El Embajador Willy Cochez, en referencia a personas allegadas al régimen dizque ilegítimo de Nicolás Maduro, hizo un comentario undefined a través de su cuenta en Twitter que me llamó la atención: «Desde ya ofrezco mis servicios de abogado para recuperar los bienes y $ de Venezuela q esos fariseos y boliguerses trajeron a Panamá.» (sic)
En esa misma línea, el Embajador Cochez había hecho otro comentario undefined: «Cuándo nuevo gobierno solicite información s/ cuentas y propiedades aquí,autoridades judiciales Panamá cooperarán. Me encargaré de q así sea» (sic)
Sería maravilloso que Venezuela tenga un gobierno en el futuro en el cual se investiguen, sin miedo a las consecuencias políticas, los abundantes hechos de corrupción ocurridos desde que el caudillo Hugo Chavez llegó al poder en 1998. Pues no solo aumentó exponencialmente el número de casos de corrupción, las fortunas mal habidas durante la era chavista alcanzan unas cifras que son imposibles de ignorar. La corrupción en Venezuela es un monstruo de mil cabezas que llega a todos lados y no distingue entre posiciones políticas. Lo más triste es que la sociedad venezolana no parece ver la corrupción como problema, sino como oportunidad.
Tomemos un caso reciente: el «empresario» revolucionario Ricardo Fernandez Barrueco. Ese individuo pasó de parquear carros en el estacionamiento de su padre en el Hotel Hilton en Caracas, a tener más de 250 empresas y una fortuna que superó en el 2006 los 1.600 millones de dólares. Ello no le tomó ni 10 años. Cómo se explica ese enriquecimiento, sin mencionar ilícito en el contexto? Veamos otro caso: Derwick Associates, una compañía de maletín, creada por un par de veinteañeros, que pasaron de ser office boys a recibir 12 contratos del estado venezolano -sin licitación- para la instalación de plantas termoeléctricas, en un período de 14 meses, lo cual les reportó réditos que bien podrían exceder los 1.000 millones de dólares. Mil millones de dólares en 14 meses, nada mal no?
Tanto Fernandez Barrueco como los directivos de Derwick Associates (Alejandro Betancourt y Pedro Trebbau) registraron empresas en Panamá, en las cuales testaferros designados obstaculizan la identificación de los verdaderos dueños, y la examinación de las actividades de dichas empresas. En lo que se percibe como el gran beneficio de operar en centros offshore, el anonimato es uno de los servicios más preciados, ya que ni se declaran cuentas, ni se pagan impuestos, ni hay forma de averiguar (de no ser que las autoridades de determinado país tomen cartas en el asunto) si el flujo de dinero es producto de actividades lícitas.
El problema es que Fernandez Barrueco y los «bolichicos» de Derwick Associates no son los únicos venezolanos que «operan» en Panamá. Prácticamente todos los ladrones de cuello blanco que han hecho fortunas ilícitas en Venezuela en los últimos 14 años o tienen presencia en Panamá (bancos, casas de bolsa, etc.), o han utilizado el sistema financiero panameño, o tienen compañías registradas en Panamá lo cual les permite operar con absoluta impunidad.
El Embajador Cochez dice estar dispuesto a colaborar cuando un nuevo gobierno solicite información. Pero qué pasa si dicho nuevo gobierno no se cristaliza? Qué pasa si Henrique Capriles no llega al poder? Acaso los boliburgueses que esconden sus fortunas en Panamá, o que utilizan Panamá como una gran lavadora de dinero, no deben ser investigados por las autoridades panameñas, independientemente de si un hipotético gobierno de Venezuela solicite información al respecto?
Al ofrecimiento del Embajador Cochez, le voy a agregar otro: en calidad de periodista de investigación con más de una década exponiendo casos de corrupción en Venezuela, desde ya me pongo a la disposición de las autoridades panameñas para identificar e investigar a los venezolanos que han utilizado Panamá para legitimar capitales obtenidos de forma fraudulenta.
Panamá no necesita solicitudes de Venezuela para impedir que su sistema financiero sea utilizado para lavar dinero venezolano. Panamá no necesita la participación de Venezuela para salvaguardar la integridad de su sistema financiero. Panamá no necesita a Henrique Capriles para demostrarle al mundo que toma con toda seriedad normas internacionales contra el blanqueo de capitales. Para lo anterior tan sólo se necesita la voluntad política de las autoridades panameñas. Esta por verse si existe dicha disposición.
En cualquier caso, vaya su palabra por delante Embajador Cochez, aquí tiene a un colaborador muy bien dispuesto a empezar con la tarea lo más pronto posible.