Londres, 1 de octubre, 2012 | Recuerdo el lunes 7 de diciembre de 1998. El día anterior, el teniente coronel golpista Hugo Chavez había ganado las elecciones, vi su discurso en el Ateneo, y pensé «si este tipo logra hacer el 10% de lo que ha prometido Venezuela va a dar un gran paso adelante.» Con esa idea en mente llegue a casa de mi hermana, temprano en la mañana del 7 de diciembre. «Viste el discurso de Chavez anoche?» le pregunté. Su respuesta, agria y visionaria, no se hizo esperar: «venezolano tenías que ser… tu no escuchas sino lo que quieres escuchar, no? Pendejo, si has venido a hablar bien de ese macaco golpista mejor te vas de una vez!» No me esperaba tal respuesta, y en los últimos años mi hermana y yo hemos revisitado algunas veces aquel momento. Ya incontestable el absoluto fracaso y la miseria forzada sobre Venezuela por la chusma chavista, mi hermana me explicó: «cualquiera se hubiese podido dar cuenta. Para prevenir lo que vendría, no había sino que escuchar al tipo ese, todo lo malo que ha hecho, el venía anunciándolo previamente.»
Han transcurrido casi 14 años. Han sido 14 años de un empeoramiento sostenido en todos los sectores concebibles. Producto del disfuncional Pacto de Punto Fijo, Hugo Chavez es el Frankenstein de quienes gobernaron irresponsablemente entre 1958 y 1998, en efecto, lo peor de Venezuela, el cancer hecho persona. Admito que me equivoqué entonces. No escuche sino lo que quería escuchar y llegué a pensar que un militar golpista, poco preparado y profundamente resentido podía traer el bienestar a nuestra tierra. He pasado muchos de los días de los últimos 14 años tratando de redimirme, tratando de exponer el fracaso, la corrupción, pero sobre todo la absoluta amoralidad de Hugo Chavez y quienes le apoyan. Puedo decir, con orgullo, que he aportado mi granito de arena en el esfuerzo colectivo de desmontar la gran mentira que es el chavismo, o socialismo del siglo XXI, o cualquiera otra denominación que haya inventado el caudillo moribundo. Al cáncer de Venezuela, cada vez menos gente le cree, cada vez menos gente le apoya, cada vez menos gente está dispuesta a quemar sus naves por su modelo anacrónico, violento, y fracasado.
En estos 14 años, es mucho lo que se ha podido hacer y no se hizo. Y ese es el motivo principal de mi arrechera hacia Hugo Chavez. Lo tuvo todo para triunfar, el capital político, el económico, y el humano, y lo despilfarró todo. Todo. En aventuras megalómanas que no le aportaron ningún rédito a nuestro país. De dónde sacó ese individuo esas ideas de grandeza, esos deseos de tornarse en emperador, en líder sideral, en detrimento de los pobres y la pobre Venezuela, sólo él lo sabrá. Lo cierto es, que como todo en la vida, su momento ya pasó. Ya nadie le come la mierda a Chavez. Gane o pierda el próximo domingo, su momentum se ha esfumado y no retornará jamás.
Vea el discurso completo de Capriles en la… by Globovision
Esta mañana escuche el discurso de Henrique Capriles en la Av. Bolivar ayer. Debo admitir que aun cuando el tipo no me emociona, me sentí identificado con su discurso. Al igual que el 6 de diciembre de 1998, bien podría estar equivocado, bien podría estar, como me dijo mi hermana, escuchando lo que quiero escuchar. Sin embargo me parece que lo que dijo es reflejo de lo que vive el venezolano promedio a diario. Al igual que Chavez en el 98, Capriles le está dando voz a quienes no la tienen, está tratando temas que el gobierno no trata, y está reclamando soluciones, mientras que Chavez -al igual que sus contrincantes de antaño- se ha convertido en el establishment, en el desconectado, en un personaje atribulado por utopías y problemas abstractos con los cuales los venezolanos ni se identifican ni tienen relación alguna. Mientras que Capriles habla de educación, creación de empleo, reducción de pobreza y criminalidad, el cáncer de Venezuela habla de salvar la raza humana -de qué?-, habla de lograr la independencia -de quién, Cuba?-, es decir el tipo está completa y absolutamente desfasado, desconectado de lo que aqueja al venezolano. He mantenido que mucho del éxito de Chavez era atribuible a su capacidad de convertirse en vocero de lo que se escuchaba en la calle, en las casas, entre la gente. Ahora es Capriles quien lo está haciendo, y aun cuando le faltan las dotes oratorias de Chavez, su mensaje cala, pues es el mismo del de la gente de a pie, del individuo común.
Todavía falta mucho por hacer. Una posible victoria el domingo será tan sólo el primer paso de un largo camino hacia el establecimiento de la cordura en las más altas esferas del poder en Venezuela, un camino que llevamos andando y desandando 200 años. Será el primer paso en el restablecimiento de las relaciones cordiales y de hermandad entre venezolanos, siempre que los chavistas permitan que aflore su venezolanidad. Será el primer paso en la reconstrucción de la imagen de Venezuela en el mundo. Será el primer paso en el establecimiento de políticas dirigidas a mejorar la calidad de vida de los venezolanos, en lugar de aquellas chavistas dirigidas a la promoción de la corrupción y al enriquecimiento ilícito de toda una serie de gorrones, dictadores, chulos y criminales internacionales que han saqueado literalmente nuestra tierra.
Ojalá y gane Capriles, pero gane o no, el tiempo de Chavez ya pasó, sus 15 minutos se acabaron, o como se dice en inglés, «his time is well and truly over.» Ahora nos toca dar el primer paso.
Tomado de Henrique Capriles Radonski presidente?