Mischka Capriles es una de las tres hijas del poderoso empresario inmobiliario venezolano Miguel Ángel Capriles, primo del político opositor Henrique Capriles. Propietario de edificios en los barrios más exclusivos de la capital española, pisos de lujo y espacios de coworking, sus inversiones y empresas se aglutinan no solo en España, sino también en Estados Unidos y su Venezuela natal.
La boda de su hija Mayra Alexandra Capriles se celebró el 6 de octubre de 2018 en España, en la finca que el clan Capriles tiene en Lastras de Cuéllar (Segovia). Allí el palacio de La Serreta, que perteneció al primer duque de Alburquerque y que está valorado junto con la finca que lo rodea en 19 millones de euros, acogió a los invitados a la boda de la hija del magnate venezolano, que dio el ‘sí, quiero’ a Eduardo Ignacio Otaola. Una finca en la que Capriles tiene bisontes europeos y caballos.
Esta vez, el clan Capriles ha escogido Venezuela para celebrar la última boda familiar. Mischka Capriles, la pequeña de sus hijas, y Oscar Quintero contraían matrimonio el pasado fin de semana en el espectacular Parque Nacional de Los Roques. Una boda que ha tenido multitud de escenarios y de celebraciones según han ido mostrando las redes sociales. El pistoletazo de salida lo dio una fiesta preboda, antesala de la boda por la iglesia. Después tuvo lugar una boda en una paradisiaca playa y la celebración y fiesta posteriores, según un reporte de El Confidencial.
La novia estuvo acompañada de tres pequeñas damas de honor que lucían vestidos de cintura alta realizados a capas de algodón y rematados con encaje blanco. El secreto mejor guardado como en toda boda era el vestido de Mischka para su gran día, que estaba realizado por la diseñadora venezolana Mariela Torres Soucy en su atelier de Nueva York.
Un vestido de corte romántico con escote cuadrado, cuerpo entallado y manga abullonada combinada con encaje hasta el puño. Un atuendo que cuenta con dos piezas: un abrigo abrochado con corchetes en la parte delantera del busto que se abre desde la cintura en forma de A dejando a la vista la segunda capa del vestido, también de encaje. El vestido parece estar confeccionado con diferentes piezas de encaje antiguo unidas para crear un diseño único y romántico perfecto para una boda diferente y atemporal como esta. En cuanto al velo, también de encaje, partía de la parte posterior de la cabeza (como suele ser habitual) y caía por la espalda sobre la cola del vestido para aportar clasicismo a este look que, de alguna manera, se salía de la norma con un escote delantero tan pronunciado.
Mischka regenta tres negocios junto a su hermana Magally. La primera, que es periodista, se encarga más de la comunicación de los locales, y su hermana, de la organización en general. Desde Nueva York también reciben la ayuda de Mayra. Se trata de tres hermanas muy unidas en lo familiar y en los negocios. Lamarca Well es una tienda en la que venden ropa y accesorios deportivos sostenibles, y Roots Lamarca, un restaurante basado en platos orgánicos y saludables. También exportaron a Madrid el gimnasio Tracy Anderson Method, el primer centro abierto en Europa de la llamada ‘entrenadora de las estrellas’.
Hasta las paradisiacas playas del Parque Nacional de Los Roques en Venezuela se desplazaban algunas de las amigas españolas de la novia. La artista y pintora Belén Ordovás Lladó, nieta de uno de los empresarios más importantes de España, José Lladó Fernandez-Urrutia; Pino Gil de Biedma, hija de Javier Gil de Biedma Villalonga, que ostenta el título de vizcondesa de Nava de la Asunción y condesa de Sepúlveda, y es nieta de Javier Gil de Biedma Vega de Seoane, el que fuera vicepresidente del Real Madrid. También la diseñadora de moda Ynés Suelves, hija de Juan José Suelves Figueroa, marqués de Tamarit, y de María Osorio Bertrán de Lis, condesa de Vilaumbrosa; su abuela materna era Victoria Eugenia Figueroa y Borbón, prima del rey don Juan Carlos, y por rama paterna, nieta del carismático duque de Alburquerque, Beltrán Osorio y Díez de Rivera.
Durante la celebración se sirvieron brochetas de camarones aromatizados con limón y jengibre acompañados de pico de gallo, tartare de atún estilo asiático sobre chips de ocumo especiado o salpicón de mariscos sobre tostada de maíz. Una boda que ponía un broche final a una bonita historia de amor. Y una boda que arrancó durante un viaje a Nicaragua cuando el novio, Oscar Quintero, le pedía matrimonio a Mischka con un anillo que había pertenecido a su madre.
Boda previa
En medio de un gran despliegue de seguridad, la iglesia de San Miguel en la plaza Mayor de Segovia, acogía el 6 de octubre de 2018 la boda de Eduardo Ignacio Otaola y Mayra Alexandra Capriles, hija de Miguel Ángel Capriles y sobrina del político venezolano y líder de la oposición a Maduro, Henrique Capriles, un clan que está cogiendo cada vez más fuerza en España y sobre todo en la capital española, donde se están haciendo con los barrios de Salamanca y Chamberí.
