El informe anual del Departamento de Estado de EE.UU. sobre la lucha antiterrorista en el mundo indicó que se dieron “grandes pasos” para degradar y derrotar organizaciones terroristas en 2017 con la ayuda de aliados internacionales, pero reitera que países como Venezuela no están contribuyendo suficientemente a la lucha contra este flagelo global.
El informe indicó que en el 2017 Irán siguió siendo “el mayor patrocinador estatal de terrorismo del mundo”, utilizando su élite del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica y al grupo Hezbollah para llevar a cabo “actividades terroristas y desestabilizadoras”.
El texto dice que fueron liberados casi todos los territorios que estaban bajo el dominio del grupo terrorista ISIS, a partir del incremento de la presión sobre Al Qaeda para evitar su resurgimiento.
El Departamento de Estado dijo que los ataques de militantes disminuyeron un 23 por ciento a nivel global del 2016 al 2017, y que la cantidad de víctimas fatales se redujo en un 27 por ciento.
“Amplificamos los esfuerzos para exponer y restringir las actividades malignas de Hezbollah en el interior del Líbano, en Medio Oriente y en todo el mundo”, apuntó el texto.
Entre las acciones estuvo el intercambio de información con países aliados para mejorar la seguridad de la aviación, la aplicación de la ley
y las capacidades del estado de derecho, y prevenir el reclutamiento y la reincidencia de terroristas.
No obstante, dijo, pese a los éxitos el panorama en 2017 siguió siendo complejo, debido a que grupos como ISIS, Al Qaeda y sus afiliados han demostrado ser resilientes, decididos y adaptables, y se han adaptado a
aumento de la presión antiterrorista en Iraq, Siria, Afganistán, Libia, Somalia, Yemen y otros sitios.
Al tiempo que admitió que se han vuelto más dispersos y clandestinos, recurriendo a Internet para inspirar ataques de seguidores lejanos y, como resultado, son menos susceptibles a acción militar convencional.
América Latina
Según el informe, Colombia experimentó una disminución continua de la actividad terrorista en 2017, debido en gran medida al acuerdo de paz de noviembre de 2016 entre el gobierno y las Fuerzas Armada Revolucionarias de Colombia (FARC).
Como parte del pacto de paz, indicó el texto, la ONU finalizó la fase de desarme en su misión de monitoreo y verificación el 25 de septiembre pasado, cuando recolectó 8.994 armas y más de 40 toneladas de explosivos.Además fueron reincorporados a la vida civil unos 11,000 excombatientes de las FARC.
No obstante, explicó el informe, “hubo desafíos” para implementar el acuerdo de paz, mientras una pequeña cifra de disidentes disidentes rechazaron el proceso.
“Los informes confirmaron que algunos de estos grupos continuaron extorsión y actividades ilícitas”, dijo el texto.
Según el informe, la cooperación antiterrorista entre México y EE.UU. “se mantuvo fuerte” en 2017. Los avances se debieron a la mejoría en el intercambio de información respecto a las poblaciones migrantes.
“Al finalizar el año no había evidencia creíble que indicara que grupos de terroristas internacionales han establecido bases, han trabajado con cárteles de droga mexicanos o han enviado operativos a través de México a EE.UU.”.
No obstante, admitió que la frontera sur de EE.UU. sigue siendo vulnerable al potencial tránsito terrorista, aunque los grupos terroristas probablemente busquen otros medios para tratar de ingresar al país.
El informe dijo sobre Venezuela que su gobierno en 2017 “no estuvo cooperando completamente con los esfuerzos antiterroristas de EE.UU.”, y agregó que las fronteras del país “ofrecían un entorno permisivo para grupos terroristas conocidos”.
El texto dijo que el gobierno venezolano “rutinariamente impone acusaciones de ‘terrorismo’” contra sus oponentes políticos y aludió a “la falta de
transparencia del gobierno”.
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