Ricardo Fernández Barrueco

Ricardo Fernandez Barrueco

Cuando le dijeron que habían allanado su casa y que el SEBIN lo estaba buscando, tal vez pensó que había llegado el momento de acabar con las dudas de una buena vez.

Ya hacía tiempo que sospechaba que se urdía un “complot”en su contra desde las mismas entrañas del gobierno, como más tarde afirmaría en una entrevista. Quizás lo mejor sería enfrentar la situación de una vez por todas.

Además, seguro como estaba que sus extraordinarias relaciones con algunas de las figuras más poderosas del gobierno, como Diosdado Cabello, pero sobre todo, con el propio Hugo Chávez y su familia, en especial Adán Chávez, se sentía inmune a cualquier trama que sus enemigos dentro del mismo régimen hubieran podido urdir.

Así que, impulsado por un sentimiento de invulnerabilidad y seguro de poder arreglar cualquiera que fuera el entuerto que se le presentara, se dirigió hacia la sede del SEBIN en el Helicoide.

A las 4:00 p.m. del 20 de noviembre de 2009 entró en la oficina del director del cuerpo policial, Miguel Rodríguez Torres.

Inmediatamente se dio cuenta que había cometido un gran error.

Por la presunta comisión de delitos previstos y sancionados en la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y en la Ley de Bancos, Ricardo Fernández Barrueco (RFB) quedó detenido. Han pasado dos años y ocho meses.

De zar de Mercal a preso: en sus propias palabras

Según su propio relato, ofrecido a El Universal casi un año después de su detención, desde una celda en la Dirección de Inteligencia Militar en Boleíta Norte, Caracas –donde fuera trasladado desde el SEBIN- RFB manifiesta haber sido un empresario mediano del sector agroindustrial dedicado a la producción de caña de azúcar, maíz y arroz, manteniendo empresas procesadoras, adquiridas en el Gobierno de Rafael Caldera como ProArepa, perteneciente a la Corporación de Mercadeo Agrícola.

Refiere que participó en el proceso de privatización auspiciado por el Fondo de Inversiones de Venezuela para la adquisición de dos centrales azucareras. Su familia poseía tierras heredadas del abuelo que fue un inmigrante que llegó a Venezuela en 1952 y se instaló a trabajar en Turén. De igual manera tenía empresas dedicadas al sector pesquero. Sin embargo, confiesa que su principal actividad económica fueron las operaciones navieras y pesqueras con grupos de Estados Unidos y Europa, empresas donde trabajó primero como empleado y luego se independizó.

Confiesa que no votó por Hugo Chávez en 1998, (fuentes cercanas sostienen que la familia entera era acérrima antichavista), sin embargo, el presidente “ quiso desarrollar algunos programas sociales implementados por Rafael Caldera (Agenda Venezuela) en la cual había participado como empresario, y que por su gran impacto, llamó la atención del nuevo Presidente, quien lo asumió y lo proyectó. La finalidad del mismo se dirigía a los sectores de pobreza extrema y fue asumido por la FAN”, recuerda.

El paro de 2002 cambia todo para Fernández Barrueco. Sostiene que fue el gobierno, a través de la FAN, quien convocó a su grupo de empresas, junto a otros 64 empresarios y productores, para enfrentar la crisis alimentaria. Se dice que su flota de camiones fue clave para quebrar el paro general de 2002 en materia de abastecimiento de comida.

Lo que no menciona RFB son las acusaciones que circularon en torno a que empresarios como él donaron grandes cantidades de dinero al partido de gobierno. Sus contactos en el gobierno eran Adán Chávez, al que llegó a través del ex magistrado, hoy prófugo, Luis Velázquez Alvaray, y el ex ministro de Agricultura y Tierras Efrén Andrade. Durante la campaña regional de Barinas, por ejemplo, además de presentarse con camiones llenos de comida, RFB adquirió el diario De Frente Barinas para otorgárselo a unos amigos del hermano del presidente.

