Mafia de la chatarra vende como basura fragatas de la Armada

Nasar Ramadan Dagga Mujamad es un empresario venezolano, nacido en el estado Carabobo el 9 de julio de 1976. Es director ejecutivo de CLX Samsung, Gad Tecnology, XIO y Aiwa Venezuela; representantes en Venezuela de Samsung, LG Corporation, Xiaomi Corporation y Aiwa respectivamente. También es presidente de la cadena de tiendas Multimax.

De ascendencia árabe. Se graduó de bachiller en la Unidad Educativa Centro de Estudio Carabobo y estudió Derecho en el Instituto Universitario Politécnico «Santiago Mariño».

Se desempeñó durante una década como Gerente de Ventas de comercializadora “La linda”, tienda dedicada a la venta de electrónicos en Morón, Carabobo.

Para 2004, toma el cargo del área de comercialización en Cyberlux de Venezuela, representante de Philco, Hoover y Hyundai. Desarrollando marcas propias Cyberlux y Frigilux, que cuentan con líneas de ensamblaje en Venezuela, con productos importados desde China y Brasil.

En 2013, fundó Consorcio LUX C.A, con subsidiarias en EE. UU. y Panamá, encargada de la distribución de productos Samsung para Latinoamérica.

En agosto del mismo año funda la primera tienda CLX Samsung para el mercado venezolano. Actualmente cuenta con doce tiendas en Venezuela y una en Panamá.

En junio de 2018 funda LG Gad Tecnology, autorizado como representante de la marca LG Corporation para Venezuela e inauguró una segunda y tercera tienda LG.

En enero de 2019 CLX Samsung asiste por tercera vez al CES en Las Vegas; en junio de 2019 Dagga inauguró una nueva tienda CLX en Barinas y a finales de ese mismo año introdujo en el mercado la primera tienda oficial Xiaomi en Venezuela, con cinco tiendas hasta marzo de 2021.

En octubre de 2019, se inauguró la tienda Multimax en la ciudad de Valencia, Estado Carabobo y desde entonces cuenta con siete tiendas en el país, siendo Dagga parte de su junta directiva.

Nasar Dagga ha formado parte de la Fundación Magallanes, llevando a cabo una serie de programas dentro y fuera de la temporada de béisbol.

En el área cultural ha patrocinado el proyecto cinematográfico Muerte Suspendida del director Oscar Rivas Gamboa, basado en hechos reales.

Nasar Ramadan Dagga Mujamad organiza fiestas empresariales para sus trabajadores y les obsequia teléfonos celulares.

Enchufado

La comercializadora, registrada en enero de 2004 en el Estado Carabobo, recibió la extraordinaria suma a pesar de que su capital Nasar Ramadan declarado es de apenas 100 millones de bolívares, según consta en el Registro Nacional de Contratistas de Venezuela.

En dicho registro, que es requerido para negociar con cualquier organismo del Estado; Daka aparece como proveedor de PDVSA, la empresa venezolana de petróleo.

Daka (o Cyberlux de Venezuela) es propiedad de Manzur Ramadan Dagga Mujamad (conocido como Falles Ramadan) y su hermano Fauci Mahmoud Daggak Mujamad.

Cada uno declara ser propietario del 50% de las acciones y figuran como presidente y vicepresidente respectivamente.

También forman parte de la directiva de la compañía Nasar Ramadan Dagga Mujamad y Yaser Ramadan Dagga Mujamad, quienes ostentan cargos de administradores.

La cadena sustenta su estrategia comercial en campañas publicitarias con figuras públicas y animadores de televisión como Adrian Barros, narrador de noticias de Televen.

No es casualidad que DAKA y CLX Samsung esten registradas en el Estado Carabobo. Falles Ramadan y Nasar Ramadan serían amigos y socios de Rafael Lacava, gobernador del Estado Carabobo, Rafael Lacava.

Daka y los «guisos» cambiarios

El propio presidente de Venezuela se empeñó en 2014 en exponer estas tiendas de electrodomésticos como una muestra de la usura capitalista y pidió entrar a saco en ellas para “que no quede nada en sus anaqueles”. El llamado ‘Dakazo’ llevó a la extinción a todo un sector del comercio. Lo curioso es que el pecador original no solo sobrevivió a su competencia, sino hasta a los organismos que entonces lo sancionaron. El propio Estado que lo trataba con desprecio, siguió recompensando al grupo empresarial detrás de Daka con el acceso a divisas preferenciales, reseñó Armando.info.

