08:46 PM | 24 MAY 2008 | Carlos Llorca, un estafador español, logró evadir las órdenes de captura de la Justicia española gracias a sus sobornos a la Policía y la Fiscalía de Venezuela. El espinoso asunto, que fue revelado hace unas semanas, es tratado hoy ampliamente por el diario “El Mundo” en un escandaloso reportaje.
Ver sobre el tema:
12-Mayo: CICPC protegía en Venezuela al responsable de la millonaria estafa del Forum Filatélico en España
14-Mayo: El cabecilla de la estafa del Forum fue interrogado en el CICPC y dejado en libertad
Este es el reportaje de hoy del diario español “El Mundo”:
El diario dedica también, en su sección editorial, una nota al tema:
EL MUNDO comienza hoy una serie de reportajes sobre los prófugos más buscados con el caso del mayor lavador de dinero negro de España.
José Manuel Carlos Llorca tiene dos órdenes internacionales de busca y captura por la operación Malaya y Fórum Filatélico. Lleva dos años huido, se le ha relacionado con narcotraficantes, porporcionaba los sellos que servían para la trama de blanqueo, pagó 540.000 euros en comisiones a Juan Antonio Roca y en la actualidad tiene documentación española, pasaporte inglés y cédula de residente venezolano.
Con un rostro nuevo y un botín incalculable, su burla de la Justicia es ilustrativa de las turbias conexiones entre la delincuencia organizada y el poder.
Las pesquisas de la Policía Judicial lo situaban en Isla Margarita (Venezuela), donde ha disfrutado de una vida de potentado al amparo del Gobierno de Hugo Chávez.
Una comisión rogatoria formada por tres policías, un juez y un fiscal españoles viajó hasta Caracas para solicitar su extradición, pero las autoridades venezolanas pusieron todo tipo de trabas y, en dos ocasiones en sólo cinco días, Llorca volvió a huir.
Es un escándalo que Venezuela sirva de puerto franco a uno de los delincuentes españoles más buscados. Algunos de los representantes venezolanos aludieron a «razones de Estado» para explicar el blindaje que Caracas ha proporcionado a Llorca.
España debe presentar una queja formal y denunciar el asunto ante la Interpol.