Hay tantas razones por las que los londinenses deberían echar a Livingstone del Ayuntamiento que es difícil enumerarlas todas. En mi opinión, cerca de la parte superior de la lista de relevancia, está el abrazo de Livingstone al petrocaudillo venezolano Hugo Chávez, un golpista fallido que pronto será declarado partidario de una organización terrorista por la INTERPOL. Eso sí, un elemento clave en la apuesta de Livingstone para ganar la carrera por la alcaldía de Londres está destinado a ser el medio ambiente. No le molesta en lo más mínimo, ni alerta a sus tontos oponentes, que su compinche militarista se haya comprometido a construir un oleoducto de 8.047 kilómetros, a través de la naturaleza sudamericana, desde Caracas hasta Buenos Aires, que destruirá miles de acres de lluvia. bosque. Al alcalde comunista tampoco le preocupa que Hugo Chávez encabece una de las empresas petroleras más grandes y contaminantes del mundo.
En febrero del año pasado, funcionarios de PDVSA y GLA firmaron un acuerdo petrolero. El brazo de propaganda de Livingstone informó: «El acuerdo histórico significa que la flota de autobuses de Londres utilizará petróleo subsidiado de Venezuela, lo que conducirá a una reducción masiva del 20 por ciento en el precio del combustible». Esta es una mentira flagrante y demostrable, ya que Venezuela no está proporcionando petróleo subsidiado a la flota de autobuses de Londres (TfL), sino que le paga a TfL, en efectivo, un 20% de ‘subsidio’ de los gastos petroleros incurridos por sus contratistas. La caridad de Alas Chávez no consigue absolutamente nada para Venezuela; Los funcionarios de GLA y TfL ni siquiera pueden explicar coherentemente qué se espera de ellos a cambio, aunque elogian los logros falsos de Chávez con total convicción. La publicación de Livingstone también miente sobre el número total de beneficiarios del programa. Vale la pena leer el pdf vinculado, ya que muestra cómo los encargados de implementar el programa, en palabras de Tony Arbour, discriminaron a los londinenses pobres: «el alcalde está distinguiendo, como lo hicieron en la época victoriana, entre los pobres que lo merecen y los pobres que no lo merecen. Usted ha dejado bastante claro en la forma en que se asigna este dinero que las personas que reciben subsidios para personas que buscan empleo no lo merecen, pero las personas que no buscan trabajo lo merecen».
Sin embargo, Livingstone, en su intento desesperado por aferrarse al poder a toda costa, prometió hoy que «intentará utilizar 14 millones de libras esterlinas de fondos proporcionados por el presidente venezolano Hugo Chávez para subsidiar el transporte público para los solicitantes de asilo rechazados». ¿Este nuevo anuncio significa que se ha realizado un proceso de consulta con Hugo Chávez o sus compinches? Si es así, ¿cómo es que los medios británicos y venezolanos no lo informaron? ¿Quién le dio a Livingstone el derecho de usar el dinero venezolano para obtener ganancias políticas? Los londinenses deben tener en cuenta que, a pesar del capital político que se podría obtener, Livingstone no registró su dirección del Centro de Información de Venezuela, un medio de propaganda operado por el personal de GLA en el Ayuntamiento, que es, presumiblemente, el quid pro quo del acuerdo petrolero.