La «caja negra» del Ministerio de Finanzas

VenePirámides

Dos de las grandes decisiones económicas del gobierno de Hugo Chávez se han tomado en la esquina de Carmelitas: la instauración del control cambiario como política de Estado permanente, y la ruptura de la unidad del Tesoro para permitir la administración discrecional de los recursos de la nación.

En el Ministerio de Planificación y Finanzas, conviven el estamento civil junto con el militar en medio de operaciones de ingeniería financiera, aprobación de recursos y manejos en Tesorería que sólo se conocen puertas adentro.

El titular del despacho, Jorge Giordani, conocido en el chavismo como el Monje por su capital ético construido durante sus años como investigador y profesor universitario, es el único ministro que no suele vestirse de rojo, que no luce cómodo en actos proselitistas y que pocas veces muestra una sonrisa.

A Giordani también se le conoce por haber eliminado el mercado de capitales, ser el responsable de la intervención de los bancos dirigidos por la boliburguesía, el cierre de las casas de bolsa, la creación de la Bolsa Pública de Valores, el manejo del Fondo de Desarrollo Nacional y las emisiones de bonos de la República.

Su lealtad es lo que le ha permitido ser una de las personas de confianza del presidente Chávez.

Fuentes aseguran que funge como «apóstol-espía», así lo llaman cuando es requerida su supervisión en el manejo de las finanzas.

Hace más de un año fue elegido para forma parte del directorio de Pdvsa, con el fin de equilibrar el poder que ejercía Rafael Ramírez, ministro de Petróleo y Minería, en el negocio cambiario de las divisas en el mercado paralelo, según una fuente cercana al despacho de Carmelitas. «El principal perjudicado con la eliminación del mercado de permuta no fueron las transnacionales sino Pdvsa, que vendía a través del permuta una gran cantidad de dólares que permitía la entrega de bolívares a Chávez. Con la supresión del mercado paralelo, la petrolera perdió ese nicho como mecanismo de financiamiento y eso es obra Giordani», asegura la fuente.

Dentro del Ministerio de Finanzas la convivencia se produce respetando las parcelas de poder. Giordani, que se caracteriza por el olfato político, ha aprendido a ser tolerante con los negocios que se hacen a partir de los bonos que se manejan en los organismos financieros del Estado y que son impulsados por el presidente del Banco de Venezuela y ministro para la Banca Pública, el militar Rodolfo Marco Torres, entre otros. Esta tolerancia se basa en el hecho de que si bien hay ganancias cambiarias que se reparten, también quedan recursos que van a la campaña presidencial, agrega la fuente.

Los papeles son vendidos ­luego de ser empaquetados por instituciones financieras en el extranjero­ a las empresas como notas estructuradas a un tipo de cambio superior al oficial. Sin embargo, el efecto es nocivo porque al no existir la permuta sólo se privilegia a un selecto grupo con las ganancias cambiarias de la venta de dólares que luego son repuestos con reservas internacionales del Banco Central de Venezuela, explica otra fuente que pidió no citar su nombre.

De esta manera, añade, se constata que el mercado paralelo está más vigente que nunca a pesar de la Ley contra Ilícitos Cambiarios, redactada de puño y letra por Giordani.

Vestalia Sampedro, diputada de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, asegura que en reiteradas ocasiones ha enviado comunicaciones al despacho de Finanzas en las que solicita información sobre la conducción de los recursos y el financiamiento de los créditos, pero nunca ha obtenido respuestas.

«Giordani convirtió el Ministerio de Planificación y Finanzas en una caja negra. La formulación de los instrumentos legislativos en el manejo de las finanzas ha sido contraria a la Constitución Nacional, que establece la unidad del Tesoro».

