Londres – Para quienes andan buscando entender lucida y coherentemente el tag #YoSoyVenezolano recomiendo lo siguiente:
- Ver entrevista a Yoani Sanchez por Jaime Bayly.
- Leer Cubanos y punto, de Yoani, suplantando cubanos por venezolanos y Jose Marti por el venezolano/a insigne de preferencia.
- Ver intervención de Gladys Ibarra en el encuentro de artistas por Capriles.
Una vez seguidos los pasos anteriores, hasta los escépticos como yo recobran la esperanza. Las palabras de Yoani y Gladys, dichas o escritas, son de un contundente, que es prácticamente imposible rebatirlas. Me identifico, con el sentimiento genuino y sincero de ambas, la una diciendo que es cubana de Jose Marti, y la otra defendiendo sus opiniones (como si tal debiera defenderse), sacando su cédula y diciendo «yo soy venezolana.» Vivimos tiempos de propaganda, de ruido, de paja, de politicos sin espina, de gente amoral, de medios y periodistas plegados al mejor postor, de instituciones huecas, y sociedades plásticas, y dentro de esa voragine, en la cual escasean voces sensatas, estas dos mujeres, plantadas en la más demoledora verdad pero expresandola humildemente, timidamente, sin inflexiones altisonantes, desarman cualquier argumento que quienes abdicaron de su libre albedrío puedan producir.
Me identifico con Gladys, me identifico con su argumento sobre cuan difícil es labrarse un espacio en sociedades que uno no conoce, en idiomas que uno aprendió de adulto, sin abandonar en el camino el amor por lo de uno, por la tierra de uno, sin adoptar actitudes mezquinas para con los de uno, para luego encontrarse en la surreal situación de tener que defender, entre los nuestros, opiniones, o posturas, por que uno ya no vive en el patio.
Me identifico con Yoani, cuando dice que a pesar de haber estado ya radicada en Suiza, en realidad seguía viviendo en Cuba. Seguía pensando en Cuba. Seguía viendo a Cuba, en todas sus interacciones diarias. Eso no le pasa sólo a ella, nos pasa a todos los que hemos emigrado, y los que nos critican es por que no han emigrado, no saben de lo que hablan, por que no han sentido en carne propia lo que es sentirse desterrado.
Me llena de esperanza oir las voces de Yoani y Gladys, y me digo «no todo está perdido cuando mujeres como esas están entre nosotros.» Estas mujeres, y no Diosa Canales, deberían ser los estandartes de nuestras sociedades, nuestros bastiones morales, nuestras guías. Estas mujeres deberían ser el rol que todas las que sigan deberían tratar de emular, ya que ello pondría fin, de una vez por todas, a la incesante proliferación de perfectos idiotas latinomericanos como el difunto o su ídolo cubano.
Estas mujeres, mejor que nadie, pueden incidir de forma positiva en la creación de una nueva identidad, pueden modelar según sus cánones morales el significado de #yosoyvenezolano. Un poder extraordinario del cual disponen que, sin duda, nos llevará al respeto, a la dignidad, y al progreso.
Yoani dice que ella sueña con una nueva Cuba en la cual el gobierno sea un apéndice de la sociedad, y no un ente omnipresente y totalitario. Cómo no estar de acuerdo con eso? Venezuela, esa por la que llora Gladys, somos todos, no hay clases de venezolanos, más o menos dignos, más o menos venezolanos. En #yosoyvenezolano cabemos todos. Hasta los difuntos…