Detrás del negocio de electrodomésticos en Venezuela hay un apellido que se repite: Dagga. Identifica al grupo empresarial de origen palestino que creció como la espuma durante el boom petrolero y el control de cambio instrumentado por el chavismo en más de una década. Ni siquiera el episodio del llamado Dakazo, ha frenado su expansión. Porque, sí, Dagga es el apellido detrás de la cadena de tiendas Daka, famosa en Venezuela, más que por sus propios esfuerzos publicitarios, por la orden de vaciarla que lanzó el presidente Nicolás Maduro en 2013. Entonces el primer mandatario nacional la acusó de usura y especulación. Esa orden de ocupación y confiscamiento, que prácticamente arrasó en pocas semanas con el detal de artículos electrodomésticos en el país y acaso influyó en los resultados de los comicios municipales un mes más, curiosamente, no solo dejó indemne a los Dagga. Hoy su emporio incluye, además de Daka, otras empresas.

Nasar Ramadan Dagga Mujamad y Manzur Ramadan Dagga Mujamad están vinculados con los orígenes de Daka de Venezuela C.A. El primero también está relacionado con Consorcio Lux y las tiendas CLX –surgidas en 2013 y con “licencia exclusiva” para la “representación y distribución” de la marca surcoreana Samsung-, mientras que el segundo lo está con Bullpro Maracay C.A, registrada en 2016 y dedicada a la comercialización de equipos de sonido de la marca norteamericana Boss. Hay más: Yaser Arafat Dagga Muhd, también socio fundador de las tiendas CLX, es el único propietario de Cyberlux de Venezuela C.A, que se promociona como la “ensambladora de electrodomésticos más grande de Venezuela” y estuvo ligada a Daka de Venezuela C.A. Conexiones similares a las ya mencionadas, entre el origen del negocio de Daka y otras compañías, se repiten en varias de las sociedades que los empresarios y más familiares tienen registradas en Panamá.

Pese a ello en el entorno del grupo insisten en que “el único vínculo que existe es familiar” y que se trata de “información muy delicada”. Algo está claro: los negocios marchan bien, incluso el de Daka, en lo que parece una trama poco conocida.

“Ya abrimos”, decía el aviso que colgaba en la fachada de la sucursal de Daka en Maracay, capital del estado Aragua, en el centro de Venezuela. El sigilo del evento y el estruendo de otra noticia salida ese mismo día de Aragua, cuando un tribunal penal aceptó anular el proceso que conduciría a la celebración del referendo revocatorio contra el presidente de la República, opacaron la inauguración del sexto local de Daka. Aún así, la señal resultó clara: la tormenta desatada en 2013 es cosa del pasado.

“He ordenado inmediatamente la ocupación de esa red y sacar los productos a la venta del pueblo a precios justos, todos los productos, que no quede nada en los anaqueles, que no quede nada en los almacenes, ya basta”, bramó Maduro por las pantallas de televisión el viernes 8 de noviembre de 2013. A la palabra le siguió el caos: la sucursal de Daka en Valencia –en 2011 consumida por un incendio- fue saqueada al día siguiente. Le siguieron varias semanas de inspecciones de las autoridades a comercios de todo el país, a cuyos dueños se les obligó a rebajar los precios de la mercancía. Muchas de esas inspecciones se transmitieron por cadena nacional, con lo que no solo se remataba el inventario de los comerciantes, sino a la vez sus reputaciones. Algunos no abrieron sus negocios nunca más. Hubo rebatiñas. La popularidad del Gobierno mejoró, suficiente para ganar las elecciones municipales del 8 de diciembre de 2013, y nació la palabra Dakazo para referirse a ese intento de frenar la inflación por mandato.

“A esta red comercializadora se le dan los dólares de Cadivi y del Sicad para que lo que no consigue aquí lo complemente con importaciones. ¿Ustedes saben cuál es el porcentaje que conseguimos de sobreprecio de neveras, aires acondicionados, televisores, lavadoras, electrodomésticos de consumo y de uso en la familia venezolana? Bueno, les puedo decir: el promedio de sobrefacturación, de robo, llega a 1.000% de los precios de los productos”, argumentó quien apenas tenía siete meses como sucesor de Hugo Chávez.

El jefe del Órgano Superior para la Defensa de la Economía y ministro de Transporte Acuático y Aéreo, Hebert García Plaza, calificó a Daka como “enemigo” del pueblo. “Nosotros hemos denunciado ante el Ministerio Público la presunta comisión de un delito de usura a los dueños de Daka, tanto de Boleíta como de Bello Monte, para que se tomen las acciones pertinentes apegadas a la Ley (…) Decirle al pueblo venezolano cuál es el verdadero enemigo de ellos: aquí tenemos uno, en Bello Monte tenemos otro, usted ya lo dijo en Punto Fijo (localidad de otra tienda), en Punto Fijo es la aberración más grande que nosotros podemos informarle al pueblo venezolano”, expresó uno de los protagonistas de aquellos días y hoy tildado como un “traidor” en las filas revolucionarias, acusado de corrupción y hasta de planificar un golpe de Estado contra el Gobierno.