La diputada recuerda que las estadísticas del ministerio no terminan de ser publicadas y aunque ya están las de gestión fiscal, no se conocen aún las de endeudamiento y no están actualizados los datos del Fondo de Desarrollo Nacional, la ejecución del Fondo Chino ni del resto de los fondos como el Miranda y el Simón Bolívar, entre otros. «La falta de transparencia y el retardo en la publicación de las cifras es lo que en parte encarece la prima de deuda de los bonos venezolanos y eso es responsabilidad del ministerio», asegura una fuente relacionada con el despacho.

Cuando el ex ministro de Finanzas Rafael Isea le comunicó al presidente Hugo Chávez su deseo de ser gobernador de Aragua, el mandatario sabía que sólo debía mover una pieza en el tablero. Acordó con Giordani su traslado desde el Ministerio de Planificación, con la promesa de fusionar las dos instituciones. De esta manera, el control absoluto del manejo de las finanzas y de la disponibilidad quedaría bajo su responsabilidad, dice la fuente.

Isea, un militar con poca experiencia financiera, se había ganado la venia de Chávez al contratar intermediarios que le ayudaran a realizar la operación de desempapelamiento más grande que se ha hecho.

Fueron revendidos a la banca internacional las notas estructuradas y los bonos adquiridos con los recursos del Fonden durante la gestión del entonces ministro de Finanzas, Nelson Merentes. Las primeras y las posteriores operaciones dejaron importantes ganancias a los intermediarios e involucrados. Ni la Controlaría ni la Asamblea Nacional abrieron una investigación.

La utilización de instrumentos financieros para conseguir altos rendimientos se originó en el ejercicio de Tobías Nóbrega (2002-2004), con la salida al mercado de los bonos argentinos (Boden). Pero Nóbrega dejó algo más. Es el único ministro de Finanzas al que se le abrió una investigación y fue inhabilitado por 15 años en 2011. La compra del edificio de Citibank en Carmelitas se concretó el 30 de enero de 2003, cuando la Inmobiliaria Chacao adquirió el inmueble a la institución financiera en 4,7 millones de dólares. 6 días más tarde el Ministerio de Finanzas lo compró en 9,5 millones de dólares. La Contraloría determinó que el despacho de Carmelitas le pagó a la inmobiliaria antes de que ésta comprase el edificio.

El economista Humberto García Larralde explica que Finanzas dejó de tener control sobre la política fiscal como parte de un proyecto de país o de una estrategia de gobierno. «Todo esto comenzó con Tobías Nóbrega, que manejaba bien la parte técnica, pero montó un tinglado de instrumentos para concentrar en manos del Presidente de la República el usufructo creciente de la renta petrolera. El primer instrumento para eso fue la formulación del presupuesto de la nación a un precio de barril de petróleo menor al real. Con ello, el ministerio perdió la concepción del presupuesto como instrumento de desarrollo».

A Nóbrega lo sustituye Merentes y en 2007 Rodrigo Cabezas deja su curul en la Asamblea Nacional y asume el despacho. Ese año también llega al ministerio Alejandro Andrade, un militar del círculo de confianza del Presidente que elaboró la estrategia de venta de bonos de la República y de Argentina a la banca venezolana, para disminuir la presión sobre la cotización del dólar permuta.

En estas operaciones se hizo famoso por sus contactos con intermediarios dentro y fuera del país y entabla relaciones con los llamados banqueros de la boliburguesía.

Fue en ese periodo cuando se produjo la proliferación de compras y fusiones de bancos pequeños con depósitos de entes del Estado y que poco tiempo después originaron una minicrisis financiera que se inicia con la caída de Ricardo Fernández Barrueco (llamado el Zar de Mercal).

En los próximos meses el Ministerio de Planificación y Finanzas deberá asumir el reto de diseñar una nueva medida cambiaria, devaluación y ajuste fiscal. Sea este u otro gobierno, la estructura ministerial actual en nada contribuirá a que la tarea sea fácil. Según García Larralde, el único objetivo claro ahora «es hacer negocios y llenarle la botija al Presidente», según reportó el diario El Nacional.

Tomado de La «caja negra» del Ministerio de Finanzas