Chevron ante la justicia de EE. UU.: Una sombra de impunidad en Venezuela

La deuda: más de $24 millones en el limbo

La demanda detalla cómo Servicios Ojeda realizó trabajos de perforación cruciales para las empresas conjuntas de Chevron con la estatal Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) en la vital Faja del Orinoco. Estos servicios, según la demanda, fueron fundamentales para la extracción del crudo pesado y extrapesado que alimenta las refinerías de Chevron, incluyendo su planta de Pascagoula, Mississippi, especialmente adaptada para este tipo de crudo.

A pesar de reconocer la deuda e incluso participar en un extenso proceso de conciliación de cuentas a su propia solicitud, Chevron presuntamente se ha negado a desembolsar los $24,096,811.97 adeudados, una suma que incluye el Impuesto al Valor Agregado. Servicios Ojeda alega que esta táctica forma parte de una estrategia despiadada de un «gigante» que busca «financiar su negocio downstream a costa de empresas familiares y proveedores de servicios».

El enorme poder de Chevron frente a la necesidad de un proveedor

La demanda pinta un cuadro de disparidad de poder abrumadora. Mientras Chevron disfruta de ingresos multimillonarios y una influencia global, Servicios Ojeda, como muchas empresas de servicios, depende de la continuidad de los contratos para su supervivencia. La acusación de que Chevron se aprovecha de esta necesidad para evitar el pago resuena con las preocupaciones sobre cómo las grandes corporaciones a menudo ejercen su dominio sobre empresas más pequeñas.

¿Sanciones como escudo de impunidad comercial?

Un punto crucial en la disputa es la cuestión de las sanciones impuestas por Estados Unidos a Venezuela. Si bien Chevron opera bajo una licencia específica de la OFAC, Servicios Ojeda argumenta con vehemencia que esta licencia no otorga a la petrolera «impunidad comercial». La obligación de pagar por los servicios contratados, insisten, persiste a pesar del complejo panorama político.

De hecho, la demanda alega que, tras obtener una nueva licencia en 2022, Chevron incluso presionó a Servicios Ojeda para firmar un nuevo contrato, sugiriendo implícitamente que el pago de las facturas pendientes sería más probable si accedían a seguir prestando servicios. Esta táctica, de ser cierta, levanta serias interrogantes sobre la ética empresarial de Chevron.

El control oculto: ¿Es Petropiar un «Álter Ego» de Chevron?

Una de las alegaciones más intrigantes de la demanda es que Chevron ejerce un control tan significativo sobre su empresa conjunta con PDVSA, Petropiar, que esta última opera como un «álter ego» de la corporación estadounidense. Servicios Ojeda detalla cómo Chevron supuestamente designa ejecutivos, controla las cuentas por cobrar y aprueba los pagos de Petropiar, argumentando que «no existe separación» real entre ambas entidades.

Esta afirmación es clave, ya que Servicios Ojeda busca responsabilizar directamente a Chevron por las deudas de Petropiar, especialmente ante la alegada insolvencia de la empresa conjunta, que supuestamente adeuda entre 840 y 880 millones de dólares a otros proveedores.

Justicia y la rendición de cuentas

La demanda de Servicios Ojeda no es solo una disputa por dinero; es un enfrentamiento entre una pequeña empresa que busca justicia y una gigante petrolera acusada de utilizar su poder para evadir sus responsabilidades. Las solicitudes de indemnización bajo las leyes de Texas y Venezuela, que incluyen daños reales y ejemplares, honorarios de abogados e intereses, reflejan la gravedad de las acusaciones.

A medida que este caso avance en los tribunales, será crucial observar si Chevron responderá a estas serias alegaciones y si se hará responsable de las deudas que, según Servicios Ojeda, ha reconocido. La pregunta en el aire es si una corporación con la vasta influencia de Chevron podrá seguir operando bajo una sombra de impunidad comercial, aprovechándose de proveedores de servicios mientras sus ganancias continúan inflándose.

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