Acabo de ver un video de Maria Corina, hablando de su proyecto, de lo que quiere hacer, de convertirse en la primera mujer presidente de Venezuela. Y dijo algo que me dejo boquiabierto, sobre las dantescas violaciones recientes en La Concepción. Maria Corina dijo al respecto: «¿Qué nos está pasando? Esto no es Venezuela.»
Está equivocada Maria Corina. Esa si es Venezuela, de hecho Maria Corina comenzó su entrevista diciendo que la crisis era una de valores. Es una crisis moral, de eso no queda ni la menor duda. Y precisamente por que hay una crisis moral que ha afectado a todos los venezolanos, es incorrecto decir «Esto no es Venezuela.» Y traigo a colación una conversación con mi suegro, hace unos días. Como telón de fondo, Chavez mandando desde La Habana, por tres semanas y en clara violación a la constitución, y por otro lado, un conflicto armado de igual número de semanas entre presos y Guardia Nacional en El Rodeo. Cuando pregunté «¿y cómo está la vaina?» Recibí un «… todo bien chico, aquí no está pasando nada…»
Esa es Venezuela, una nación repleta de gente amoral que ha abdicado su poder ciudadano, y los derechos y deberes que ello comporta. Es una nación repleta de gente que encuentra tolerable que un maldito apátrida entregue la soberanía a los dictadores comunistas cubanos. Es una nación repleta de gente que ha renunciado a su dignidad, a sus derechos inalienables. Es una nación repleta de eunucos intelectuales, de gente que no cuestiona, de gente cuya máxima en la vida es «como vaya viniendo, vamos viendo.» Es una nación repleta de gente que se ha acostumbrado a ver lo extraordinario, lo intolerable, lo oprobioso, lo amoral, lo corrupto, lo sanguinario, como normal. Es una nación repleta de gente pendiente del físico, en detrimento de lo ético, donde padres y madres le regalan a sus hijas quinceañeras operaciones para aumentarse el busto. Es una nación repleta de gente que ha permitido todo tipo de humillaciones a manos de sus empleados públicos. Es una nación repleta de gente hambrienta que ve como sus recursos se despilfarran, y se regalan sin permiso a otros países. Es una nación repleta de criminales, gobernada por criminales, que se saben más allá de la justicia.
Esa es Venezuela, y ese es el gobierno y estado de cosas que se merece. Ante la inmovilidad, desidia, y absoluta pobreza moral -en todos los niveles socioeconómicos- no puede esperarse otra cosa.