Según RFB, en marzo de 2003 fue invitado, de nuevo, por el alto mando militar como asesor para el diseño del programa Mercal. Justifica el programa, al que califica de “exitoso” y le atribuye los ataques a esa situación.

RFB afirma no haber recibido créditos, dinero o subsidios del Gobierno o del sistema financiero público. Según él, sus empresas habían sido auditadas por organismos de Estados Unidos, demostrando que su crecimiento y sus fondos provenían del trabajo sostenido en el área agrícola e industrial.

Lo desmiente el propio ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani, quien en su libro Impresiones de lo Cotidiano (2010) señala que el empresario se consolidó gracias a operaciones con organismos públicos

Por otro lado, una de las auditorías a las que se refiere RFB, la FTI de EEUU, sostiene que éste recibió un pagaré de 1.800 millones de dólares del gobierno venezolano. Cuestión que él también niega.

En la entrevista concedida a El Universal, RFB no toca el tema de las actividades financieras, la cuales son la causa oficial de su detención.

Subraya que “Nunca hubo un pago de comisión ni intermediarios (en la importación y distribución de alimentos). Nuestra actividad no requería de “lobby” y los márgenes comerciales de ganancia son tan pequeños que para obtenerla se debe trabajar con grandes volúmenes y con calidad y responsabilidad en los lapsos de entrega. En este orden de ideas no hay margen para actividades ilícitas”.

Sostener que con la importación de alimentos, sobre todo en un país con control de cambio , no hay posibilidades de realizar actividades ilegales es realmente insólito.

Fuentes allegadas al seudo empresario relatan que la importación de alimentos se convirtió en un negocio financiero para RFB. Como muchos otros importadores en Venezuela, la sobrefacturación y la estafa a CADIVI para la obtención de dólares a la tasa oficial era algo cotidiano y natural para el ex zar de Mercal.

Solicitaba cupos de dólares preferenciales en cantidades mucho mayores a las que realmente requería para importar cantidades de alimentos que “inflaba” y que en gran parte jamás llegaban a Mercal.

Ganaba con la sobrefacturación y también con el negocio financiero alrededor del diferencial cambiario. Es decir, obtenía grandes cantidades de dólares preferenciales supuestamente dirigidos a importar alimentos y los cambiaba en el mercado negro al doble.

De esta manera estuvo acumulando dinero y poder durante siete años (2002-2009).

 

Cédula de Ricardo Fernández Barrueco

Cédula de Ricardo Fernández Barrueco

Cuando el dinero no es suficiente

¿Qué hace un seudo empresario con mucho dinero y ganas de poder?

Súbitamente, entre septiembre y octubre de 2009, el hasta entonces conocido como “el zar de Mercal” adquirió a través de su grupo empresarial cuatro bancos que luego serían intervenidos por Gobierno nacional (Banco Canarias, Banpro, Banco Confederado y bolívar Banco), mientras mantenía negocios en el área de alimentos y vendía productos a la red de Mercal.

Los bancos en cuestión fueron comprados por RFB a BsF. 400 millones cada uno, a través de la firma de corretaje Inverfactoring del grupo de InverUnion, propiedad de Gonzalo Tirado Yépez, fundador de Stanford Bank de Venezuela y reconocido operador y testaferro de la cheveburguesía , hoy prófugo de la justicia.

En el momento de la intervención del Banco Confederado, el superintendente de bancos Edgar Hernández Behrens informó que esa institución incumplió las regulaciones al “conceder financiamiento con sobregiro a Fernández” y adquirir certificados de participación por unos 283,7 millones de dólares de las empresas Inverfactoring C.A. y Activos Corporativos AG.

De igual modo, Bolívar Banco y Banpro también desacataron la regulación al financiar con sobregiros a Fernández y comprar certificados de Inverfactoring y Activos Corporativos AG por unos 269,76 millones de dólares y 289,76 millones de dólares, respectivamente.

