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Alex Nain Saab, un hombre que en una década pasó de ser un desconocido para los colombianos a acumular una billonaria riqueza producto de la corrupción en Venezuela, hoy es una ficha importante en el ajedrez político de la disputa entre Estados Unidos y Venezuela. En 20 años pasó de vender llaveros y telas y a estar en la quiebra en Barranquilla, a ser el contratista del chavismo. Hace una década, el gobierno venezolano lo convirtió en custodio de riquezas y secretos de Estado. Tanto así que le han dado a Saab trato de agente estatal y embajador plenipotenciario con protección e inmunidad. Ni esos reclamos ni los fallos del Tribunal de Justicia de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) que pedían su libertad fueron suficientes y Washington ganó la partida, reseñó una investigación de El Espectador.

La vida de extravagancias de Alex Saab y la danza de millones que comenzó a manejar a través de un entramado empresarial en una decena de países, hicieron que Estados Unidos se fijara en él desde 2018, cuando lo incluyó en la Lista Clinton. Sin embargo, el empresario barranquillero de 48 años llevaba dos décadas relacionado con negocios poco claros. Su caída comenzó hace más de un año, cuando fue capturado en Cabo Verde (África) mientras tanqueaba uno de los aviones que utilizaba para moverse por varios países. Saab nunca se reportaba como pasajero para evitar que Estados Unidos le siguiera su pista. Iba hacia Irán, pero cuando las autoridades del país africano requirieron a los ocupantes identificarse, Saab quedó al descubierto.

Desde ese entonces se libró una batalla jurídica en tribunales nacionales de Cabo Verde e internacionales de África. Mientras en los primeros los argumentos de la defensa de Saab sobre la ilegalidad de su captura y solicitud de extradición no fueron tenidos en cuenta, la CEDEAO sí consideró que la captura del empresario barranquillero fue ilegal porque la circular roja en su contra se emitió un día después de ser detenido. A pesar de ese fallo internacional, el Gobierno de la península africana ofició al Departamento de Estado de Estados Unidos la decisión final y la DEA envió un avión para llevar a Alex Saab ante una corte distrital de Miami en la Florida, donde habría lavado varios millones de dólares. Saab insistió en su inocencia y hoy su familia se resguarda en Rusia.

Saab, de exportador a contratista del chavismo

Alex Saab es uno de los tres hijos de Luis Amir Saab, un libanés que llegó a Barranquilla y se convirtió en empresario de textiles. Sus relaciones públicas lo llevaron a ser nombrado jefe vitalicio de la Policía Cívica de la capital del Atlántico. Con su empresa de textiles sacó adelante a su familia y sus hijos continuaron en el negocio y relacionándose con la alta sociedad barranquillera. Asimismo, señalan que su matrimonio con Cynthia Certaín le permitió abrir puertas en el mundo empresarial. Según el libro publicado recientemente por el periodista Gerardo Reyes, Saab era un hombre dedicado a su familia e hijos, con pocas aspiraciones y que luchaba para pagar los gastos a fin de mes. Hasta que apareció la oportunidad de ingresar al mundo del comercio exterior y buscar rentables ingresos aprovechando el sistema cambiario venezolano.

Sus primeros pasos comenzaron en 1998, cuando Saab, junto a su esposa creó la empresa Shatex, que entre 2004 y 2011, según la Fiscalía colombiana, lavó activos por más de $25.000 millones. Según el ente investigador, parte de las operaciones de comercio exterior ficticias se concentraron en Venezuela, donde existía un sistema de cambio de dólar preferente (ante la devaluación del Bolívar, la moneda local) que era controlado por la Comisión Nacional de Administración de Divisas, más conocida como CAVIDI. Varios medios de comunicación han explicado que empresarios venezolanos y extranjeros encontraron en este sistema una puerta para multiplicar sus ganancias a punta de exportaciones ficticias, gracias a que el dólar del CAVIDI se podía vender en el mercado negro por tres veces su valor.

