«El gobierno quiere castigar a una de las pocas personas que realmente cooperaron, mientras que el objetivo no enfrenta ningún castigo y recibe aclamaciones en Venezuela», dijo el abogado de uno de los colaboradores de la justicia estadounidense en el caso contra Álex Saab y Vielma Mora.
Redacción | Primer Informe
Un empresario venezolano que ayudó a ocultar casi 17 millones de dólares en pagos de sobornos por parte de un aliado de Nicolás Maduro fue sentenciado a seis meses de prisión el viernes por un juez federal que expresó su frustración de que su cooperación con las fuerzas del orden se deshiciera por el reciente indulto del presidente Joe Biden a Álex Saab.
Orlando Contreras había estado trabajando con la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos desde 2019 para investigar la corrupción en la nación sudamericana.
Como parte de esa asistencia, dijeron los fiscales, hizo varios viajes peligrosos a Venezuela para reunir pruebas contra el empresario Álex Saab y el exgobernador José Vielma.
Saab y Vielma habían sido objeto de un programa secreto de espionaje en el que la DEA enviaba informantes encubiertos a Venezuela para grabar subrepticiamente y presentar cargos penales contra el círculo íntimo de Maduro.
Ambos hombres fueron acusados posteriormente en distintos casos de corrupción. Pero mientras Vielma sigue prófugo, Estados Unidos liberó a Saab en diciembre como parte de un canje por 10 estadounidenses y un contratista de defensa del Pentágono que habían sido encarcelados en Venezuela.
El juez Rodolfo Ruiz, del Tribunal de Distrito de EE.UU., dijo que se vio persuadido a conceder a Contreras aún más indulgencia de la recomendada por el gobierno debido a los riesgos que asumió en la persecución de Saab – una vez uno de los principales acusados criminales, pero ahora alguien que, instalado en Venezuela, es poco probable que vuelva a enfrentarse a la justicia en los EE.UU..
«Todo el mundo huyó de la ciudad», dijo Ruiz, «y él es el único que decidió quedarse y enfrentarse a la justicia».
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Saab, de 52 años, fue recibido en su país como un héroe en diciembre por Maduro e inmediatamente lanzó una diatriba contra Estados Unidos, afirmando que había sido torturado mientras esperaba su extradición desde Cabo Verde en un intento de que se volviera contra Maduro.
Su liberación fue vista como una importante concesión a Maduro, ya que el gobierno de Biden busca mejorar las relaciones con el país de la OPEP y allanar el camino para unas elecciones más libres. Ese objetivo parece más difícil de alcanzar que nunca, ya que Maduro se niega a levantar la prohibición impuesta a su principal rival, María Corina Machado, de presentarse a cargos públicos y vuelve a detener a opositores.
Contreras, al declararse culpable el año pasado, admitió haber recibido casi 17 millones de dólares entre 2016 y 2019 para facilitar sobornos realizados a cambio de 1.600 millones de dólares en contratos gubernamentales otorgados a Saab y un socio para importar medicinas y cajas de alimentos en un momento de hambre generalizada en el país. Como parte del presunto esquema, los co-conspiradores inflaron los precios de los alimentos básicos cobrados al gobierno de Venezuela, utilizando la cantidad extra para pagar sobornos a funcionarios.
Contreras declaró que actuó como intermediario de Vielma, transfiriendo unos 11 millones de dólares a cuentas en el extranjero por orden del entonces gobernador. Se quedó con la cantidad restante, pero ahora la está entregando al gobierno estadounidense. Hasta la fecha, ha entregado 650.000 dólares, dos relojes de lujo y está liquidando otros 100.000 dólares, según dijeron sus abogados el viernes ante el tribunal.
«El gobierno quiere castigar a una de las pocas personas que realmente cooperaron, mientras que el objetivo no enfrenta ningún castigo y recibe aclamaciones en Venezuela», dijo uno de los abogados de Contreras, Martin Steinberg, al argumentar a favor de una sentencia aún más leve de arresto domiciliario.
Contreras rompió a llorar mientras relataba dos penosos episodios de secuestro en Venezuela en los que, según dijo, fue golpeado y sufrió abusos sexuales, heridas que, según dijo, se reabrirían si lo encerraran.
«Vivo todos los días con miedo de que me pueda volver a pasar», dijo al juez.
Sin embargo, Ruiz dijo que al menos un tiempo en prisión estaba justificado para disuadir a otros de participar en esquemas de corrupción extranjera tan sofisticados.
Los abogados de Contreras describieron su cooperación como «extraordinaria», ya que se prolongó durante más de cuatro años e incluyó llamadas telefónicas dirigidas por la DEA a objetivos y al menos dos arriesgados viajes a Venezuela para avanzar en las investigaciones criminales estadounidenses.
Sin embargo, se desconoce el alcance total de su cooperación, ya que tanto el relato de los fiscales como un memorando de sentencia de 76 páginas presentado por los abogados de Contreras permanecen bajo secreto.
«Es justo decir que la información que proporcionó fue muy útil», dijo el fiscal federal Alexander Kramer el viernes en el tribunal. «Viajó a Venezuela para intentar cooperar por voluntad propia. No fue solicitado por el Gobierno».
Información de The Associated Press.
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