En otras palabras, RFB compró Confederado, Bolívar Banco y Banpro con el propio dinero de esos bancos que obtuvo a través de préstamos a sí mismo a través de empresas relacionadas.

Por otra parte, Fernández Barrueco aspiraba hacerse con la empresa de telecomunicaciones Digitel, en manos de Oswaldo Cisneros (y sus socios Víctor Gill, Diosdado Cabello y Jesee Chacón), en una operación estimada en 742 millones de dólares, la cual fue negada el 18 de noviembre de 2009 por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel).

En Impresiones de lo Cotidiano 2010, Jorge Giordani aborda de manera directa su visión sobre la intervención de los bancos Canarias, Confederado, Banpro y Bolívar, y la detención del empresario Ricardo Fernández Barrueco.

Giordani escribió: “Desde 2008 se vino desarrollando una acción de adquisición de entidades bancarias que no pudieron demostrar el origen de los fondos a pesar de su magnitud considerable”. Más adelante en su texto, el ministro dice que un año más tarde se dio una grave situación que propició “la quiebra del Grupo Bolívar, a través de la insolvencia de los cuatro bancos que se encontraban bajo su égida”. Comenta que “a principios de diciembre de 2009, cuando ya muchas personas se encuentran dispuestas a iniciar las fiestas navideñas, a unas 725.000 cuentas depositadas en los bancos sujetos a liquidación, el Canarias y Banpro, así como a los cerca de 3.000 trabajadores empleados en los cuatro bancos intervenidos, las fiestas navideñas les serán aguadas por el tamaño del dislate cometido por el seudoempresario detenido Ricardo Fernández Barrueco”.

Más adelante advierte sobre “la poca transparencia de dichos fondos, entre los cuales se encuentra el uso de recursos de los depositantes, o de otro tipo de fondos no identificados que llevaron a la necesidad de averiguar su procedencia y a la privación de libertad de la cabeza visible del grupo económico, esto es, Ricardo Fernández Barrueco“.

Reconoce que este grupo económico se consolidó con operaciones vinculadas al sector público. “Las investigaciones que adelanta la Fiscalía ante dicho problema permitirán llevar el caso ante los tribunales de la República”.

Extrañamente, y a pesar de reconocer que RFB recibió apoyo del gobierno, es decir, de funcionarios públicos, Jorge Giordani no hace mención a ningún tipo de investigación en esa dirección. Tal vez porque de haberlo hecho, la fiscalía se habrían topado con algunos nombres incómodos: el ex tesorero Alejandro Andrade y el diputado Pedro Carreño, quienes colocaron cientos de millones de bolívares de recursos públicos en los bancos de la chaveburguesía.

La señal más clara de que con las investigaciones sólo se quiere mirar para un lado, es decir, el de los seudobanqueros, es que en todos los casos de la mal denominada mini crisis financiera 2009-2010, la Fiscalía sólo se haya apoyado en la Ley contra la Delincuencia Organizada y la ley de Bancos, sin siquiera mencionar la Ley contra la Corrupción, cuando es evidente que sin la complicidad de altos funcionarios del gobierno, esta “crisis” – más bien macro estafa- hubiera sido imposible de realizar.

 

Ricardo Fernandez Barrueco y sus socios

Ricardo Fernandez Barrueco y sus socios

Otra mirada a sus orígenes

Unos atribuyen el apoyo inicial de RFB a sus negocios a sus buenas relaciones dirigentes políticos de gobiernos anteriores al de Chávez, lo cierto es que de ser el hijo de un humilde inmigrante español criado en La Candelaria, donde su padre administraba el estacionamiento del Hotel Hilton, pasó a ser uno de los hombres más ricos, no sólo de Venezuela sino del mundo.

Se conoce mucha gente en el estacionamiento del hotel más importante de una ciudad, centro de reunión de empresarios y políticos.

