Mario Villarroel es el presidente de la Cruz Roja Venezolana desde hace 43 años, un cargo que ha ejercido con polémica, poder y privilegios. Su nombre ha estado vinculado a diversas figuras del chavismo, a negocios turbios en el extranjero y a denuncias de abuso de autoridad dentro de la institución humanitaria. ¿Quién es este personaje que lleva la Cruz Roja a su gusto desde fuera de Venezuela?
Un «doble discurso» sobre la ayuda humanitaria
En junio de 2019, el médico venezolano Carlos Prosperi, presidente de la Sociedad de Médicos Internos y Residentes del Hospital Vargas de Caracas, acusó a Villarroel de tener un «doble discurso» sobre la ayuda humanitaria que recibiría Venezuela para atender la crisis que padecen sus ciudadanos. Según Prosperi, durante una reunión con Villarroel, se acordaron varios puntos que al final no se cumplieron. Entre ellos, que la Cruz Roja distribuiría los insumos médicos directamente a los hospitales, que se haría un censo de las necesidades de cada centro de salud y que se garantizaría la transparencia y la imparcialidad en el proceso. Sin embargo, Prosperi afirmó que Villarroel cambió las reglas del juego y entregó los insumos al Ministerio de Salud, sin consultar ni informar a los médicos.
Un millonario apartamento en Miami y una relación con el TSJ
Villarroel no solo ha sido cuestionado por su gestión al frente de la Cruz Roja, sino también por su estilo de vida ostentoso y sus vínculos con el poder judicial venezolano. En las redes sociales, se ha difundido que Villarroel se compró un apartamento en un exclusivo condominio de Miami por casi un millón de dólares. Además, se ha señalado que tiene una relación comercial con el ciudadano español Fernando Ticera, quien es el supuesto esposo de Gladys Gutiérrez, presidenta del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela. Según algunas fuentes, Ticera habría vendido más de 16 edificios en Europa y Panamá propiedad de Villarroel y de su propiedad. También se le acusa de estar involucrado en presuntas extorsiones al alto chavismo, cuadradas a través de Villarroel, quien por su cercanía al gobierno maneja información privilegiada, según DolarToday.
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Ticera es un capitán de la Marina Mercante de España, que gusta de tratar temas de negocios con militares venezolanos. Sin embargo, su supuesta esposa Gladys Gutiérrez lo mantendría prácticamente escondido y se cuida de no aparecer en lugares públicos con él. Gutiérrez es la presidenta del TSJ desde 2022 y ha sido una fiel aliada del gobierno de Nicolás Maduro. Entre sus decisiones más polémicas, se encuentra la anulación de las leyes aprobadas por la Asamblea Nacional opositora y la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.
Un testaferro del chavismo y un intermediario en conspiraciones
Algunos aseguran que Villarroel posee vínculos cercanos con figuras chavistas como Ricardo Menéndez, exministro de Planificación y Educación Universitaria, y Calixto Ortega, magistrado del TSJ y actual embajador en Países Bajos. Según estas fuentes, Villarroel fungiría supuestamente como testaferro de estos personajes y les ayudaría a lavar dinero proveniente de la corrupción. De hecho, se afirma que a Villarroel le cerraron en 2019 una cuenta en la filial suiza del HSBC Private Bank por su relación con Ticera.
Además, según han reseñado algunos sitios en Internet, muchas de las conspiraciones gestadas en Venezuela, en los últimos 30 años, de derecha e izquierda, han contado con algo de Mario Villarroel. Se le atribuye haber participado en el golpe de Estado contra Carlos Andrés Pérez en 1992, en el paro petrolero contra Hugo Chávez en 2002 y en el intento fallido contra Nicolás Maduro en 2019.
Una hija anfitriona de la oposición y una amiga beneficiaria de Odebrecht
Villarroel no solo tiene nexos con el chavismo, sino también con la oposición venezolana. Su hija Marion Villarroel, que vive en Miami, ha sido anfitriona de Fabiana Rosales, esposa del líder opositor Juan Guaidó, cuando Rosales ha visitado la ciudad estadounidense. En un comentario en Twitter, dirigido a Guaidó, Mónica Corrales Malvic señaló: «Cuéntele también al país que Fabiana (su esposa) es íntima amiga de Marion Villarroel la hija del chavista Mario Villarroel (Cruz Roja) y que cuando ustedes van a Miami llegan a la casa de ella. Cuéntele al país que la última vez Fabiana se quedó allí casi 2 meses.»
Otra amiga de Marion Villarroel es María Eugenia Baptista Zacarías, esposa de Haiman El Troudi, exministro de Obras Públicas del gobierno de Maduro y hoy diputado a la Asamblea Nacional oficialista por el estado Miranda. Según una investigación de Pandora Papers revelada por Expresso, Armando.info y el diario Miami Herald, El Troudi recibió más de 90 millones de dólares en sobornos de la constructora multinacional brasileña Odebrecht a través de un esquema de lavado de dinero creado por el Grupo Espírito Santo (GES). Los pagos a El Troudi fluyeron a través de cuentas de Cresswell Overseas, una sociedad offshore constituida en Panamá y administrada por el gestor portugués Paulo Murta. La esposa de El Troudi recibió un visado de oro a finales de 2013, tras comprar un apartamento dúplex en un edificio de lujo en Chiado, un barrio gentrificado en el corazón de Lisboa, por 1,5 millones de euros.
Un presidente cuestionado y resistido
El conflicto que se generó dentro de la Cruz Roja Venezolana pica y se extiende, pues son innumerables las denuncias de «abuso de poder» en la institución, por parte de Villarroel y su equipo de confianza. Según las fuentes internas, Villarroel ha impuesto su voluntad desde hace no menos de una década, sin respetar los principios y los estatutos de la organización. Además, ha sido acusado de ser un personaje «arrogante y desagradable», reprobando su personalidad y comparándolo con Jabba el Hutt, el personaje imaginario de la serie La Guerra de las Galaxias.
Ante esta situación, muchos voluntarios y trabajadores de la Cruz Roja Venezolana han expresado su descontento y su rechazo a la gestión de Villarroel. Algunos han renunciado a sus cargos o han sido despedidos por manifestar su inconformidad. Otros han exigido que se convoque a elecciones internas para renovar las autoridades y democratizar la institución. Sin embargo, Villarroel parece aferrarse al poder y no dar señales de cambio.
Preguntas sin respuesta
La trayectoria de Mario Villarroel al frente de la Cruz Roja Venezolana está llena de sombras y misterios. ¿Cómo ha logrado mantenerse tanto tiempo en el cargo? ¿Qué intereses lo mueven? ¿Qué beneficios obtiene? ¿Qué responsabilidad tiene en la crisis humanitaria que vive Venezuela? ¿Qué papel juega en el conflicto político que divide al país? ¿Qué tan transparente es su gestión? ¿Qué tan ético es su comportamiento? Estas son algunas preguntas que muchos se hacen y que aún no tienen respuesta.
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