VenePirámides
La bonanza petrolera disimula el deterioro del aparato productivo. Sólo la magnitud de los ingresos por petróleo ha sido capaz de cubrir una realidad cada vez más crítica. Como ocurriera durante otros períodos, en el Gobierno de Hugo Chávez la renta petrolera tampoco se empleó para expandir la industria nacional.
Las importaciones han sido el único antídoto contra el crecimiento de la demanda y las cifras oficiales muestran hoy a una industria muy debilitada. De acuerdo a los datos del Banco Central de Venezuela (BCV) el peso que tiene hoy la industria en el Producto Interno Bruto (PIB) es el mismo de hace medio siglo.
En 1965 el sector manufacturero representaba 14% del PIB, precisamente el mismo valor que tuvo al cierre del primer semestre de este año. El economista José Guerra afirmó que ese indicador supone que proporcionalmente la industria nacional produce lo mismo que hace cinco décadas.
«Perdimos todo lo que habíamos alcanzado», dijo Guerra el pasado miércoles en el evento Perspectivas 2013 realizado por la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria).
Aunque afirmó que el proceso de desindustrialización no se inició en el Gobierno de Hugo Chávez, destacó que desde 1999 a la fecha «la tendencia es muy clara».
El declive del aparato productivo que comenzó en los años 90 se agudizó en los últimos catorce años.
En 1998 la manufactura suponía 17,4% del total de la economía nacional. Desde entonces la tendencia negativa se ha mantenido hasta llegar al 14,2% del primer semestre de este año.
«Ha declinado la participación de la industria en el PIB y el valor de las exportaciones (… ) Ha habido una destrucción de la capacidad productiva muy importante, estamos creando empleos afuera y destruyendo el empleo acá», afirmó Guerra.
En efecto, han sido las importaciones las que han mantenido el consumo de la población. Sólo para este año las estimaciones apuntan a que las compras externas se ubicarán entre los 50 mil y 52 millardos de dólares, cifra récord en la historia de la economía nacional, mientras que las exportaciones no petroleras apenas rondarán los 4 millardos de dólares.
Las causas del desplome son múltiples: inseguridad jurídica que aleja la inversión, controles de precios poco flexibles que obligan a producir a pérdida a algunos sectores, dificultades para obtener la materia prima o las divisas y, sobre todo, una política cambiaria que mantiene sobrevaluado al bolívar.
«No hay un productor agrícola que pueda competir con carne o leche importada a 4,30 bolívares por dólar», destacó por su parte el economista José Manuel Puente en el evento de Conindustria.
Los datos del Banco Central de Venezuela confirman que el manejo en materia cambiaria en la administración de Chávez ha hecho más atractivo importar que fabricar.
Desde el año 2000 hasta la fecha la tasa de crecimiento interanual del sector manufacturero es 1,6%, muy por debajo del 3,9% del comercio.
«En los últimos doce años de acuerdo a la data del Banco Central de Venezuela ha sido mucho mejor negocio ser un importador y comercializador que un productor de bienes en Venezuela», sostuvo Puente.
Varios subsectores de la industria sufren las consecuencias de la política económica e intentan aguantar el temporal. El área de alimentos, por ejemplo, acumula cinco trimestres consecutivos con caídas en su producción. Otros nueve subsectores, tales como el de las maquinarias y equipos, prendas de vestir y el de los vehículos, entre otros, producen hoy menos que en 1997.
Algunos sectores pasaron de exportar a tener dificultades para cumplir con los requerimientos del mercado interno, como el caso de la industria de autopartes.
Hace doce años los autopartistas nacionales exportaron el equivalente a 268 millones de dólares y los cálculos para este año ubican esa cifra entre 5 y 10 millones de dólares, de acuerdo a las proyecciones de la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotores (Favenpa).
«A partir del año 2006 la situación comienza a ser dramática», expresó José Luis Hernández, presidente de Favenpa.
Ante este panorama el ingreso de Venezuela al Mercado Común del Sur (Mercosur) es visto como una amenaza por 51% de los industriales nacionales de acuerdo a un sondeo realizado por Conindustria a sus agremiados, según reportó el diario El Universal.
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