Para 2009, en medio de una crisis bilateral entre los gobiernos de Hugo Chávez y Álvaro Uribe, el vecino país cesó los pagos a varios proveedores colombianos. Alex Saab terminó siendo uno de los afectados, al llegar a tener cerca de US$30 millones represados en CAVIDI. Buscando la forma de que le pagaran sus deudas, Alex Saab conoció a Piedad Córdoba, entonces candidata a la Presidencia que estaba ayudando a gestionar los pagos a distintos empresarios. El encuentro entre Saab y Córdoba fue propiciado por el médico de Bucaramanga Lorenzo Hernández, que vivía en Barranquilla. Desde ese momento tuvieron buenas relaciones y, según fuentes consultadas, Saab se convirtió en financiador de la carrera política de la exsenadora liberal.

Según las fuentes, Piedad Córdoba adelantó gestiones ante el gobierno de Chávez, y Saab le pagó una comisión del 10% de los dineros que le ayudó a recuperar. Sin embargo, Córdoba y Saab han negado esta situación. Personas que conocieron esa relación explicaron a El Espectador que fue a través de ella que el empresario se relacionó con fichas del chavismo, como el entonces canciller y hoy presidente Nicolás Maduro, su familia, su asistente Williams Amaro, y el ministro de Petróleo Tareck El Aissami. De esa forma, Saab se convirtió en frecuente visitante de Venezuela y era conocido como parte del grupo de empresarios árabes aliados por su negocio de casas prefabricadas, que arrancó primero en Valencia y luego a nivel nacional. Para ese negocio creó la empresa Fondo Global de Construcción junto a su socio Álvaro Pulido –que entonces se llamaba Germán Rubio y era un experto en el mundo del CAVIDI.

Según el libro Alex Saab, la verdad sobre el empresario que se hizo multimillonario a la sombra de Nicolas Maduro, Pulido fue condenado en abril de 1997 en Italia por liderar una red de narcotráfico en Europa. En ese entonces, bajo el nombre de Germán Rubio, este personaje fue detenido en Colombia por ser señalado como el cerebro detrás de la operación y el encargado de la logística para lavar activos. Tras ser liberado, se cambió su identidad por la de un hombre muerto y construyó una nueva vida, en la que empezó a relacionarse con distintos empresarios en Venezuela para acceder a las operaciones ante el CAVIDI. En esas vueltas, conoció a Alex Saab y se convirtió en su socio en el primer gran contrato que les dio el Gobierno de Hugo Chávez.

En noviembre de 2011, con el Fondo Global de Construcción, Saab firmó su primer millonario contrato con Venezuela. El anuncio de ese negocio se dio en una cumbre bilateral en la que participaron los presidentes Chávez y Santos, y sus cancilleres, y en la que se ratificaba su condición de “nuevos mejores amigos”. Sin embargo, poco o nada se entendía la presencia de Saab, pues era un desconocido para la delegación colombiana, que se limitó a aplaudir cuando Chávez y él firmaron el contrato por US$685 millones para la venta de casas prefabricadas en el denominado plan Misión Vivienda. Ese episodio selló la alianza de lo que sería una década fructífera, en la que el dúo Saab-Pulido se benefició de los sistemas cambiarios preferentes de dólar en Venezuela.

El poder de los empresarios colombianos llegó a ser de tal magnitud que durante meses reservaron pisos con las habitaciones más lujosas de un hotel en Caracas, que también era su centro de operaciones. Solo se movilizaban en vuelos privados y hasta compraron varios avión. Estuvieron por fuera del radar durante años, pero los problemas y la crisis en Venezuela se ahondaron y sus nombres comenzaron a estar relacionados con escándalos de corrupción. En 2015, su empresa Fondo Global entró en el radar de las autoridades ecuatorianas, pues ganaron alrededor de US$120 millones con las subastas el Sistema Complementario de Administración de Divisas (SICAD), un negocio en el que habrían participado con cuatro sociedades registradas en Hong Kong y que consistía en la adquisición de dólares a precios irrisorios por la supuesta importación de materiales de construcción para el negocio de casas prefabricadas en Venezuela.

Alex Saab y Álvaro Pulido salieron indemne a pesar de las pruebas de la Fiscalía ecuatoriana en exportaciones ficticias. Pero nuevamente sus nombres quedaron relacionados con otro escándalo en 2015 que tocó tierras colombianas: el contrato entre la estatal PDVSA y Trenaco por US$4.500 millones. Ese episodio tuvo también como protagonista a Carlos Gutiérrez Robayo, cuñado del senador Gustavo Petro. En el caso Trenaco, al parecer, el empresario barranquillero fue quien manejó los hilos tras bambalinas para la adjudicación del contrato a cambio de jugosas coimas. Lo que se demostró es que la sociedad no tenía la experiencia necesaria y el proyecto fracasó. La protección del gobierno venezolano a Saab y Pulido no los obligaba a dar explicaciones de sus acciones.