Allí RFB contacta al yerno del empresario Angel Martín Caloto dueño de Astilleros Santo Domingo en España, con el que establece una relación amistosa y de negocios.

Viaja a España a finales de los ochenta, luego de estudiar economía en la Universidad Católica, para concretar una operación de unos barcos del grupo Benacerraf (Banco Unión) con el grupo Calvo, se inicia así en la industria atunera.

Más adelante consiguió un préstamo con el que compró una planta procesadora de arroz en Acarigua, estado Portuguesa. Fue su primer negocio exitoso.

Si bien ya era un próspero empresario en 1998, no se compara a la riqueza que acumularía durante el gobierno de Hugo Chávez.

En octubre del 2000, casi coincidiendo con el comienzo del gobierno de Chávez, Fernández creó la empresa matriz que se convertiría en la mina de oro de su emporio. Industria Venezolana Maizera Proarepa fue registrada con un capital mínimo de un computador de $1,500.

Para el año 2005, una auditoría realizada por la filial venezolana de KPMG, ubica el patrimonio de Fernández Barrueco en más de $ 1.6 mil millones de dólares. Sus únicos pasivos fueron de $ 18.977 adeudados al SENIAT, por cierto.

En ese momento era propietario de 41 compañías, principalmente de servicios, agricultura, agroindustria, pesca, productos forestales y el transporte marítimo. Sus empresas agroalimentarias eran las principales proveedoras de la Misión Alimentación, del Ministerio de Poder Popular para la Alimentación, a través de la empresa Mercados de Alimentos C.A. (Mercal).

En 2008 compra Molinos Nacionales y atuneras en Ecuador. Para ese mismo año, su grupo empresarial Industria Venezolana Maizera Proarepa controlaba directa o indirectamente 270 empresas, empleaba 5.000 personas y poseía una de las mayores flotas pesqueras latinoamericanas, según una auditoría elaborada por FTI Consulting.

Pero Fernández se encargó de que su nombre, su figura y sus negocios pasaran inadvertidos. Quizás por esa obsesión de privacidad, la prensa no contaba con ninguna fotografía suya cuando el 20 de noviembre de 2009 las autoridades anunciaron su arresto, como no fuera la de su cédula de identidad.

El único gesto público de figuración que se le conoce es la inicial de su apellido en la proa de las embarcaciones de su flota atunera con sede en Panamá.

De pronto en 2009 decide convertirse en banquero.

En una primera etapa compra el Confederado, Banpro y Bolívar banco. Posteriormente concreta la adquisición de Mi Banco y Banco Canarias. Con estas negociaciones se convierte en el dueño del 5,1% de los depósitos totales de la banca.

Pro él no era el único que andaba de shopping financiero: Pedro Torres Ciliberto, José Zambrano y Julio Herrea Velutini también estaban comprando bancos, aseguradoras y casas de Bolsa a diestra y siniestra.

Era vox populi, los denominados boliburgueses (en WaC preferimos llamarlos chaveburgueses para no ofender la memoria del padre de la Patria ) estaban resueltos a controlar la banca venezolana.

Hay varias teorías que tratan de explicar este súbito interés. Hasta circula la que dice que todo fue un plan del mismo gobierno en su afán de ponerle la mano al sistema financiero a través de sus operadores y testaferros pero que al final se le fueron de las manos.

Queriendo sustituir a unos empresarios por otros, Hugo Chávez propició seudo empresarios de gran tamaño como RFB. El propio presidente defendió a Fernández en un Aló Presidente de marzo de 2006. Eso fue la carta blanca para actuar.

Aduciendo dudas sobre el origen de los fondos, así como el incumplimiento de un cúmulo de normas administrativas, el gobierno decide intervenir a puertas abiertas a los cuatro bancos adquiridos por RFB: Bolívar, Banpro, Confederado y Canarias el 20 de Noviembre 2009.

