Miguel Salazar pederasta: Los abusos sexuales del editor venezolano que no cuenta en Las Verdades de Miguel

El periodismo en Venezuela ha sido testigo de la conducta cuestionable de algunos de sus editores, y uno de los casos más reprochables es el del obeso y deteriorado pseudoperiodista Miguel Salazar. Después de haber sido considerado un referente en el periodismo de investigación durante la llamada «Cuarta República», se autoerigió después como guardián de la llamada revolución chavista y todas las semanas pretende dictar cátedra de moral y buenas costumbres, cuando en realidad es un agente del chavismo sin moral y mucho menos buenos principios.

Ataques selectivos y confrontaciones

Miguel Salazar ha utilizado su semanario «Las Verdades de Miguel», su programa en el Canal I y su canal en YouTube, para atacar a sus enemigos políticos. Su estrategia ha sido dirigida tanto hacia críticos de la revolución como hacia la oposición. Ha apuntado hacia figuras prominentes como Giordani, Navarro, Evans, Ana Elisa, Silva, Cliver, Ramos Allup y los llamados bolichicos.

Sin embargo, su confrontación con un poderoso magnate vinculado a la revolución ha expuesto su oscuro pasado. Este magnate invirtió grandes sumas de dinero en investigar las relaciones sentimentales y sexuales extramaritales de Salazar con menores de edad. Este descubrimiento ha puesto en entredicho la integridad moral de Miguel Salazar.

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Para el año 2017, Miguel Antonio Salazar Rondón, director del semanario «Las Verdades de Miguel», se postuló para optar por una curul en la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), de acuerdo con los datos aportados por el ente comicial. Se trata del mismo pseudoperiodista que asegura que escribe «verdades sin importar quiénes desde el poder pretendan callarme», por iniciativa propia.

Acusaciones y enfrentamientos

Salazar es reconocido por ser un «justiciero», acusando y destapando escándalos tanto del chavismo como de la oposición, en marzo de 2023 acusó a un conductor del programa Zurda Konducta, de estar presuntamente vinculado a Hugbel Roa, exdiputado a la Asamblea Nacional electa en 2020, en los delitos de corrupción descubiertos en Petróleos de Venezuela.

El gobernador del estado Carabobo, Rafael Lacava, y el pseudoperiodista Miguel Salazar también protagonizaron un toma y dame a través de las redes sociales, donde destacaron los insultos entre ellos.

Rafael Lacava

Revelación de abusos sexuales

Por esas ironías de la vida, el protagonista de este estudio fue durante mucho tiempo patrocinado por el magnate que hurgó en lo más profundo del editor oriundo de Upata.

Pero mayor sorpresa para nosotros, fue cuando descubrimos que el mentado editor protagonizó también un oscuro incidente por repetidos abusos sexuales en contra de una menor de edad, en La Guaira, Venezuela, y como no hay crimen perfecto, siempre queda alguna evidencia, prueba o testimonio, que en este caso logramos encontrar.

La conducta perturbadora de Salazar

Los testimonios de los niños de ambos sexos en contra de Salazar son escalofriantes, pero se han quedado en silencio por temor a represalias. En nuestra investigación notamos una conducta predominante y es la de la «pederastia» que practica el editor y defensor del chavismo, eso sí, solo defiende a quien le conviene.

Pareciera que una condición sine qua non para ser editor de ese tipo de publicaciones impresas en Venezuela, es haber abusado sexualmente de menores de edad, rendir culto a la conducta de connotados criminales desaparecidos y/o presentarse como candidato o dirigente político para, mesiánicamente, «salvar» a la patria que los vio nacer.

También nos enteramos una vez más que su vida íntima está marcada por desamores, traiciones, infidelidades, tríos, poliamor y – además de violencia sexual contra menores de edad -, amantes masculinos.

Quien lo ve como un apóstol, desgarrándose las vestiduras a través de su programa de televisión que retransmite en YouTube, no podría creer que se trata de la misma persona. No sabemos si su apariencia de sapo lo ha llevado a tal o a tales complejos personales, que para sentirse amado, ha incurrido en una serie de barbaridades.