14 / may / 2013 1:38 pm | América Latina y el Caribe recibió en 2012 un monto récord de inversión extranjera directa por valor de 173.361 millones de dólares, un 6,7 % más que en 2011, sin embargo Venezuela, Nicaragua y Ecuador registraron disminución en esta materia, informó hoy la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas.
Este incremento se da pese al “contexto externo de marcada reducción de estos flujos mundiales”, indicó el organismo de Naciones Unidas al hacer público este martes en Santiago el informe sobre la inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe 2012.
Las cifras se explican por el sostenido crecimiento económico de la región, los altos precios de las materias primas y la elevada rentabilidad de las inversiones asociadas a la explotación de recursos naturales, agrega el documento, presentado por la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.
Para este año, la Cepal proyecta que las entradas de Inversión Extranjera (IED) a la región se ubicarán en un rango que oscila entre una caída de 3 % y un aumento de 7 %.
“Los resultados obtenidos en materia de inversión extranjera directa dan cuenta del buen momento que atraviesa la economía de América Latina”, destacó Barcena.
Sin embargo, la Cepal advierte que no ve indicios muy claros de un aporte relevante de la IED a la generación de nuevos sectores o a la creación de actividades de alto contenido tecnológico”.
Según el informe, la IED se va orientando cada vez más hacia la explotación de recursos naturales, en particular en América del Sur. El peso de la manufactura es bastante limitado, con la excepción de Brasil y México.
Respecto a las utilidades de las empresas transnacionales que operan en América Latina y el Caribe (también denominadas rentas de IED), éstas se incrementaron 5,5 veces en nueve años, pasando de 20.425 millones de dólares en 2002 a 113.067 millones de dólares en 2011.
En promedio, las empresas transnacionales repatrían a sus casas matrices una proporción de sus utilidades ligeramente superior (55 %) a la que reinvierten en los países de la región donde fueron generadas (45 %).
Al respecto, la Cepal advirtió de que “el crecimiento tan marcado de estas utilidades tiende a neutralizar el efecto positivo que produce el ingreso de la inversión extranjera directa sobre la balanza de pagos”.
Así, entre 2006 y 2011 las rentas de IED en la región promediaron 92.000 millones de dólares anuales, 92 % del valor de las entradas de inversión extranjera directa en el mismo período.
Brasil sigue siendo el principal receptor de IED, pese al leve descenso de 2 % registrado en 2012, cuando recibió 65.272 millones de dólares, 41% de los flujos regionales.
En 2012 los aumentos más importantes se concentraron en Perú (que recibió 12.240 millones de dólares) y en Chile (30.323 millones de dólares), transformándose este último en el segundo destino más importante de IED.
Otros países que mostraron incrementos respecto a 2011 fueron Argentina (27%), Paraguay (27%), Bolivia (23%), Colombia (18%) y Uruguay (8%). En Centroamérica, se destacan los resultados de El Salvador (34%), Guatemala (18%), Costa Rica (5%), Honduras (4%) y Panamá (10%), que sigue siendo el principal receptor de esta subregión.
México experimentó una caída importante respecto a 2011. Otros países que mostraron disminuciones en 2012 fueron Ecuador, Venezuela y Nicaragua.
Estados Unidos y los países de la Unión Europea continúan siendo los principales inversores en América Latina y el Caribe. También destacan Canadá y Japón y, en menor medida, los propios países de la región (14% del total).
Un alto porcentaje de la inversión recibida no puede adscribirse a ninguna economía por la práctica cada vez más común de las transnacionales de canalizar sus inversiones en el exterior mediante filiales en terceros países.
En su informe, la Cepal también realiza una primera aproximación a los efectos de la IED en los mercados de trabajo.
Así, las actividades de comercio y de construcción son las que crean más empleo (siete puestos por cada millón de dólares de inversión), seguidas por la industria manufacturera y los servicios (tres puestos).
Las actividades mineras (incluido el petróleo) crean un puesto de trabajo por cada dos millones de dólares.
El organismo de la ONU resalta también la consolidación del proceso de expansión de las empresas transnacionales latinoamericanas (translatinas), varias de las cuales en el último año han absorbido o comprado paquetes controladores de empresas europeas expandiéndose hacia ese continente y otros mercados.
La inversión directa de las economías de América Latina y el Caribe en el exterior creció 17 % entre 2011 y 2012, hasta alcanzar los 48.704 millones de dólares