Las instituciones encargadas de las fiscalizaciones de aquellos días, como el Órgano Superior para la Defensa de la Economía, la Superintendencia Nacional de Costos y Precios (Sundecop) o el Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes (Indepabis), tampoco existen ahora, 36 meses más tarde. A todas las ha sobrevivido Daka.

La ficha de Daka de Venezuela C.A del Registro Nacional de Contratistas (RNC) revela que los directivos que constituyeron la empresa el 26 de enero de 2004 en el registro mercantil tercero del estado Carabobo son: Dagga Mujamad Nasar Ramadan, Daggak Mujamad Nacer, Dagga Mujamad Manzur y Daggak Mujamad Fauci Mahmoud. Tiempo después de fundada, Daka de Venezuela pasó a ser Cyberlux de Venezuela C.A, hoy en manos de Yaser Arafat Dagga. De esto se percató el Gobierno en 2013.

“Nosotros venimos haciendo un seguimiento de los dólares que se entregan, los Certificados de No Producción (CNP) que se aprueban y lo que entra por la aduana. A nosotros nos coincide en los registros oficiales con que contamos, nos coindicen los nombres de esta empresa con los dueños de la empresa Daka, nos coincide el nombre, aquí los empleados refieren que no, que hay una disolución desde el punto de vista de empresa, que no hay una relación comercial, bueno los CNP que han sido introducidos hasta el año pasado y lo que corresponde a algunos registros coinciden esos nombres”, aseguró en una inspección a Cyberlux, en pleno Dakazo, Ricardo Menéndez, entonces ministro de Industrias.

Hay todavía más caras y personas jurídicas detrás del negocio de Daka. “Grupo Daka se inició en la avenida Bolívar de Punto Fijo, en el año 1999 con la denominación comercial de Mundo Daka, C.A, y después en el 2006 se apertura con el nombre social DKZL, C.A, mudándose a una tienda más amplia en exhibición ubicada en la zona libre de Inversión Turística y Comercial de Paraguaná”, dice la sentencia 226 de la sala de casación penal del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), de fecha 16 de junio de 2016 y firmada por el magistrado Maikel Moreno, en la que exhorta al Ministerio Público a presentar a la “brevedad posible el acto conclusivo” de la investigación y a “acumular” en un juzgado de Caracas las causas abiertas en tribunales de Carabobo y Falcón contra los dueños de Daka.

Ese documento y los expedientes judiciales sólo señalan como responsables de “usura agravada continuada” y “asociación para delinquir” a Mahmoud Daggak Falles Ramadan Daggak Mujamad y su cónyuge Hasan Abdilhadi Amal, accionistas de compañías como Mundo Daka C.A, DKZL C.A, persona jurídica para la sucursal de la Zona Libre de Paraguaná, o DK Valencia, figura jurídica de la tienda de Valencia, o DK Caracas C.A para el local de Bello Monte, en la capital venezolana.

Fue contra esas empresas que el Ministerio de Comercio dictó la medida de “ocupación temporal” el 25 de noviembre de 2013, publicada en la Gaceta Oficial 40.301. “Se ordena al Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios dictar medida preventiva de ocupación y operatividad temporal a las empresas que se nombran a continuación: DKZL, DK Lara, DK Caracas, DK Boleita y DKVAL”. El coronel Hermes Josues Carreño Escobar, hermano del militar y actual diputado del Psuv, Pedro Carreño Escobar, en su condición de director del Servicio Desconcentrado de Bienes y Servicios de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, fue comisionado para administrar Daka “mientras dure la medida de ocupación y operatividad temporal”.

El baile de identidades y empresas confundió a las propias autoridades. Eduardo Samán, ex presidente del Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes (Indepabis), declaró que “las tiendas Daka no reciben dólares de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) y compran sus productos a distribuidores locales”, según reseñó el diario oficialista Correo del Orinoco el 8 de noviembre de 2013. En cambio, el mayor general y a la sazón ministro de Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres, desanudó la madeja de Daka.

“Ellos crean una cantidad de empresas con otros nombres y son las que piden las divisas ante Cadivi, importan los artefactos y luego se las vende a Daka (…) No son realmente una empresa, sino es un nombre, un maletín que importa, Daka le compra a ellos bajo otro nombre a precios exorbitantes y con eso justifican el precio de los electrodomésticos”, denunció Rodríguez Torres el 10 de noviembre de 2013, de acuerdo a los medios de comunicación.

Tomado de Mafia de la chatarra vende como basura fragatas de la Armada