Es Venezuela ruta del narcotráfico estratégica para los nuevos piratas del Caribe, de acuerdo a lo señalado en un análisis que examina el resurgimiento de la ruta marítima, particularmente de la cocaína colombiana, en razón del aumento récord en la producción y la presión ejercida sobre otras rutas terrestres y aéreas.
El artículo “El mar Caribe, el narcotráfico y los ‘nuevos piratas’”, suscrito por María Luisa Pastor Gómez, finada analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) y exfuncionaria de la administración general del Estado español, refiere que, históricamente, el Caribe es un foco de comercio lícito e ilícito. Se traza la evolución de las rutas de la droga desde la década de 1980, cuando los carteles colombianos dominaban, hasta la actualidad, donde Venezuela cobra importancia como punto de tránsito debido a su crisis política y económica.
También se aborda el fenómeno de los «nuevos piratas», quienes ahora intimidan a los pescadores de la zona para despejar las rutas marítimas, al tiempo que detalla la fragmentación geográfica del Caribe, que facilita las actividades criminales y el lavado de dinero. Se describen los desafíos de seguridad y las iniciativas de cooperación internacional lideradas por Estados Unidos.
El análisis sostiene que los cárteles colombianos están cediendo el mercado estadounidense a los mexicanos, en vista de que Europa y otros continentes ofrecen mayores ganancias por la droga.
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Resurgimiento del Caribe como ruta del narcotráfico
El mar Caribe —ruta históricamente dominante para el narcotráfico en la década de 1980— surge como un corredor estratégico clave para el tránsito de cocaína hacia Estados Unidos y Europa. Este resurgimiento se debe a una confluencia de factores:
presión de las autoridades sobre las rutas terrestres centroamericanas y las rutas aéreas hacia Honduras;
aumento sin precedentes en la producción de cocaína en Colombia tras la desmovilización de las FARC; y
profunda crisis socioeconómica y de gobernabilidad en Venezuela, que la convirtió en un punto de transbordo permisivo y estratégico.
Este nuevo escenario provoca el retorno de la piratería a la región, aunque con una nueva modalidad: los «nuevos piratas», a menudo reclutados localmente, atacan a pescadores artesanales bajo las órdenes de organizaciones narcotraficantes con el objetivo de despejar las rutas marítimas de testigos.
La fragmentación geopolítica del Caribe, con su multitud de pequeños estados soberanos, territorios dependientes y paraísos fiscales, ofrece ventajas operativas únicas para el crimen organizado. A pesar de iniciativas de cooperación internacional, la lucha contra el narcotráfico enfrenta enormes desafíos debido a la capacidad de adaptación de los carteles, la corrupción endémica y la debilidad institucional de muchos estados de la región.
Las estrategias futuras deben combinar la interdicción con un enfoque en desmantelar las redes financieras del crimen organizado y reducir la demanda de consumo a largo plazo.
Evolución histórica de las rutas del narcotráfico
El mar Caribe —ruta históricamente dominante para el narcotráfico en la década de 1980— surge como un corredor estratégico clave para el tránsito de cocaína hacia Estados Unidos y Europa. Este resurgimiento se debe a una confluencia de factores:
presión de las autoridades sobre las rutas terrestres centroamericanas y las rutas aéreas hacia Honduras;
aumento sin precedentes en la producción de cocaína en Colombia tras la desmovilización de las FARC; y
profunda crisis socioeconómica y de gobernabilidad en Venezuela, que la convirtió en un punto de transbordo permisivo y estratégico.
Este nuevo escenario provoca el retorno de la piratería a la región, aunque con una nueva modalidad: los «nuevos piratas», a menudo reclutados localmente, atacan a pescadores artesanales bajo las órdenes de organizaciones narcotraficantes con el objetivo de despejar las rutas marítimas de testigos.
La fragmentación geopolítica del Caribe, con su multitud de pequeños estados soberanos, territorios dependientes y paraísos fiscales, ofrece ventajas operativas únicas para el crimen organizado. A pesar de iniciativas de cooperación internacional, la lucha contra el narcotráfico enfrenta enormes desafíos debido a la capacidad de adaptación de los carteles, la corrupción endémica y la debilidad institucional de muchos estados de la región.
