VenePirámides
El Gobierno nacional ha optado por la restricción en la venta de alimentos como medida para preservar los inventarios. Incluso le ha servido como argumento para justificar la lucha en contra del contrabando de extracción y del denominado «acaparamiento doméstico».
Pdval aplica un plan piloto en el que restringe la compra de alimentos por persona a una vez por semana, medida que se está ejecutando desde el 10 de febrero en el punto de venta de la Torre Diana, en Cotiza, Caracas, y que se expandirá hacia otros establecimientos. Allí los usuarios quedarán registrados con su número de cédula en un sistema informático que conecta en red a todos los establecimientos de Mercal, Bicentenario y PDVAL: una libreta electrónica de racionamiento.
En algunos puntos de venta hay carteles que informan a los usuarios de la red estatal los días que podrán comprar de acuerdo con los dos últimos números de su cédula de identidad.
No es la primera vez que se aplica esta medida en los puntos de venta de las redes de comercialización pública. En las bodegas fijas de Mercal las personas también quedan registradas y no pueden comprar alimentos básicos dos veces el mismo día.
Además en estos puntos de venta, al igual que en los operativos de calle, están condicionadas las compras de alimentos. Es decir, no sólo se restringe a una o dos unidades por persona, en los productos de la cesta básica, sino que además para poder adquirirlos los consumidores deben llevar al menos un producto de los otros que se ofrecen en el mostrador. De lo contrario, no pueden llevar los alimentos básicos.
En los Abastos Bicentenario también está restringida la venta de los alimentos que conforman la canasta básica.
Esta práctica también se ha vuelto recurrente en los establecimientos de las redes de comercialización privadas, con el aval del Ejecutivo nacional y el argumento de «garantizar que los alimentos lleguen a todos por igual».
Es una norma el máximo de cuatro kilos de harina, leche, azúcar y café por persona. También hay limitaciones en la venta de otros productos como carne, pollo, margarina, papel higiénico, detergentes y artículos de cuidado personal, como el jabón de baño.
Estas medidas han generado descontento en la población y han traído como consecuencia caos en los comercios cada vez que llegan los alimentos, según reportó el diario El Universal.
Tomado de Llegó la libreta electrónica de racionamiento, otro «logro» revolucionario (y el dolar @88)