El presidente Gustavo Petro ha sorprendido a Colombia al anunciar que está considerando un acuerdo con Venezuela para producir petróleo a través de la estatal Ecopetrol. Sin embargo, esta propuesta no es nueva, sino que tiene antecedentes que involucran a empresarios colombianos y a la administración de Nicolás Maduro. Además, existe otra iniciativa más ambiciosa para Colombia: la posible compra de la empresa petroquímica Monómeros, que pertenece a Venezuela, pero que opera en territorio colombiano.
Un gasoducto que nunca se concretó
La idea de un posible acuerdo gasífero entre Colombia y Venezuela se remonta a años atrás, cuando el empresario colombiano Alex Saab y su socio Álvaro Pulido Vargas (Germán Rubio), ambos detenidos y el primero de ellos extraditado de Cabo Verde a Estados Unidos por presuntos delitos de lavado de dinero, promovían la iniciativa de desarrollar y tomar control de un gasoducto que serviría para vender a Colombia gas producido en Venezuela, controlando además ambos empresarios toda la red gasífera limítrofe entre los dos países. Sin embargo, este proyecto nunca se materializó, aunque, de algún modo, ha quedado latente.
¿Un salto al vacío con PDVSA?
Ahora, Petro ha retomado la idea de hacer negocios con Venezuela, con una propuesta para explotar yacimientos petroleros en territorio venezolano a través de Ecopetrol, la empresa petrolera estatal de Colombia. Esta propuesta contradice lo que Petro había negado enfáticamente en campañas presidenciales anteriores, cuando aseguraba que no suscribiría acuerdos petroleros con Venezuela. ¿Qué lo ha llevado a cambiar de opinión?
Se cree que el interés de Petro es continuar con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales con Venezuela, así como resolver la situación en ese país vecino, que afecta la economía fronteriza, la seguridad y la paz total de Colombia. También se afirma que hay un incentivo económico para reducir o modificar las sanciones impuestas a Venezuela, que son de interés para Estados Unidos, que busca recuperar influencia en ese país y enfrentar los altos costos de combustible y su relación con Rusia y China.
Sin embargo, esta transacción representaría un alto riesgo para Ecopetrol y Colombia, pues implica negociar con la sancionada PDVSA, la empresa petrolera estatal de Venezuela, que ha estado involucrada en numerosos escándalos de corrupción y que ha dejado en malas condiciones a Colombia y sus empresas. Además, es incierto qué sucederá con los activos de Ecopetrol en Venezuela en un cambio de gobierno en Colombia que no sea afín a la administración de Maduro. Por último, la situación económica de Venezuela y las sanciones impuestas a ese país plantean dudas sobre los beneficios reales para Colombia en estos acuerdos.
Monómeros, otra iniciativa
Pero también existe otra iniciativa que ha ganado cierta tracción: la posible adquisición de la empresa Monómeros Colombo-Venezolanos por parte de Ecopetrol. Esta compra, que no ha sido anunciada oficialmente, podría ser presentada como un premio de consolación ante el fracaso de un acuerdo con PDVSA.
Monómeros es una empresa petroquímica que pertenece a Venezuela, pero que opera en territorio colombiano. Se dedica a la producción y comercialización de insumos agrícolas, como fertilizantes, herbicidas y plaguicidas.
La compra de Monómeros podría ser una estrategia económica más viable para Colombia que la de explotar petróleo y gas en Venezuela, pues aumentaría la oferta de insumos agrícolas, generaría empleo y fortalecería la producción agropecuaria en Colombia. Sin embargo, queda por ver cuáles serán las consecuencias y los beneficios reales de cualquier acuerdo entre los gobiernos de Petro y Maduro, así como las posibles ganancias comisiones que podrían recibir ciertos intermediarios involucrados.
Posible acuerdo gasífero
La Junta Directiva de Ecopetrol sostuvo en la tarde del martes 21 de noviembre, una sesión extraordinaria en la cual se conversaron las acciones adelantadas por la compañía y las cuales están relacionadas con las eventuales transacciones de hidrocarburos entre Pdvsa y la estatal petrolera de Colombia.
Esta reunión se produjo después de que el mismo presidente Gustavo Petro anunciara desde Venezuela las intenciones de importar a Colombia gas por medio del gasoducto binacional Antonio Ricaurte.
“Ecopetrol está analizando las alternativas presentadas por Pdvsa en la reciente visita del Gobierno colombiano al vecino país, las cuales incluyeron opciones de proyectos bilaterales, tendientes, entre otras, a suministrar gas natural a Colombia a partir de diciembre de 2024, a través del gasoducto binacional Antonio Ricaurte”, afirmó la petrolera en un comunicado de prensa.
