Las tres opciones en las que trabaja Biden para bajar el precio de la gasolina

Cualquiera de los tres escenarios manejados por la administración Biden, tiene serias consecuencias en el ámbito nacional e internacional.

Kelly Anne Smith | FORBES

Los precios de la gasolina se han disparado en Estados Unidos, con el promedio nacional alcanzando los $4.31 el 14 de marzo, según los últimos datos de la Administración de Información de Energía (EIA) de EE.UU. Y aunque los precios han caído levemente en los últimos días, los expertos temen que sea una repetición temporal.

La invasión a Ucrania resultó en fuertes sanciones contra Rusia por parte de la mayoría de los países occidentales, incluida una prohibición total de las importaciones de petróleo ruso en los EEUU. Por esto los altos precios no van a desaparecer pronto.

Para los consumidores, eso significa seguir sintiendo la carga financiera de llenar el tanque de gasolina. La Casa Blanca se compromete a ayudar y tiene tres estrategias que está explorando para ayudar a bajar los precios:

1. Levantar sanciones a Venezuela

Ahora que Rusia no puede exportar petróleo a los EEUU, la Casa Blanca está considerando una estrategia controvertida para aumentar las importaciones de petróleo de Venezuela.

La administración Biden está considerando levantar las sanciones a Venezuela para reabrir el comercio de petróleo entre los dos países. Funcionarios estadounidenses se reunieron con funcionarios venezolanos durante el fin de semana del 5 de marzo. Estados Unidos impuso sanciones a Venezuela en 2019 después de que el presidente Nicolás Maduro afirmara haber ganado la reelección, pero se cree ampliamente que el fraude y la corrupción le permitieron permanecer en el cargo.

El levantamiento de esas sanciones permitiría a EEUU invertir en la industria petrolera de Venezuela, que fue golpeada por las sanciones de 2019, y ayudaría a elevar la producción de petróleo del país desde sus niveles actuales de alrededor de 800.000 barriles por día, según informó el Wall Street Journal. Venezuela también afirma tener la reserva estratégica de petróleo más grande del mundo.

La estrategia no deja de tener consecuencias. Existe una oposición bipartidista de los legisladores estadounidenses a trabajar directamente con Maduro, que es un líder autoritario. Algunos afirman que hacerlo sería un insulto a los venezolanos que aspiran a vivir en un estado democrático.

“Me opondría firmemente a cualquier acción que llene los bolsillos de los oligarcas del régimen con ganancias petroleras mientras Maduro continúa privando a los venezolanos de derechos humanos básicos, libertades e incluso alimentos”, se lee en una declaración del senador Bob Menéndez (D-N.J.).

Incluso si Estados Unidos tomara esta ruta, sería costosa y requeriría mucho tiempo.

La producción petrolera venezolana se ha visto gravemente afectada por las sanciones a lo largo del tiempo; en su apogeo, el país producía más de 3 millones de barriles por día, pero se desplomó a alrededor de 300.000 en 2020 y solo se recuperó a alrededor de 800.000 barriles por día, según el Wall Street Journal. La infraestructura necesaria para aumentar la producción requeriría miles de millones en inversión y reestructuración, lo que podría tardar meses, si no años, en materializarse.

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2. Liberar petróleo de las reservas estratégicas

El país creó una reserva estratégica de petróleo (SPR), que consiste en sitios de almacenamiento llenos de barriles de crudo en todo el país, en la década de 1970 para mitigar los efectos de las reducciones en el suministro de petróleo. El 1 de marzo, el presidente Joe Biden autorizó la liberación de 30 millones de barriles de la reserva, alrededor del 6% de los 580 millones de barriles de crudo que tenía al 25 de febrero.