En el caso del Banco Bolívar, las autoridades ordenan “la no viabilidad del traspaso de las acciones a favor de la empresa Galopy Corporation International NV y su accionista Ricardo Fernández, por no demostrar el origen de los fondos para su adquisición y de los incrementos de capital social, experiencia en la actividad bancaria y capacidad patrimonial”.

Las dudas sobre la fuente de donde emana el dinero también abarcan al Banco Canarias, que al cierre de octubre cuenta con un capital de 274,2 millones de bolívares fuertes, de los cuales 270 millones, es decir, 98,5%, “no fueron autorizados por la Superintendencia por no demostrar el origen de los fondos”.

Para comprar el Banco Canarias, Ricardo Fernández estructuró una ingeniería financiera donde Banpro, a pesar de tener prohibido realizar inversiones por el incumplimiento de los índices de solvencia patrimonial, adquirió las acciones del Canarias mediante una oferta pública.

El 29 de septiembre de ese mismo año la Superintendencia de Bancos ordenó a Banpro “revertir la operación de compra”.

Auto-créditos , especialidad de los seudo-banqueros

La Superintendencia detecta que tanto Bolívar, Confederado como Banpro conceden “financiamientos a través de sobregiros a las empresas pertenecientes al grupo Ricardo Fernández Barrueco”. En una de estas transacciones, registrada por la Superintendencia en un oficio del 26 de junio de 2009, se indica que el Banco Bolívar, a través de sobregiros en las cuentas corrientes, les presta a las compañías de Ricardo Fernández 398,4 millones de bolívares fuertes.

A raíz de incumplimientos en las reservas que los bancos deben tener para enfrentar la eventualidad de no cobrar créditos morosos, del índice de patrimonio que obliga a que el dinero propio represente al menos 8% de los activos y deficiencias de liquidez, la Superintendencia ordenó una serie de medidas que, entre otras cosas, prohibían realizar inversiones.

No obstante, Bolívar, Banpro y Confederado violan esta disposición y adquieren certificados de participación de la empresa Inverfactoring por 1.200 millones de bolívares y participaciones de Activos Corporativos AG por 613 millones de bolívares a través de notas estructuradas.

Es evidente entonces que, más allá de las peleas internas entre chaveburgueses – funcionarios unos y operadores otros – a las que culpa RFB de su desgracia, había fundadas razones para intervenir dichas instituciones financieras y proceder contra los responsables de esos graves delitos financieros.

También resulta indiscutible que el gobierno estaba al tanto y algunos de sus miembros eran cómplices necesarios de la macro estafa que se estaba realizando contra los dineros del país.

Los lazos crematísticos con Cuba

En las últimos días de junio de 2012 circulaba la especie de una posible amnistía para algunos banqueros presos, entre ellos Ricardo Fernández Barrueco.

Tal posibilidad fue negada por el propio gobierno.

En el caso de RFB al parecer la intermediación de su amigo personal Raúl Castro, quien habría mandado un enviado a visitarlo en la cárcel, estuvo a punto de conseguir el perdón presidencial.

La amistad entre ambos habría surgido cuando Chávez ordenó a RFB apoyar al gobierno cubano en su recuperación económica.

Por razones desconocidas, el magnate venezolano no pudo cumplir la misión encomendada y en señal de desagravio envió un regalo muy especial al gobierno cubano a través de Raúl Castro: 28 vehículos marca BMV .

Este dato fue aportado por un ex empleado de seguridad de RFB en Panamá a El Nuevo Herald , dentro del contexto de una rocambolesca historia de enfrentamientos , traiciones, negocios sucios, espionaje, supuesto tráfico de drogas y hasta denuncias de intentos de asesinato, en el cual aparecen mencionados los nombres de RFB y tres siniestros personajes del gobierno venezolano: Pedro Martín Olivares y Hugo Carvajal, hombres del aparato de inteligencia del régimen y el ex ministro de Interior y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín.