Según se informó, Ecopetrol tiene un contrato suscrito con la petrolera de Venezuela desde el año 2007, con vigencia a 31 de diciembre de 2027, para la compraventa y transporte de gas a través del gasoducto binacional Antonio Ricaurte, que en el pasado permitió la exportación de gas a Venezuela y en la actualidad se encuentra en periodo de estabilización de equipos, para permitir los flujos de gas hacia Colombia.
“Conocidos los antecedentes y la necesidad de importación de gas para los próximos años, la Junta Directiva solicitó a la administración evaluar de manera ágil las distintas alternativas para asegurar la disponibilidad de gas en las cantidades y tiempos requeridos, dentro del marco legal y las limitaciones existentes, a efectos de garantizar la seguridad energética de manera oportuna y costo-eficiente para beneficio del sector y del país”, aseguró Ecopetrol.
Los proyectos frustrados de Saab y Pulido en el sector energético venezolano
Los empresarios colombianos Alex Saab y Álvaro Pulido (Germán Rubio) han estado involucrados en varios negocios con el gobierno de Venezuela, además de proyectos que involucraban al gas natural venezolano, un recurso abundante en el país caribeño. Sin embargo, sus planes no se concretaron y han quedado abandonados.
Un gasoducto regional con apoyo ruso
Uno de los proyectos que Saab y Pulido intentaron impulsar fue el de un gasoducto que conectaría a Venezuela con islas del Caribe y con países vecinos, incluido Colombia. Para ello, se asociaron con la firma colombiana TRENACO, perteneciente a un concuñado de Gustavo Petro, y con otras empresas de las que se sabe poco.
Según fuentes cercanas al asunto, los socios habrían ofrecido cientos de miles de dólares en incentivos a directivos de PDVSA GAS, la empresa estatal venezolana encargada del gas. Uno de los beneficiados habría sido el expresidente de PDVSA GAS Antón Castillo, quien no habría cumplido su parte del trato.
El objetivo de los empresarios era participar en la construcción de un gasoducto entre Venezuela y Aruba y la exportación de gas a islas del Caribe y al resto del mundo. También querían construir y desarrollar una red de gasoductos que cubriría principalmente la parte occidental de Venezuela y se extendería hasta Colombia, para lo cual habrían contactado con el gobierno de Juan Manuel Santos y con el propio expresidente colombiano.
El negocio, con cientos de millones de ganancias, fue abandonado por un tiempo, pero fue retomado luego con empresas rusas, gracias a los vínculos que tejieron Saab y Pulido con el gobierno de Vladimir Putin. Se dice que ambos empresarios resguardaban parte de su fortuna en Rusia, para evadir las sanciones y medidas que les había impuesto el gobierno de los Estados Unidos.
Dos yacimientos de gas de esquisto con exoneración de impuestos
Otro de los proyectos en los que Saab y Pulido habrían intentado participar fue el de dos yacimientos de gas de esquisto, llamados Patao y Mejillones, situados en el mar Caribe frente a las costas del estado Sucre. Para ello, se habrían beneficiado de una enmienda a un acuerdo fallido entre Caracas y Moscú, que se conoció en 2019.
Según la enmienda, Rusia y Venezuela se comprometían a “crear condiciones favorables, evitar discriminaciones y dar asistencia a la sociedad Rosneft y al Grupo Rosneft”, filial del grupo ruso en Venezuela, en el desarrollo de los dos yacimientos de gas. Entre esas “condiciones favorables”, figuraba principalmente una exoneración de impuestos en Venezuela para Rosneft, sus proveedores y sus subcontratistas (entre los que se cree estaban Saab y Pulido).
Sin embargo, todo cambió en el año 2020, cuando Rosneft anunció el cierre de sus operaciones en Venezuela. Previamente, Washington había sancionado, el mismo año 2020, a la filial Rosneft Trading después de que Rosneft ignorara durante meses las sanciones previas a PDVSA, la petrolera estatal venezolana, y siguiera exportando crudo extraído en Venezuela.
Así, los proyectos gasíferos y petroleros de Saab y Pulido en Venezuela quedaron truncados y sin futuro, al igual que otros negocios que habían emprendido con la administración de Nicolás Maduro.
Posteriormente, Pulido estuvo participando en el negocio de exportación de crudo venezolano, que pretendía sortear las sanciones impuestas a Venezuela por el gobierno norteamericano. Eso hasta que fue detenido, acusado de haber formado parte de la trama Pdvsa-Cripto, que se benefició de la obtención de cargamentos de crudo sin pagar nada a Pdvsa.
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