Otro de los negocios que iba a quedarse en sus manos fue el abastecimiento de alimentos en Venezuela. Esos contratos permitieron que Saab y Pulido se convirtieran en amos y señores de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), con réditos superiores a $200 millones de dólares. Sin embargo, fue el negocio que terminó por sacarlos del anonimato en 2017, cuando el portal de noticias venezolano, Armando Info –que junto a otros medios y reporteros les seguía la pista desde el episodio en Ecuador–, evidenció que al vecino país llegaba comida en malas condiciones, sin los valores nutritivos adecuados y precios que cuadruplicaban su valor real. Ese mismo año, la exfiscal Luisa Ortega salió exiliada y habló de la importancia de Saab. Empezaba a sonar Group Gran Limited como el eje central de la red de corrupción.

Adiós al anonimato

Tras la publicación de Armando Info, las alarmas se prendieron y se revelaron detalles de los negocios de Alex Saab y Álvaro Pulido en Venezuela. Asimismo, se conocieron los nombres de su entramado societario a nivel mundial en países como Turquía, China y los Emiratos Árabes. Algunos de sus familiares, como Shadi Saab (hijo) y David Enrique Rubio, aparecieron en los documentos de las sociedades. Al convertirse públicamente en los supuestos testaferros y contratistas del chavismo, lo primero que hicieron fue desaparecer cualquier rastro que los vinculara con las empresas y denunciar a los periodistas que los desenmascararon (la mayoría salieron al exilio). Sin embargo, la Fiscalía en Colombia prendió las alarmas y escudriñó su pasado.

Las autoridades encontraron la empresa Shatex y de la mano de la DEA, la Dijin, DIAN, la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF) construyeron un voluminoso expediente. Para los primeros días de septiembre de 2018, con órdenes de captura en mano, un grupo de investigadores viajó a Barranquilla a efectuar la captura. Pero se llevaron una sorpresa: el operativo fue filtrado y se frustró. El Espectador publicó la historia y detalles del expediente, sin embargo, el entonces abogado de Saab y su familia (hermanos y exesposa), Abelardo De La Espriella, emitió un comunicado en el que negó que el empresario barranquillero fuera el contratista del chavismo y dio a entender que no existía ninguna investigación en su contra.

El abogado De La Espriella también dijo que a su defendido lo extorsionaban investigadores de la Dijin. Pero se probó todo lo contrario: que Saab pagó por recibir información privilegiada que le permitió darse a la fuga. Desde ese entonces, señalaron las autoridades, se escondió en Venezuela y dejó de vivir en su residencia de lujo en París. Sus familiares también se escondieron en el exterior y en su contra se emitió orden de captura con circular azul. Así terminó el 2018, con Saab viviendo en Venezuela y moviéndose por el mundo en aviones privados. Sin embargo, el 4 de abril de 2019 la Interpol emitió una alerta desde Austria, en la que advertía que Saab ingresó a ese país con un pasaporte diplomático de Antigua y Bermuda para no ser rastreado.

La alerta llegó en ese momento a manos de los más altos directivos de la Fiscalía. La alerta de la Interpol señaló que Saab llegó a la ciudad de Linz y fue recibido por una mujer ucraniana. Asimismo, dijo a las autoridades que abandonaría el país el 8 de abril en su avión privado rumbo a Caracas, pero que regresaría el 13 de abril. Fuentes consultadas explicaron que esa fue una oportunidad para lograr la captura de Saab, pero en la Fiscalía no activaron los protocolos internacionales. Tras este suceso, Colombia perdió cualquier posibilidad de arrestarlo, pues en mayo de 2019 el juez segundo de control de garantías en Barranquilla, Néstor Segundo Primera Ramírez, canceló la orden de captura y ordenó retirar la circular azul en irregulares circunstancias.

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Tomado de Hugo «El Pollo» Carvajal reacciona a la extradición de Alex Saab a Estados Unidos con el falso lanzamiento de una «nueva» página web para contar sus «verdades» y evitar correr la misma suerte que el colombiano

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