Una boda que quedó ensombrecida por la de Sofía Palazuelo y Fernando Fitz-James Stuart y por la de María Vega-Penichet Fierro y Fernando Ramos de Lucas, con la asistencia de los Hannover. Aunque no había apellidos aristocráticos, las grandes nuevas fortunas del ladrillo en España estaban allí, reportaba El Confidencial en 2018.
Una boda de puertas abiertas, alejada del secretismo que suele rodear los lujosos eventos del clan Capriles en España. Eso sí, no ha faltado la presencia de decenas de curiosos que, aunque ignoraban la identidad de los desposados, se agolpaban y fotografiaban con los móviles.
El convite del evento, que congregó a la jet set venezolana en Madrid, de Eliza Arcaya -propietaria del Café Murillo- a Adriana Carolina Herrera, se celebró en el palacio adquirido en 2018 por el padre de la novia: el histórico palacio de La Serreta, en Lastras de Cuéllar, a veinte minutos de Segovia.
Se trató de un lugar que fue adquirido por el magnate del ladrillo Miguel Ángel Capriles, del que habitualmente no hay fotografías. Capriles lució sonriente llevando a su hija al altar.
La Serrata llevaba desde 2014 con el cartel de ‘se vende’ colgado y es un ejemplo de patrimonio único en España, que data de 1464 y nace con la donación que hizo Isabel I de Castilla al primer duque de Alburquerque. Durante 600 años, nobles y reyes han disfrutado de esta boscosa finca de la que ahora gozan los Capriles, aunque el año pasado estuvo a punto de cerrarse un acuerdo con un grupo asiático para crear un complejo hotelero de lujo con 200 camas. Fuentes cercanas a la operación explicaban en 2018 que los Capriles querían la casa «para su uso personal y su disfrute». De hecho, en el pueblo, una localidad de 400 habitantes, albergaban la esperanza de que la llegada de los millonarios venezolanos convirtiera a este olvidado enclave en el «nuevo Torrecaballeros», famoso por las viviendas que la jet set madrileña tiene allí y los múltiples enlaces que se celebran en su iglesia.
En 2014 se puso a la venta con una superficie total de 1.039 metros cuadrados y ocho dormitorios, y una casa de huéspedes de 280 metros cuadrados. En el jardín está la capilla de San Antonio, datado en el siglo XV; sin embargo, los novios prefirieron desplazarse a la capital de Segovia para celebrar el enlace religioso. En la propuesta de venta se mencionaba también que la estancia poseía cien caballos de raza Quarter Horse, la mayoría nacidos y criados en el sitio. En 2017 la propiedad tenía un precio de salida de 19 millones de euros.
No era la primera boda de venezolanos acaudalados que se celebraba en Castilla y León. En el corazón de Ávila se dieron el ‘sí, quiero’ José Roberto Rincón y Elizabeth Magally Faroh, ambos hijos de magnates venezolanos asentados en Madrid. Se celebró en el Real Monasterio de Santo Tomás. Solo en arreglos florales se llegó a los 10.000 euros. Pero el verdadero despliegue se puso en la música. Rosario Flores, Diego el Cigala, Óscar de León, Elvis Crespo y Jorge Celedón, ganador de dos premios Grammy Latinos por mejor álbum de cumbia/vallenato. Pero esta fue otra historia.
Segovia se convirtió en octubre de 2018 en el escenario de otra de las grandes bodas de esa temporada: la del empresario inmobiliario Eduardo Ignacio Otaola con Mayra Alexandra Capriles, hija del magnate de la construcción Miguel Ángel Capriles, primo lejano del político venezolano y líder de la oposición a Maduro, Henrique Capriles.
Un enlace al que acudió la aristocracia empresarial venezolana instalada en España. Tal es el caso de Eliza Arcaya, propietaria del Café Murillo de Madrid, quien asistió con su hermana Maite y Adriana Carolina Herrera. La hija de la diseñadora y Margarita Vargas, esposa de Luis Alfonso de Borbón, suelen frecuentar el local de Arcaya, punto de reunión de la jet set venezolana en el exilio, según Vanity Fair.
La ceremonia religiosa se celebró en la iglesia de San Miguel en la plaza Mayor de Segovia y la llegada de la novia coincidió con el momento de máxima afluencia de turistas y curiosos, que se agolpaban para inmortalizar los oropeles de este enlace que se gestionó desde la más absoluta discreción. La novia lució un vistoso vestido de encaje de Soucy y, entre los pajes, estaba la hija de Tracy Anderson, propietaria del gimnasio más exclusivo de Madrid. El banquete tuvo lugar en el Palacio de la Serreta, en la localidad de Lastras de Cuéllar y propiedad del padre de la novia desde hace unos meses. Un lugar con mucha historia: fue construido por el duque de Alburquerque y se convirtió en uno de los pabellones de caza más antiguos de España, por el que pasaron nobles y reyes.
El padre de la novia es un magnate inmobiliario muy conocido en la prensa salmón española. En 2017, Miguel Ángel Capriles sacó adelante 10 proyectos residenciales ubicados en los barrios más exclusivos de Madrid y que sumaban más de un centenar de viviendas.