Las estrategias futuras deben combinar la interdicción con un enfoque en desmantelar las redes financieras del crimen organizado y reducir la demanda de consumo a largo plazo.
Evolución histórica de las rutas del narcotráfico
La posición geográfica del Caribe lo consolida históricamente como un centro neurálgico para el comercio marítimo, tanto legal como ilícito. Su rol en el narcotráfico fluctúa significativamente en las últimas décadas y responde a las presiones de las autoridades y a las dinámicas cambiantes del crimen organizado.
La era de los carteles colombianos (años 80)
En la década de 1980, los poderosos carteles colombianos de Medellín y Cali controlaban el comercio de cocaína, utilizaban la ruta del Caribe como su principal corredor para abastecer la creciente demanda en Estados Unidos. Más del 75 % de la cocaína incautada en ruta hacia EE. UU. era interceptada en esta vía. Los carteles refinaban en Colombia la pasta base de coca procedente principalmente de Perú (65 % de la producción mundial) y Bolivia (25 %), para luego transportarla por mar o aire a través del Caribe hacia el sur de Florida.
Desplazamiento hacia Centroamérica y México
La situación cambió drásticamente a mediados de los 80 debido a una doble presión:
Acción de EE. UU.: la creación en 1982 del South Florida Task Force, liderado por el entonces vicepresidente, George H.W. Bush, logró reducir significativamente el flujo de drogas por el Caribe hacia 1985.
Acción de Colombia: el gobierno de Belisario Betancur intensificó la persecución de los narcotraficantes tras el asesinato del ministro de Justicia ordenado por Pablo Escobar.
Esta presión obligó a los carteles colombianos a trasladar sus operaciones y establecieron una nueva ruta a través de Panamá —con el apoyo del general Manuel Antonio Noriega— y México. Este cambio estratégico fue fundamental para el fortalecimiento y la consolidación de los carteles mexicanos.
«Efecto globo» y el retorno al Caribe
A partir de 2013, un nuevo cambio de dinámica provocó el resurgimiento de la ruta caribeña. El incremento de las medidas contra el narcotráfico por parte de las autoridades hondureñas redujo en un tercio los vuelos con droga hacia Centroamérica. Este fenómeno, conocido como el «efecto globo» —presión en un área provoca un desplazamiento de la actividad a otra—, empujó a los traficantes de vuelta hacia el este, a las islas del Caribe lo que cerró un círculo que los devolvía a las rutas de los años 80.
Dinámicas actuales del narcotráfico en Colombia
Colombia se mantiene como el primer productor mundial de cocaína al haber alcanzado niveles de producción históricos que alimentan las rutas de exportación.
Aumento récord de la producción
Entre 2016 y 2017, la producción de cocaína en Colombia aumentó un 25 % y alcanzó un máximo histórico de 1976 toneladas, lo que representa aproximadamente el 70 % de la producción mundial. Este incremento se atribuye a dos factores principales:
Suspensión de fumigaciones aéreas: en mayo de 2015, el gobierno suspendió las fumigaciones de cultivos de coca por motivos de salud pública y con ello eliminó un importante disuasivo para los cultivadores.
Estrategia de las FARC: ante la inminencia del acuerdo de paz, las FARC promovieron la siembra masiva de coca para acumular capital antes de su desmovilización y para fortalecer su posición negociadora frente al gobierno.
Fragmentación post-FARC y el rol mexicano
La desmovilización de las FARC en 2016 creó un vacío de poder en los territorios cocaleros. Este vacío fue rápidamente ocupado por una multiplicidad de actores armados, incluyendo grupos delictivos organizados, el ELN y «cartelitos» (pequeños grupos de narcotraficantes).
Esta fragmentación debilitó la cadena de producción y exportación que antes estaba centralizada. Como consecuencia, los carteles mexicanos, principales compradores, tuvieron que involucrarse directamente para asegurar el suministro.
Para garantizar la salida de la mercancía, los carteles mexicanos, como el de Sinaloa, desplegaron personal en Colombia para organizar el transporte y subcontratar bandas locales, especialmente en ciudades del Caribe colombiano para controlar la exportación por sus puertos.
