El informe elaborado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), a fin de evaluar el comportamiento de la inversión extranjera en Suramérica, desnuda que Venezuela capta un monto mínimo del dinero que las transnacionales europeas, asiáticas o estadounidenses inyectan en la región para ampliar la presencia de sus empresas o iniciar nuevos proyectos.
En 2013 Suramérica captó 129 mil 890 millones de dólares que principalmente fluyeron hacia las áreas de servicios, manufactura y recursos naturales, impulsando la creación de empleo formal, la obtención de tecnología de punta y la posibilidad de ampliar las exportaciones.
Como aún el Banco Central no ha publicado la balanza de pagos del cuarto trimestre de 2013 la Cepal le atribuye a Venezuela lo obtenido por inversión extranjera hasta septiembre, unos 3 mil 649 millones de dólares que solo representan 2,8% de lo recibido por los países suramericanos.
Tomando en cuenta el promedio de los tres primeros tres trimestres, a lo sumo esta proporción podría aumentar hasta 3,7% cuando se incluya el cuarto trimestre.
Las estadísticas registran que Chile atrajo 15,5% de la inversión extranjera dirigida a Suramérica y obtuvo un aporte de 20 mil 258 millones de dólares; Colombia recibió 13% con un desembolso de 16 mil 772 millones y Perú 8% con una entrada de 10 mil 172 millones.
La Cepal señala que la mitad de la inversión extranjera que se dirigió a Venezuela «corresponde a reinversión de utilidades y la otra mitad a préstamos entre compañías, ya que prácticamente no hubo inversiones de capital».
Como Cadivi y ahora el Cencoex no le han permitido a las empresas extranjeras obtener suficientes dólares para repatriar dividendos, las compañías han reinvertido parte de las utilidades en actividades ajenas al negocio medular como la compra de inmuebles a fin de proteger parte de las ganancias del impacto inflacionario.
«Las restricciones relativas a la repatriación de ganancias impulsaron las inversiones en el sector inmobiliario», señala la Cepal.
En la petición de dólares por dividendos existen dos conceptos clave. Los declarados, que son aquellos que las empresas ya están tramitando ante el Cencoex y que este organismo reconoce como deuda y los que aún no han sido declarados.
Las empresas tienen dividendos no declarados porque no pueden introducir nuevas solicitudes hasta tanto no les cancelen las divisas que están en trámite desde hace varios años.
Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, explica que «la información que manejamos indica que en trámites se encuentran solicitudes por 4 mil millones de dólares y al incluir las ganancias registradas en libros como dividendos no repatriados la cifra aumenta hasta 11 mil millones de dólares, es importante acotar que esto no incluye al sector petrolero».
El análisis de la Cepal agrega que en el caso de Venezuela «la inversión extranjera es modesta, teniendo en cuenta el tamaño de la economía y el papel que desempeñan las empresas en el sector petrolero, que recibió el 50% del total de la inversión. La producción de petróleo disminuyó ligeramente en 2013 y sigue siendo 27% inferior a la de 1997».
El poco interés que despierta Venezuela al momento de tomar decisiones de inversión no es nuevo. Basta con observar que entre 2008 y 2012 al país solo ingresó 2 de cada 100 dólares invertidos en Suramérica mientras que Chile obtuvo 18, Colombia 10 y Perú 8.
Analistas coinciden en que el control de precios, que no permite predecir márgenes de rentabilidad; el control de cambio que impide repatriar dividendos, el temor a las expropiaciones, leyes laborales rígidas y un clima político inestable han hecho que las empresas decidan invertir en países como Perú, Colombia, Chile o Brasil, el gigante de la región, según reportó el diario El Universal.
Tomado de un país del cual los inversionistas no quieren saber nada (y el dolar @80)