El crecimiento del sector bancario del Estado venezolano ha sido vertiginoso en los últimos siete años. También ha sido singular: contrario a lo que podría pensarse, instituciones como el Banco del Pueblo, de la Mujer, Fondafa, Fondemi y Foncrei, no son regulados por la Superintendencia de Bancos (Sudeban), tal como explicaron a Descifrado fuentes de esa entidad.
La situación no sólo da qué pensar en cuanto a la finalidad y totalidad de los préstamos que estos bancos otorgan sino, sobre todo, al control que sobre éstos se ejerce: ha habido más de 40 casos de corrupción en los últimos meses, de los cuales se ha hecho cargo el Bandes a través del Cicpc; hasta ahora, no ha habido un solo caso resuelto.
Algunos dicen que la única instancia a la que se podría recurrir es la Contraloría General de la República.
Si Sudeban no tiene entre sus funciones velar por la correcta administración de los fondos en los bancos de desarrollo, si la CGR es una instancia condicional, y si el componente Bandes-Cicpc no arroja resultados, entonces ¿cómo se fiscaliza ese sector? Y con la creación de otro más, el Banco del Sol, ¿se aprovechará para normar la situación o se seguirá sin control alguno?.