Si bien la declaración del ex empleado de nombre Luis Castro no contiene un señalamiento definitivo que comprometa a RFB ni a los demás en un atentado a tiros del cual fue víctima su esposa pero que iría dirigido a él, su denuncia ante las autoridades panameñas puso al descubierto aspectos inéditos y sorprendentes de RFB y su entorno, como por ejemplo, sus relaciones con el régimen cubano.

Al parecer, RFB tenía una buena relación con el gobernante Raúl Castro y con el entonces canciller Felipe Pérez Roque . Su objetivo era allanar el camino “para ser el primero” a la hora en que se desintegrara el régimen comunista cuando Fidel muriera y Raúl tuviera el control absoluto del poder. RFB esperaba “tomar ventaja en la compra de algunas empresas quebradas en Cuba a las cuales le inyectarían dinero para reflotarlas”, explicó Castro en declaraciones al Miami Herald.

Otro dato interesante aportado por el denunciante fue la explicación del misterioso caso de la confiscación por parte de la DEA del avión privado de RFB en mayo de 2007 en el aeropuerto de Fort Lauderdale.

Según reveló el ex empleado de seguridad de RFB, Pedro Martín habría contactado a un agente del Buró de Investigaciones (FBI) en la embajada de Estados Unidos en Caracas y le habría pasado información falsa sobre una supuesta utilización del avión para introducir drogas a EEUU.

Al parecer, el plan original de sus enemigos era plantar droga en el avión. El ardid no resultó porque la aeronave no hizo escala en la ciudad venezolana donde se le cargarían dos kilos de cocaína, según refirió Luis Castro.

También Martín le habría fabricado un informe de una supuesta investigación por lavado de dinero de las empresas de RFB a través de la compraventa de bonos de deuda pública (conocidos como Bonos del Sur) y de la estatal petrolera PDVSA.

Ante la sorpresa de quienes seguían de cerca la batalla, Fernández se reconcilió con Martín un año después por sugerencia de Chávez, según una fuente allegada a Fernández, apuntó El Nuevo Herald en su reportaje sobre el caso.

Un juicio que no llega

No se ha podido determinar el volumen de dinero que RFB robó al país, pero si tomamos en cuenta las auditorías realizadas a su riqueza e inferimos que las mismas ocultan los fondos negros, podemos deducir que el dinero defraudado a la nación fue de más de 1.6 mil millones de dólares.

Si la revista Forbes se hubiera fijado en Fernández – como afirma el periodista del Miami Herald Gerardo Reyes – tendría que haberlo registrado entre los 500 hombres más ricos del mundo, al lado de Donald Trump.

A pesar de la magnitud de los delitos cometidos, dos años y ocho meses luego de la detención, RFB aún espera por el juicio que expondrá a la opinión pública su versión de los hechos y también la de los que lo acusan. El juicio que definirá su destino. Sin embargo, el gobierno parece no tener prisa…

En declaraciones a las pocas personas que lo han visitado en su sitio de reclusión, RFB confiesa estar “volviéndose loco”

Y es que en la cárcel hay mucho tiempo para pensar…demasiado tiempo.

¿Qué pasará por la cabeza de un deprimido RFB, quien fuera uno de los hombres más ricos y poderosos del país?

En quién pensará, a quién le atribuirá su desgracia y la de su familia? Se arrepentirá de la ambición desbordada que lo llevó a la situación presente?

O escogerá el camino fácil de culpar a otros, lamentándose de la larga lista de socios, cómplices, amigos, entre ministros, ex guerrilleros, embajadores y funcionarios que no solo no lo visitan y nada quieren saber de él sino que además, cada vez que pueden, contribuyen a hundirlo más y más…

Y es que a Fernández Barrueco se le olvidó la máxima de los chaveburgueses , dixit Vito Corleone: No es nada personal, son sólo negocios…