Durante su discurso sobre el Estado de la Unión, Biden dijo que el comunicado ayudará a “reducir los precios de la gasolina aquí en casa”. Pero 30 millones es una pequeña fracción de lo que se necesita para hacer bajar los precios de la gasolina; en 2021, Estados Unidos consumió en promedio cerca de 20 millones de barriles de petróleo por día. Los 30 millones de barriles liberados de la reserva equivalen a un día y medio de consumo de petróleo.

Liberar petróleo de las reservas estratégicas no es una estrategia nueva, e históricamente, no ha hecho mucho para reducir los precios del gas a largo plazo. El gesto es puramente simbólico con la esperanza de que calme los mercados petroleros y provoque una caída de los precios, dice David Sacco, un practicante residente en el programa de finanzas de la Universidad de New Haven.

El último presidente en aprovechar las reservas fue Bill Clinton; en 2000, liberó 30 millones de barriles de petróleo de la reserva estratégica de la nación y solo redujo los precios de la gasolina durante dos semanas antes de que se dispararan nuevamente.

“Ningún presidente serio jamás liberaría suficiente de la reserva estratégica de petróleo para que tenga un impacto en nuestras necesidades de petróleo que no sean en tiempos de guerra”, dice Secco. “La cantidad de petróleo que tendrías que liberar [para un impacto] diezmaría la reserva”.

3. Implementar una exoneración del impuesto a la gasolina

En febrero, un grupo de demócratas del Senado presentó un proyecto de ley la semana pasada que crearía un «vacío» del impuesto federal a la gasolina que suspendería el impuesto, que es de 18,4 centavos por galón, hasta enero. La propuesta no ha ganado mucha fuerza desde que se presentó, en gran parte porque el impuesto federal a la gasolina es una fuente clave de financiación para carreteras y puentes federales. Sin embargo, algunos estados también han planteado la idea de introducir una exención del impuesto estatal a la gasolina, incluidos Maryland y California.

Los analistas de política fiscal advirtieron que una suspensión del impuesto federal a la gasolina no ayudaría mucho a los consumidores.

“Haga los cálculos: son alrededor de $100 dólares al año en ahorros, o alrededor de 30 centavos por día”, dijo Howard Gleckman, investigador principal del Tax Policy Center, en una entrevista con Marketplace. “Lo que es más probable que suceda es que las compañías petroleras simplemente se queden con parte de la reducción de impuestos”.

Alex Muresianu, analista de políticas federales de Tax Foundation, argumenta que el bajo suministro de gas, combinado con la eliminación del impuesto a la gasolina, podría incluso tener el efecto contrario al previsto en lo que respecta a los precios de la gasolina.

“Reducir los impuestos sobre la gasolina podría estimular una mayor demanda de gasolina y, a su vez, precios más altos”, escribe Muresianu.

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¿Cuál será la mejor manera de bajar los precios de la gasolina?

Hasta el momento, solo se ha implementado uno de los tres planes propuestos, liberar petróleo de las reservas estratégicas. Pero los expertos coinciden en que ninguno de ellos aliviará los precios de la gasolina en el corto plazo.

Hay algunas sugerencias para que EEUU aumente su propia producción de petróleo, algo a lo que los demócratas generalmente se oponen, para compensar lo que se ha perdido en el suministro mundial. Otros argumentan que los acontecimientos actuales podrían empujar al mundo occidental hacia los incentivos y la inversión en energías renovables, algo a lo que los estadounidenses están mayoritariamente a favor.

Independientemente, el país ahora enfrenta una nueva realidad en términos de cómo adquirirá los productos energéticos y a qué precio, tanto literal como humano, en el caso de Venezuela.

“Incluso si Rusia se detuviera mañana, hay muchos problemas a largo plazo que se han abierto aquí”, dice Secco. “Muchas de las personas que tienen la mayor capacidad de suministro de petróleo en todo el mundo tienen antecedentes cuestionables en lo que respecta a la forma en que se comportan, por lo que creo que habrá que repensar un poco eso y lo que significa para el país. política energética de Estados Unidos”.

 

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