En un escenario donde las tensiones políticas ya se sentían en el ambiente de cara a las elecciones presidenciales de 2025, Bolivia enfrenta un nuevo terremoto político: el escándalo de presunta pedofilia que involucra al expresidente Evo Morales, quien es acusado de estupro con una menor de edad. Aunque esta información circulaba en algunos sectores de la élite política desde hace años, la creciente disputa entre Luis Arce, actual presidente y líder del Movimiento al Socialismo (MAS), y Morales parece haber desencadenado una reacción judicial que había sido postergada durante mucho tiempo.
El contexto del escándalo
El detonante de esta crisis fue la emisión de una orden de aprehensión contra Morales, relacionada con la denuncia de que tuvo una hija con C.S. Vargas P., quien tenía apenas 16 años cuando dio a luz en febrero de 2016. El caso está respaldado por el certificado de nacimiento de la niña, inscrita en el registro civil de Yacuiba, Tarija. Este documento no solo confirma la paternidad de Morales, sino que también implica que la madre de la menor habría tenido 15 años al momento de la concepción, lo que encuadra el caso en el delito de estupro según la legislación boliviana. El documento fue publicado por los medios bolivianos.
Esta no es la primera vez que Morales se ve envuelto en controversias sobre relaciones con menores de edad. Ya en 2016, durante el referendo que buscaba habilitar una nueva reelección presidencial para Morales, se hicieron públicos los rumores de una relación con Gabriela Zapata, quien también habría sido menor de edad cuando comenzó su vínculo con el exmandatario. Sin embargo, el caso de Zapata no prosperó en su momento. En esta nueva acusación, la prueba documental parece ser más sólida y contundente, lo que ha desatado una crisis sin precedentes en la carrera política del líder indígena.
El conflicto político dentro del MAS
La orden de aprehensión contra Morales no solo sacude el panorama político nacional, sino que también deja entrever un conflicto interno en el MAS. La fractura entre Morales y Arce, quienes solían compartir una relación política cercana, se ha ido profundizando a medida que se acercan las elecciones de 2025. Morales, quien ha sido una figura dominante en la política boliviana desde su ascenso al poder en 2006, busca regresar al escenario político como candidato, pero el actual presidente parece no estar dispuesto a ceder espacio.
Es en este contexto que las acusaciones de pedofilia cobran una dimensión política importante. La presión ejercida por el fiscal general, Juan Lanchipa, para intentar frenar el caso fue revelada por la exfiscal de Tarija, Sandra Gutiérrez, quien denunció públicamente que fue presionada para abandonar la investigación. Según Gutiérrez, Lanchipa la destituyó junto a su equipo de fiscales el 2 de octubre de 2024, tras negarse a detener el caso. Pese a las maniobras legales del equipo de Morales, que logró suspender temporalmente la orden de aprehensión mediante una acción constitucional de libertad en Santa Cruz, el caso ha seguido escalando y el escándalo ha crecido.
Más allá del estupro: trata y tráfico de personas
El caso no se limita únicamente a la acusación de estupro, un delito que en Bolivia está sancionado con hasta seis años de prisión. Existen indicios de que los padres de C.S. Vargas P. habrían facilitado la relación de su hija con Morales a cambio de beneficios políticos y económicos. La madre de la joven, por ejemplo, fue designada a cargos políticos en Tarija, incluyendo una breve postulación como candidata a la Asamblea Legislativa Departamental, y posteriormente fue nombrada Directora de Género del Gobierno Regional de Gran Chaco. Documentos de la Fiscalía de Tarija sugieren que estos beneficios incluían viajes internacionales y otros privilegios durante los años en que su hija mantuvo la relación con Morales.
Esta dimensión del caso podría llevar a una acusación aún más grave, relacionada con la trata y tráfico de personas. La Fiscalía investiga si los padres de la menor facilitaron de manera intencionada el acceso de su hija a Morales a cambio de favores políticos. De confirmarse esta hipótesis, el escándalo podría adquirir proporciones aún más devastadoras para Morales y su círculo cercano.
Reacciones y el destino de Evo Morales
Hasta ahora, las reacciones del MAS han sido limitadas. El exministro Carlos Romero fue uno de los pocos en comentar públicamente el caso, anunciando que la acción de libertad había sido exitosa y que, por el momento, Morales no sería aprehendido. Sin embargo, no se ha pronunciado el propio expresidente, lo que ha generado una ola de rumores sobre su paradero. Algunos medios especulan que Morales se habría escondido, temeroso de que esta vez no pueda eludir las consecuencias penales. Otros sugieren que podría haber huido nuevamente del país, como lo hizo en 2019 tras el levantamiento popular que lo obligó a renunciar a la presidencia y exiliarse brevemente en México y Argentina.
El MAS, partido que ha sido el eje de la política boliviana durante casi dos décadas, enfrenta una crisis existencial. Con las divisiones internas expuestas y el escándalo de Morales acaparando la atención pública, la estabilidad del partido para las elecciones de 2025 está en juego. ¿Podrá Morales regresar al poder tras este escándalo o finalmente será el ocaso de su carrera política? Las próximas semanas serán decisivas para determinar el futuro no solo de Morales, sino también del MAS y de la política boliviana en su conjunto.
El caso de Evo Morales y las acusaciones de estupro representan un punto de inflexión en la historia política de Bolivia. Lo que comenzó como un rumor hace años ha explotado ahora en una crisis judicial y política que sacude los cimientos del Movimiento al Socialismo. Con pruebas documentales que comprometen seriamente al expresidente y un conflicto interno que pone en jaque su liderazgo, el futuro político de Evo Morales pende de un hilo.
Tomado de La pelea a cuchillo por el poder en Bolivia: el caso de Evo Morales y las acusaciones de pedofilia