Una larga trayectoria delictiva

Juan Carlos Araujo Durán fue sentenciado a 30 años de cárcel por un caso de decomiso de 450 kilos de cocaína en marzo de 2015 en República Dominicana. Antes de eso, era el director y propietario del 50% de las acciones de la compañía Producciones Solid Show 2050, creada en 1996 y dedicada a realizar eventos musicales, marketing corporativo y mercadeo promocional.

Araujo se encargaba de la contratación de artistas nacionales e internacionales y les ofrecía altas sumas de dinero para que viajaran a Venezuela. Araujo Durán operó sin problemas en Venezuela hasta que en 2015 se le vinculó con la captura de una avioneta con más de 450 panelas de cocaína. Por este caso fue condenado en 2020 a 30 años de prisión por tráfico de drogas y uso de la empresa de espectáculos y la Casa Bar para el lavado del dinero.

El empresario contaba con otros delincuentes que le ayudaban a montar una estructura de logística muy grande, con la que utilizaban bienes muebles e inmuebles, además de un conjunto de empresas como fachada. Una de las estrategias de Araujo y Solid Show, era suspender los conciertos sin previo aviso y luego presentar problemas para reprogramar las fechas, algo que presuntamente les servía para movilizar altas sumas de dinero sin inconvenientes.