Segundo en la serie “dime con quién andas” hoy escribo acerca del “hacker ético” y “miembro célebre” de una de las organizaciones mundiales anti-pedofilia. Se llama Rafael Eladio Nuñez Aponte, pero todos lo conocen como RaFa. Se describe como “conferencista” y “empresario”, y sus hashtags favoritos son #Emprendimiento + #Fundaciones. Tal es la “pulcritud” del tercio que su empresa se llama “Clean Perception”. En realidad todo esto es una fachada para situaciones bastante graves y de gran interés publico.
El “hacker ético” y empresario y ayudante de la oposición es, simultáneamente, agente del SEBIN, mascota del General Rafael Ruiz, y colabora con etarras en Venezuela.
RaFa Nuñez no es un “hacker ético”, es un “black hat», o hacker de sombrero negro que se vende al mejor postor en el sector privado, donde se dedica a “spamdexing”, que es limpiar en Google la reputación de cualquier político corrupto, boliburgués, o criminal común que le pague para confundir el algoritmo de Google, creando páginas falsas (astroturfing).
Pero al mismo tiempo, y de mayor importancia para los efectos de este escrito, RaFa es un agente encubierto del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, y se comenta que tuvo vínculos con Iraitz Gueselaga Fernández, miembro del equipo cibernético del grupo terrorista vasco ETA.
La mano derecha de Miguel Rodríguez Torres es el jefe de RaFa: General de la Aviación Rafael Ruiz.
El “control” de Rafael Núñez en el gobierno es Rafael Ruiz, un General de la Aviación y mano derecha de Miguel Rodriguez Torres. RaFa también es apoyado y protegido por el General Jose Felix Alvarez Tineo, que era Director de Contrainteligencia, y como tal tenía a RaFa como mascota en la oficina.
El protector de RaFa, Gral. Jose Felix Alvarez Tineo, está furioso con él por lengua larga y pantallero.
A RaFa, por farandulero y por encantarle andar con “gente bien” y con sifrinitos del este de Caracas, lo usan desde el gobierno por su cercanía con objetivos de la oposición. Me cuentan que Rafael Núñez le sirve de asesor a Nelson Bocaranda, a Rocío San Miguel, a Ramón Muchacho, a la Cadena Capriles (la vieja y la nueva) entre muchos otros mas. Todos estos a quien RaFa asesora sirven de corderos, pues filtra al gobierno todo lo que le produce influencia o dinero.
Aquel que crea que esta tribuna está equivocada al respecto no ha indagado sobre la empresa de limpieza de reputación que tiene RaFa: Clean Perception. Diversos escritos se han publicado ya al respecto. Si RaFa está dispuesto a servir de celador de la reputación de Derwick Associates, Juan Carlos Escotet, Moris Beracha, Ramiro Helmeyer, etc., entonces cómo alguien puede dudar que el susodicho también es agente del gobierno? Mas allá del Ministerio de Relaciones Interiores y del SEBIN también le ha hecho trabajitos al DIM. Las relaciones de RaFa con el director corrupto de una empresa alemana que le vende tecnología al SAIME ya está causando repercusiones importantes en Alemania.
El problema mayor que tiene RaFa es precisamente que hacker ya no es. RaFa fue, hace más de una década, un hacker reconocido, cuando fue metido preso y ganó fama por haberse metido en un sistema del gobierno de EEUU. Y por ello su interés ahora de aparentar ser un santo, un criminal reformado, porque está desesperado por recibir una visa que le permita visitar el imperio que sus jefes tanto dicen odiar. Por ello las conferencias, el programita de radio en Primicias24 (ficha de Antonieta Jurado y Miguel Henrique Otero, protectores de los bolichicos Derwick), la careta de ser un practicante del budismo, y la sonrisa de yo no fui. Tan aceptado está que hasta VenAmCham lo invita (y le paga?) para que hable de seguridad informática. La realidad es que, hoy por hoy, Rafa no sabe hackear. Lo que si hace muy bien es lo que llaman “phishing” que consiste en suplantar identidades, enviando correos a objetivos para obtener contraseñas de correos electrónicos, y cuentas de Facebok y Twitter, haciéndose pasar por Google, Twitter, o Apple, o Paypal, solicitando ingreso a una página falsa donde se le solicita a la víctima introducir sus detalles y contraseñas. De esa manera es como RaFa logra ingresar en los correos de los objetivos de sus patrones. Pero como hacker RaFa dejó de tener vigencia hace tiempo. Y por ello su problema, ha venido estafando al gobierno, y a sus clientes, por falta de habilidad técnica.
Dado que este hacker-que-no-sabe-hackear necesita vigencia, se la ha pasado la mano como hablador y chismoso dentro del SEBIN. Me cuentan que de repente perdió el apoyo que le ofrecía el General Alvarez Tineo. Éste ultimo lo veía criticando y hablando mas de la cuenta. En fin, RaFa se sintió ignorado, y cuando se tiene un ego tan grande que uno se describe como un “ex-modelo” masculino, eso causa problemas.
Quien siembra vientos cosecha tempestades dice el refrán. Rafael Núñez sigue perdiendo clientes, sigue trabajándole a criminales de la peor especie, como Ramiro Helmeyer, está peleado con su general protector del SEBIN, y lo peor de todo, su cuidadosa y comedida campaña para posicionarse como “hacker ético» y volver a EEUU parece que no se hará realidad en este siglo.
Ramiro Francisco Helmeyer, el terrorista es uno de los clientes estrella de RaFa Núñez
Un secreto a voces en círculos de inteligencia es que el RaFa y su socio, Ivan Hernandez-Vila, participaron junto con un grupo de etarras en Venezuela en asuntos de ciberterrorismo. En otras palabras: RaFa y sus compinches de la DIM y el SEBIN estuvieron entrenando a personalidades del gobierno y de la CANTV sobre cómo manejar los temas de redes sociales, hackeo, y otras cosas mas, nada menos que con miembros de la ETA. Los etarras habrían entrado en Venezuela con acreditaciones de prensa del canal al-Jazeera, pero no venían desde la madre patria, venían del medio oriente y todos eran españoles.
Al reloj de arena del budista se le está acabando el tiempo. Hace unos meses andaba el RaFa montando conversaciones privadas en Twitter y haciendo la ciberguerra a gente inocente (incluso acusando falsamente a un empresario venezolano de pedofilia). Lo que le viene a Rafael Núñez no son acusaciones falsas, son realidades que serán difícil de escapar.
Por Tomás Lander