VenePirámides
Tomás Sánchez, Superintendente Nacional de Valores, por estos días desconfía hasta de su sombra. Lo persigue el FBI por su complicidad en el caso Ramos de la Rosa, en el Ministerio de Finanzas lo tratan como a un leproso, y los administradores de las empresas intervenidas son cada vez más reacios a la extorsión. Como si eso fuera poco, Sánchez cree que sus Interventores y Liquidadores no le están dando su 50% del botín que deben obtener del saqueo de las Casas de Bolsa intervenidas o en proceso de liquidación: por ello les ha prohibido la venta de las acciones de éstas en la Bolsa de Valores de Caracas. Se dice en la SUNAVAL que Sánchez ahora pide su parte del botín por adelantado, como condición previa para permitir la venta de este activo, no vaya a ser que se le vayan con la cabuya en la pata…