Gracias Ingrid. Gracias por ser. Gracias por haber hecho más por los derechos humanos, al tiempo de no dejar dudas del carácter anti natura de tus captores, que el conjunto de las organizaciones que denunciaban sin cesar al presidente de tu país. Gracias por poner a tu madre en su sitio. Gracias por demostrar la inutilidad de otorgar consideración a terroristas. Gracias por acabar con la carrera política de Piedad Córdoba. Gracias por someter al escarnio público a Hugo Chávez, a Rafael Correa, a las FARC y a sus fanáticos apólogos a nivel mundial. Gracias por demostrar cuán manipulable es la opinión pública mundial. Gracias por evidenciar cuán inescrupulosos, sesgados y mentirosos son los medios de comunicación. Gracias por haberle dado el golpe de gracia a las FARC. Gracias por ser colombiana. Gracias por haberte parado al lado del presidente de tu segunda patria, y haber significado tan patentemente su mezquindad y pequeñez política. Gracias por agradecer. Gracias por dejar en ridículo al conjunto de la izquierda progresiva, democrática y participativa, al probar cuán fatuas son sus actitudes y cuán carentes son de aptitudes. Gracias por el espaldarazo dado a la derecha. Gracias por aceptar que no hay futuro al lado de megalómanos militaristas y por asquearte por sus shows mediáticos. Gracias por afirmar que identificarse con una imagen del Che Guevara no es sinónimo de rebeldía, sino de terrorismo. Gracias por reconocer las virtudes de tu presidente, el que te batió en elecciones. Gracias por proveer a los demócratas de un arsenal de argumentos e ideas. Gracias por identificarte con la razón y el humanismo. Gracias por la ayuda. Gracias Ingrid.