Para eliminar al líder ruso emplearían un recurso que presuntamente ha usado el propio Putin en múltiples ocasiones para deshacerse de sus adversarios: el veneno.
Redacción | Primer Informe
Mientras la guerra en Ucrania se extiende y la invasión rusa devasta a ese país, una idea comienza a tomar fuerza entre la élite cercana a Vladimir Putin: asesinar al presidente ruso. La inteligencia ucraniana advierte que el plan para hacerlo ya está en marcha.
Detrás del complot estarían los oligarcas rusos que han construido sus inmensas fortunas gracias a la cercanía con Putin. Sin embargo, tras la agresión de Rusia a Ucrania, han sido el blanco de duras sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea. Han perdido bienes, gran parte de sus fortunas y no pueden seguir dirigiendo sus negocios desde el primer día de la guerra.
Algunos voceros occidentales han sido muy francos respecto a la necesidad de matar a Putin para poner fin a la guerra. Uno de ellos es Jean Asselborn, ministro de Relaciones Exteriores de Luxemburgo y exviceprimer ministro de ese país. Asselborn habló sobre su deseo de que Puitn sea «eliminado físicamente por una revuelta para detener la guerra».
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Un plan «a la Putin»
El plan para asesinar a Putin sería similar a la forma en la que han muerto algunas prominentes figuras opuestas al presidente ruso. Es decir, intentarían envenenarlo. Buscarían el uso de un veneno mortal que no deje rastros para forzar el cambio de liderazgo en Moscú. El resultado sería «una muerte súbita» o «accidental».
Fue con una poderosa y supuestamente prohibida neurotoxina que Alexéi Navalny, el opositor a Putin, fue envenenado en 2020. Antes de eso ya figuras disidentes al presidente ruso murieron envenenadas. Tal es el caso de Aleksander Litvinenko, un ex agente de la KGB que falleció tras ser expuesto a un envenenamiento radiactivo con el elemento polonio-210.
Litivinenko denunció durante años los múltiples crímenes de Estado que habría ordenado Putin para acceder y mantenerse en el poder. También escribió libros al respecto.
Quién sería el sucesor de Putin
Según publicaron varios medios internacionales, la oligarquía rusa, tan perjudicada por las sanciones que tuvieron lugar desde el inicio de la sangrienta invasión, ya habría solucionado el dilema del nombre del sucesor.
El candidato sería Alexander Bortnikov, director de la FSB, el actual servicio de inteligencia ruso, fundado por Boris Yeltsin en 1995. El personaje en cuestión tiene setenta años, ostenta su cargo en la influyente agencia desde 2008. Hasta ahora, siempre fue considerado como uno de los hombres del «círculo íntimo» de Putin.
Según estos informes de la inteligencia ucraniana, Putin estaría «cada vez más paranoico». Así estaría por un conflicto armado que no se resolvió en los tiempos que deseaba. Las quejas del mandatario apuntan a supuestos «traidores» y de la «escoria» de sus propias filas, de los que desconfía por la filtración de información sensible.
En simultáneo con las imágenes de la guerra y el desastre económico en Moscú, una de las noticias que se repite casi a diario es la incautación de los yates de los multimillonarios rusos. Los «oligarcas» de Putin han intentado resguardar sus embarcaciones de lujo llevándolas fuera de la jurisdicción de la Unión Europea.
Recientemente, en las costas de Barcelona, la justicia española retuvo la nave del magnate Serguei Chemezov, titular del conglomerado Rostec. El megayate está valorado en 128 millones de euros.
Con información de PanamPost.
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