Reorientación de los mercados
Los narcotraficantes colombianos adoptaron un perfil más bajo y cedieron estratégicamente a los carteles mexicanos el mercado estadounidense que está altamente vigilado. En su lugar, se enfocan en mercados más lucrativos.
RegiónPrecio por Kilo de Cocaína (USD)ColombiaUSD 2000 – USD 3000Estados UnidosUSD 20 000 – USD 25 000EuropaUSD 35 000ChinaUSD 50 000AustraliaUSD 100 000
Esta racionalidad económica explica el viraje hacia mercados en Europa, África y Asia que, según la UNODC, comienzan a destacar como centros de tráfico y consumo.
Caribe como escenario estratégico para el narcotráfico
El Caribe ofrece una serie de ventajas estructurales que lo convierten en un entorno ideal para las operaciones del crimen organizado transnacional.
Fragmentación geopolítica: la región comprende 25 estados independientes y casi 20 territorios vinculados a potencias extrarregionales lo que crea un mosaico de jurisdicciones que dificulta la persecución coordinada.
Diversidad geográfica: con más de 7000 islas, islotes y cayos, muchos de ellos deshabitados o sin control estatal efectivo (como en el caso de Bahamas), la región ofrece innumerables puntos para el almacenamiento, transbordo y recepción de drogas.
Múltiple soberanía: la presencia de dependencias de EE. UU., Francia, Países Bajos y Gran Bretaña facilita la introducción de drogas en los países de destino, aprovechando sus vínculos administrativos y aduaneros.
EE. UU.FranciaPaíses BajosGran BretañaPuerto RicoGuadalupeArubaIsla de AnguilaIslas Vírgenes NorteamericanasGuyana francesaBonaireIslas CaimánIsla de Navaza MartinicaCuraçaoIslas Vírgenes Británicas Isla de San Martín (parte)San EustaquioMontserrat Isla de SabaIslas Turcas y Caicos Isla de San Martín (parte)
Paraísos fiscales: la región alberga múltiples jurisdicciones que facilitan el blanqueo de capitales. La Unión Europea identificó a Aruba, Bermudas, Dominica, Barbados, Islas Vírgenes de EE. UU. y Trinidad y Tobago como paraísos fiscales.
Estados débiles: muchos países caribeños carecen de los medios económicos y técnicos para combatir eficazmente a los narcotraficantes, quienes disponen de recursos financieros superiores para adquirir armamento y tecnología sofisticada.
El factor Venezuela y las rutas clave del Caribe
La crisis multidimensional de Venezuela transformó al país en un facilitador clave del narcotráfico en la región, lo que reactivó las rutas marítimas del Caribe. Se estima que cerca del 40 % de la cocaína colombiana se exporta al mundo desde Venezuela.
«La presión del Gobierno colombiano de Álvaro Uribe (1986-1994) empujó a las guerrillas y a los narcos hacia territorio venezolano, buscando protección en la tolerancia del Gobierno de Chávez, quien encontró una buena herramienta geopolítica en las guerrillas colombianas contra Uribe». — Christian Vianna de Acevedo

La corrupción generalizada, el colapso de la vigilancia estatal y la desesperación económica de la población creó un entorno propicio para que los grupos criminales operen con impunidad.
Principales rutas marítimas
Las principales rutas marítimas que operan en el Caribe, son:
Ruta directa (Colombia/Venezuela a La Española):
Lanchas rápidas y contenedores comerciales transportan la droga a la República Dominicana. Este país es un centro estratégico por su economía robusta, alto volumen de turismo, seis puertos comerciales y su rol como hub de transporte marítimo, facilitando tanto el tránsito como el lavado de dinero. Desde allí, la droga se bifurca:
Hacia Estados Unidos, a través de Puerto Rico (a 381 km), ingresando directamente al sistema aduanero estadounidense.
Hacia Europa, principalmente a España, aprovechando la conectividad aérea y los lazos culturales.
Ruta indirecta (Islas Orientales):
Utiliza el archipiélago de las Antillas Menores como puntos de almacenamiento o tránsito hacia África Occidental y Europa. Los cargamentos se envían desde territorios específicos según su destino:
Hacia Europa continental: desde territorios franceses como Martinica y Guadalupe.
