VenePirámides
Bolívar Blues, por @angelalayon
Hay dolores que necesitan confirmación, de pruebas que oficialicen un diagnóstico que no te salva, pero que permite reordenar las angustias del pasado.
Un dólar oficial a 51,86 bolívares en el llamado SICAD II es la confirmación de los desequilibrios y de eso que está desequilibrado. Y todo lo que carece de equilibrio corre el riesgo de caérsenos encima.
La lectura optimista es que es un paso en el camino correcto. La lectura pesimista es que es un paso, sólo un paso, en el desierto. Una lectura alternativa es que es un paso en el camino correcto, pero en la dirección equivocada. Tantas lecturas posibles nos dicen que no sabemos nada y eso es apenas una parte de lo que nos desequilibra.
No es útil sentir nostalgia por el futuro. Nos hablaron de un Bolívar Fuerte, un Bolívar con nombre de superhéroe. Pero quienes así lo nombraron lo expusieron a la más cruel kryptonita que cualquier moneda puede enfrentar: la impresión de dinero inorgánico convertida en una explosión cuyos residuos ahora debilitan al Bolívar Fuerte hasta asfixiarlo.
El Bolívar Fuerte también habría preferido otra muerte.
La economía no soporta la ficción. El precio del dólar tampoco. Desde cualquier trinchera se puede argumentar sobre las consecuencias contables de un dólar oficial a 51,86. Que si el salario mínimo sigue siendo alto o que ahora es más bajo. Que si hoy amanecimos más pobres o que si el dólar de la oscuridad ha sido al fin derrotado. Lo cierto es que no hay cálculo económico que resista los devastadores efectos del enfrentamiento del salario contra la realidad de la caja registradora. No sólo de propaganda vive el hombre.
De eufemismos también se muere.
Tomado de No sólo de propaganda vive el hombre (y el dolar @77)