Avispas Negras cubanas en despliegue militar venezolano. Foto Twitter CEOFANB
La preocupación por la presencia de tropas cubanas en Venezuela se ha hecho más relevante desde las recientes maniobras militares realizadas por las Fuerzas Armadas Bolivarianas en la frontera de ese país con Colombia. Sin embargo, estas empezaron a llegar a territorio venezolano a partir de febrero 2 de 1999, estando Hugo Chávez en el poder.
Con estos ejercicios, la dictadura venezolana quiso enviar un mensaje a sus vecinos del hemisferio de que está fuertemente respaldada, pues en los ejercicios participaron, además de las tropas cubanas acantonadas en ese país, asesores militares rusos y chinos, y me atrevo a decir, que también iraníes, pues Irán tiene dos bases de cohetes en Venezuela equipadas con misiles tipo Alghadu 110 con alcance de 2,800 kilómetros.
Para estas maniobras, la dictadura cubana envió a sus tropas élites: Las llamadas Avispas Negras, dirigidas por el General de Ejército Joaquín Quintas Sola, quien fue enviado a Venezuela expresamente para tales fines.
El contexto va más allá de una simple alianza defensiva entre las dictaduras de Cuba y de Venezuela. La presencia de los militares cubanos abarca la intromisión directa en los mandos de las Fuerzas Armadas venezolanas y en organismos claves del gobierno de ese país.
La dirección superior de los estamentos militares se ubica en Cuba, en el Valle de Picadura, en La Habana, bajo el mando directo del connotado esbirro Ramiro Valdez, bajo quien está el general Leopoldo Ardollo Valdéz, jefe militar de las tropas cubanas en ese país.
El control cubano empieza por el palacio de gobierno, Miraflores, donde el jefe de la mesa situacional es el general cubano Herminio Hernández Rodríguez. Desde ahí, los militares cubanos controlan el servicio de inteligencia venezolano, conocido como SEBIN, comandados por el mayor general del Ministerio del Interior de Cuba, Hugo Carvajal Berrios, quien también recibe instrucciones desde Cuba del Ministro del Interior Vice-Almirante Julio Cesar Gandarilla.
Agentes de la Contra Inteligencia Militar de Cuba (CIM) controlan instalaciones militares en el Ministerio de Defensa, en el Estado Mayor y, además, están ubicados en los altos mandos de la Guardia Nacional, el Ejercito, la Fuerza Aérea y la Marina venezolana. Además, existen unos 3,700 agentes del Departamento de la Seguridad del Estado de Cuba, de los cuales 150 están asignados a la seguridad personal del dictador Maduro.
Añádase el hecho de que, a modo de guardia pretoriana de la dictadura, en la principal base militar de Caracas, el Fuerte Tiuna, está acantonado un destacamento de 4,500 soldados cubanos distribuidos en 9 batallones.
Esto, en adición a otras tropas cubanas localizadas en distintos puntos estratégicos a lo largo y ancho de Venezuela. El estimado de efectivos del ejército cubano es de 20,000 soldados, a lo cual hay que sumar una potencial reserva disfrazada de “técnicos” en las distintas ramas (deportistas, ingenieros, médicos, etc.), quienes están disponibles para en caso de necesidad ser llamados al servicio activo; este número se estima en unos 60,000 efectivos, aunque hay quienes estiman que la cifra llega a 100,000.
El armamento, además del existente de fabricación occidental heredado de los tiempos de la república democrática, está siendo proporcionado por Rusia, China e Irán.
La presencia de los militares cubanos en Venezuela no es una mera alianza defensiva entre dos países, se trata de una invasión militar.
Venezuela está siendo invadida militarmente por tropas cubanas, con el apoyo y la anuencia de países que tienen intereses políticos y económicos, tales como Rusia, China e Irán, y la traición al hermano pueblo venezolano por parte del dictador Nicolás Maduro.
Duele que los jóvenes cubanos sean enviados una vez más a morir en tierras foráneas para satisfacer las causas innobles y perversas de una tiranía que desprecia la paz, con tal de satisfacer sus ambiciones desmedidas de poder.
La presencia política y militar en Venezuela del régimen cubano, el cual tiene un largo historial en invadir países e intervenir en los asuntos internos de las naciones que no le son afines ideológicamente y/o políticamente, representa un serio peligro para la paz, la soberanía, la libertad y la democracia de los países de América Latina, especialmente los fronterizos con Venezuela. Un peligro que urge sea erradicado, por lo que cualquier acción internacional para frenar el expansionismo cubano no puede verse como una intervención, ni como una invasión, sino como un acto de liberación: tal como lo fueron los aliados para Francia un 6 de junio de 1944 en Normandía.
Tomado de La invasión militar cubana en Venezuela