Hacia el Reino Unido: desde territorios británicos de ultramar como Anguila o antiguas colonias como Jamaica.
El fenómeno de los «nuevos piratas»
El resurgimiento del narcotráfico en el Caribe trajo consigo una nueva ola de piratería, distinta de la histórica.
Objetivo y estrategia: a diferencia de los corsarios de antaño, los «nuevos piratas» no asaltan grandes buques comerciales, sino que atacan a pescadores locales. Su objetivo principal es intimidarlos para que abandonen las zonas de pesca y así despejan las rutas marítimas de testigos incómodos para las operaciones de narcotráfico.
Origen y reclutamiento: estos grupos operan en «Estados débiles» y reclutan a locales que, debido a la crisis económica, se ven empujados a la delincuencia. Un caso emblemático es el estado de Sucre, Venezuela, enclavado en el Golfo de Paria, a solo 10 millas de Trinidad. Sucre es el quinto estado más violento de Venezuela, con una tasa de homicidios de 97 por cada 100 000 habitantes, directamente relacionada con el control del crimen organizado sobre las rutas de la droga.
Modus operandi: los piratas, trabajando para los narcos, utilizan lanchas rápidas y armamento superior para atacar a sus antiguos compañeros de oficio, robarles los motores y la pesca, y asegurar el dominio de las rutas. Además del narcotráfico, estas bandas se dedican al tráfico de armas (como fusiles AK-103 sustraídos de arsenales venezolanos) y al contrabando de bienes de primera necesidad.
Respuesta internacional y desafíos de seguridad
El carácter transnacional del narcotráfico exige una cooperación internacional robusta, aunque esta enfrenta importantes obstáculos en la fragmentada región del Caribe.
Iniciativas clave:
Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC): mantiene una oficina regional en Barbados que auspicia programas de seguridad.
Iniciativa de seguridad de la cuenca del Caribe (CBSI): creada en 2010 y liderada por EE. UU., es una asociación para ayudar a los países miembros a reducir el narcotráfico. Entre 2010 y 2018, EE. UU. comprometió más de 556 millones de dólares a través de la CBSI. Para el año fiscal 2020, se aprobaron otros 58 millones de dólares para mejorar la seguridad marítima y portuaria.
Desafíos persistentes:
Fragmentación regional: las dificultades históricas para la integración subregional impiden una respuesta unificada.
Corrupción y crimen: el Caribe tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo. La corrupción endémica y la delincuencia amenazan la gobernabilidad y la seguridad.
Poder de los carteles: su capacidad económica les permite comprar voluntades de políticos, jueces y fuerzas de seguridad, además de silenciar a los medios de comunicación.
Conclusiones y perspectivas a futuro
La ruta del Caribe se consolidó nuevamente como una alternativa estratégica para el narcotráfico global, impulsada por la sobreproducción de cocaína en Colombia y la crisis de estado en Venezuela. Los carteles demuestran una gran capacidad de adaptación, explotando las debilidades estructurales de la región y superando constantemente los esfuerzos de las autoridades.
El resultado es la pérdida de control territorial por parte de los Estados, que se vuelven cautivos del poder del narcotráfico. La crisis migratoria venezolana agrava la situación al proveer mano de obra barata para el crimen organizado y desestabilizando a las pequeñas naciones de acogida.
A futuro, existe la preocupación de que nuevos territorios, como Cuba, puedan convertirse en enclaves del narcotráfico una vez que el actual régimen autoritario desaparezca.
Para enfrentar esta amenaza, se proponen estrategias a dos niveles:
A largo plazo: prestar más atención a la reducción del consumo mediante la educación y campañas de prevención, para no centrar los esfuerzos únicamente en la oferta.
A corto y medio plazo: atacar la racionalidad económica del crimen organizado. Como expresó Rafael Guarín Cotrino, consejero presidencial para la Seguridad Nacional de Colombia, es crucial «interceptar y asestar el golpe a las redes de economía sumergida y no solo a sus actores, mediante la acción transnacional coordinada en la investigación de cuentas bancarias, el control de las fronteras y la limpieza y fortalecimiento de las instituciones estatales».
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